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Introducción
La pandemia de la Enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19) produjo un cambio rápido y sin precedentes de las consultas clínicas ambulatorias presenciales a los servicios de telesalud y telemedicina remotos, con la utilización principalmente de encuentros telefónicos o audiovisuales programados. La telesalud se define como el uso de una amplia gama de tecnologías de telecomunicaciones para apoyar la atención clínica a larga distancia, mientras que la telemedicina se refiere más concretamente a los servicios de atención de la salud a distancia que comprenden equipo de audio y video. El objetivo de los autores fue evaluar la rápida implementación de la telesalud para la atención ambulatoria en neurología infantil con la aparición de la pandemia de la COVID-19 en marzo de 2020. Se analizó la implementación de servicios de telesalud en una gran red de atención de neurología pediátrica, que comprendió teleconsultas programadas y encuentros de telemedicina por audio y video recientemente implementados. Dado que los encuentros de telemedicina por audio y video representaban una nueva modalidad de atención al paciente, se realizó un estudio de mejora de la calidad para determinar la eficacia de los encuentros de telemedicina según la evaluación de los médicos, la utilidad de la telemedicina para la atención futura, la necesidad de un seguimiento presencial a corto plazo y la satisfacción del paciente/cuidador con la experiencia de la telemedicina. Se espera que la obtención de estos datos permita hacer ajustes rápidos durante la crisis y determinar cómo incorporar los servicios de telesalud, incluidos los encuentros de telemedicina con audio y video, en la atención neurológica pediátrica luego de superada la pandemia.
Métodos
El estudio se realizó en la División de Neurología del Children's Hospital of Philadelphia, EE. UU. Se trató de un estudio de cohorte con una comparación retrospectiva que incluyó 14 780 encuentros presenciales y 2589 encuentros de telesalud, incluidos 2093 encuentros de telemedicina con audio y video y 496 encuentros telefónicos programados, entre el 1 de octubre de 2019 y el 24 de abril de 2020. Se compararon los encuentros presenciales y de telesalud según las características demográficas y el diagnóstico de los pacientes. En el caso de los encuentros de telemedicina con audio y video, se analizaron las respuestas a los cuestionarios según la experiencia de los profesionales, los planes de seguimiento, la calidad técnica, la necesidad de una evaluación presencial y la satisfacción de los padres y los cuidadores. Se realizaron revisiones manuales de los encuentros señalados como preocupantes por los profesionales.
Resultados
No hubo diferencias en la edad de los pacientes ni en los principales códigos de la CIE-10 (International Classification of Diseases), décima edición, antes y después de la transición. Los diagnósticos principales más comunes en las cohortes atendidas en forma presencial y por telesalud fueron la epilepsia en el 30% de los casos y la migraña en el 20% de los casos. Los médicos consideraron satisfactoria la telemedicina en el 93% (1200 de 1286) de los encuentros y sugirieron la telemedicina como componente de la atención de seguimiento en el 89% (1144 de 1286) de los encuentros. Se informaron problemas técnicos en el 40% (519 de 1314) de los encuentros. La evaluación presencial se consideró necesaria después del 5% (65 de 1285) de los encuentros. Los pacientes/cuidadores indicaron su interés en la telemedicina para la atención futura en el 86% (187 de 217) de los encuentros. La participación en los encuentros de telemedicina, en comparación con los encuentros telefónicos, fue menos frecuente entre los pacientes de grupos raciales o étnicos minoritarios.
Discusión y conclusión
En este estudio de mejora de la calidad después de la rápida implementación de los servicios de telesalud para la atención neurológica pediátrica ambulatoria, los autores realizaron cinco observaciones clave. En primer lugar, la conversión de la atención ambulatoria a encuentros de telesalud se produjo con una distribución similar de las características demográficas y clínicas en comparación con los encuentros prepandémicos presenciales. En segundo lugar, al utilizar servicios de telemedicina especializados, los profesionales informaron que la telemedicina fue satisfactoria para casi todos los encuentros y que optarían por el uso continuado de la telemedicina para la mayoría de los pacientes. Los profesionales informaron de un alto nivel de satisfacción a pesar de los problemas técnicos en aproximadamente un tercio de los encuentros, lo que sugiere que esos problemas no interfirieron sustancialmente en la prestación de la atención. En tercer lugar, la mayoría de los padres/cuidadores comunicaron su satisfacción con el encuentro de telemedicina. En cuarto lugar, se necesitó una evaluación urgente presencial en un pequeño porcentaje de pacientes. Quinto, el acceso a los encuentros de telemedicina, en comparación con los encuentros telefónicos, fue inferior en los grupos raciales y étnicos minoritarios, lo que destaca una desigualdad que debería abordarse.
En conclusión, la conversión de la mayor parte de la atención ambulatoria de un servicio de neurología pediátrica en encuentros de telemedicina, principalmente encuentros de telemedicina con audio y video se logró adecuadamente. Los profesionales calificaron la gran mayoría de los encuentros de telemedicina como satisfactorios y solo una pequeña proporción de los encuentros requirió un seguimiento presencial a corto plazo. Estos datos indican que la telemedicina es factible y eficaz para una gran proporción de la atención neurológica pediátrica. Se necesitan estrategias adicionales para garantizar la utilización equitativa de la telemedicina.