Las mujeres de mediana edad tienen riesgo aumentado de presentar un amplio espectro de síntomas debilitantes, entre ellos fatiga, falta de aire, dolores musculares, ansiedad, depresión y niebla cerebral (brain fog) luego de la internación por enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), según los resultados de dos estudios publicados recientemente. Siete de cada 10 enfermas internadas refirieron síntomas a largo plazo “posCOVID”, unos 5 meses en promedio después del alta, en el PHOSP-COVID study; estos síntomas fueron más comunes en mujeres de 40 a 60 años.
La etnia blanca, la presencia de dos o más comorbilidades en el momento de la internación, y la necesidad de asistencia ventilatoria mecánica fueron factores que aumentaron el riesgo de manifestaciones prolongadas.
Sólo el 29% de 1077 pacientes se recuperaron por completo durante el seguimiento, de 5 meses en promedio luego del alta. Más de la cuarta parte presentó ansiedad y depresión significativas, el 17% tuvo compromiso cognitivo leve como mínimo, y el 20% presentó alguna discapacidad nueva.
Antes de la internación, el 68% de las pacientes trabajaba a tiempo completo; sin embargo, el 18% no pudo volver al trabajo y el 19% debió modificar la modalidad de trabajo, como consecuencia de los síntomas persistentes.
Los investigadores clasificaron a las pacientes en 4 grupos según la gravedad de las manifestaciones físicas y los síntomas mentales posCOVID: muy grave (17% de las pacientes), grave (21% de los enfermos), moderado con compromiso cognitivo (17%), y leve (46%).
Los síntomas no presentaron una correlación franca con el daño pulmonar o cardíaco y, a la inversa, el daño pulmonar o cardíaco no explicó todos los síntomas.
Respuesta inmunológica
En un segundo estudio a menor escala, del International Severe Acute Respiratory and emerging Infections Consortium (ISARIC), las mujeres de menos de 50 años tuvieron 5 veces menos probabilidades de sentirse completamente recuperadas, dos veces más riesgo de presentar fatiga, probabilidades 7 veces más altas de tener mayor dificultad para respirar y más riesgo de presentar discapacidad importante, en comparación con los hombres de la misma edad, con antecedente de internación por COVID-19.
La discapacidad habitualmente afecta la memoria, la movilidad, la comunicación, la visión o la capacidad auditiva. Más de la mitad de 327 pacientes del estudio no refirió recuperación completa, luego del seguimiento promedio de 7 meses; el 93.3% de los pacientes presentó síntomas persistentes, sobre todo fatiga y falta de aire. Según algunos investigadores, las diferencias en la incidencia de manifestaciones posCOVID, en relación con el sexo de los enfermos, podrían atribuirse a características particulares de la respuesta inmunológica y, de hecho, las enfermedades autoinmunes son más prevalentes en las mujeres de 40 a 60 años. Si bien los hombres tienen más riesgo de presentar enfermedad más grave en el momento de la infección, las mujeres tendrían mayor probabilidad de tener una reacción inflamatoria sostenida y, por ende, riesgo más alto de presentar síntomas posCOVID; los niveles séricos altos de proteína C-reactiva, un marcador de inflamación sistémica, se observaron con mayor frecuencia en los enfermos con síntomas posCOVID más graves.
Los niveles elevados de proteína C-reactiva se observan en diversas enfermedades inmunológicas e inflamatorias crónicas. En el Reino Unido, alrededor de medio millón de personas fueron internadas por COVID-19, de modo que un porcentaje considerable podría presentar manifestaciones clínicas posCOVID. Un número más importante todavía de pacientes que tuvieron COVID-19 en la comunidad podrían tener síntomas prolongados.