Resúmenes amplios

CONSECUENCIAS AMBIENTALES DE LA PANDEMIA DE COVID-19


Chennai, India
Al igual que otros contaminantes industriales, los residuos biomédicos producidos en unidades sanitarias tienen un impacto en la supervivencia humana, animal y vegetal. Este artículo provee un panorama general sobre la necesidad de un manejo adecuado de BMW a través de mejoras en los procesos de tratamiento conforme con regulaciones ambientales durante esta pandemia.

The Impact of the COVID-19 Pandemic on Green Societies 235-262

Autores:
Nimita Jebaranjitham J, Selvan Christyraj JR, Adhimoorthy P

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Madras

Título original:
Impact of Biomedical Waste Management System on Infection Control in the Midst of COVID-19 Pandemic

Título en castellano:
Impacto del Sistema de Manejo de Desechos Biomédicos en el Control de Infecciones en el Contexto de la Pandemia de COVID-19

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.68 páginas impresas en papel A4

Introducción

Al igual que otros contaminantes industriales, los residuos biomédicos (RBM) producidos en unidades sanitarias tienen un impacto en la supervivencia humana, animal y vegetal. Durante la pandemia de COVID-19, el manejo de estos residuos ha cobrado una especial relevancia, y se estima que la producción de RBM en la India supera las 550 toneladas diarias. Su manejo inadecuado afecta seriamente al medioambiente y a los individuos por igual. La exposición a RBM no tratados puede provocar riesgos de enfermedades infecciosas, como tuberculosis, fiebre tifoidea, cólera, hepatitis, virus de inmunodeficiencia humana (VIH) e infecciones respiratorias y abdominales. Además, afecta la calidad del agua potable de los reservorios a la vía acuática, si los residuos son descartados sin tratamiento. 

Los RBM pueden ser químicos o radiactivos, infecciosos y municipales generales, con un porcentaje de 5%, 10% y 85%, respectivamente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone segregar los RBM en infecciosos, farmacéuticos, patológicos, filosos y radiactivos, y sugiere un método de disposición final para erradicar los posibles perjuicios.

Este artículo provee un panorama general sobre la necesidad de un manejo adecuado de los RBM, por medio de mejoras en los procesos de tratamiento conforme con regulaciones ambientales durante esta pandemia. Además, proporciona una visión global del escenario y de los riesgos sanitarios, así como diferentes metodologías para reducir la mortalidad mediante un manejo adecuado de estos residuos.

 

Niveles de análisis y sistemas de manejo de RBM 

El tratamiento de los RBM tiene varios niveles de análisis. El primero es la ubicación, dado que suelen ser acumulados y recolectados diariamente en las cercanías de un centro sanitario, bajo la supervisión de personal médico. 

Posteriormente, se segregan en bolsas mediante un código de colores y contenedores. Estos contenedores se llenan hasta un 75% de su capacidad total, cerrados de forma segura y rotulados de acuerdo con su contenido. Por otro lado, los materiales que requieren un pretratamiento, como metales, objetos con filo y plástico,s deben ser removidos de estos contenedores.

Las bolsas plásticas deben estar rotuladas con los símbolos de citotoxicidad, la fecha de ingreso, el tipo de material y la cantidad de RBM, así como la información del emisor y el receptor. Los RBM sin tratamiento no deben ser almacenados por más de 48 horas en una zona alejada de las áreas de internación o de atención a pacientes.

El empaque para su transporte debe ser realizado en el mismo hospital y no debe haber pérdidas o derrames durante su traslado. Los carros donde se transporten los RBM deben ser limpiados y desinfectados de forma frecuente para evitar infecciones debido a derrames, y los vehículos que realicen transportes hacia los centros de tratamiento y disposición final deben estar habilitados para tal fin por la autoridad sanitaria.

En cuanto al tratamiento y la disposición final, cerca del 80% de los residuos hospitalarios es considerado como desperdicio general, y debe ser recolectado en bolsas negras de polietileno y entregado a las autoridades locales para su disposición. Los RBM segregados suelen ser tratados con autoclaves y, posteriormente, incinerados o enterrados en rellenos sanitarios o en entierros en profundidad.

La extensión de la pandemia y el escenario actual ha generado desviaciones en la práctica clínica habitual y ha afectado las cadenas de suministros a nivel global. Esto se ha transformado en un desafío logístico, económico y político debido a la recesión económica, especialmente en los países con un crecimiento económico débil en los años previos. 

Además, cada país tiene desafíos particulares relacionados con, por ejemplo, el empleo irracional de antibióticos y el manejo de los RBM.

La práctica clínica en esta situación de catástrofe sanitaria genera una gran cantidad de RBM, los cuales requieren un tratamiento especial. En la India, este tratamiento va desde el autolavado, la irradiación con microondas y el calentamiento dieléctrico hasta la desinfección química, la despolimerización, la pirólisis oxidativa y el enterramiento en rellenos sanitarios. La incineración suele ser la alternativa más empleada debido a su bajo costo.

Se debe considerar, además, que los RBM generados por los centros de investigación presentan una peligrosidad superior a los hospitalarios, por lo que se debe tener una precaución extra. Entre los RBM producidos por los centros de investigación se pueden mencionar a una gran variedad de cepas de microorganismos, células eucariotas, animales y sus residuos, residuos patológicos humanos y objetos cortopunzantes sucios.

 

Contención y tratamiento de los RBM

El desafío principal del manejo de los RBM es la segregación in situ de los residuos de acuerdo con su fuente. Si bien en los hospitales esto se lleva a cabo mediante un código de bolsas de polietileno de colores, en el caso de los RBM domiciliarios se solicita que los ciudadanos clasifiquen sus residuos de acuerdo con si son húmedos o secos, para minimizar infecciones a los recolectores. El empleo de elementos de protección personal, contenedores, vehículos de empleo específico y un entrenamiento para el personal apropiado reduce los riesgos de la segregación.

Para el manejo de los RBM es necesario tener en cuenta las 4 “R”: reutilización, redestino, reciclado y reducción. Estas cuatro medidas permiten el diseño de estrategias eficaces para la minimización de la reducción de desperdicios y, a su vez, descomprimen el sistema de manejo de los RBM.

Respecto del tratamiento de los residuos, el objetivo de esta etapa es minimizar o eliminar el riesgo asociado mediante un tratamiento. Algunos de los métodos fueron mencionados previamente, y en esta sección se explicará el autoclave, la pirólisis, la desinfección química y el enterramiento en rellenos sanitarios.

El autoclave es un procedimiento de tratamiento térmico similar al de una olla a presión, en el cual se introducen los residuos en un autoclave que opera a 121 °C y 15 psi de presión durante al menos una hora corrida. El vapor a alta presión destruye los microorganismos. El aire dentro de los autoclaves puede ser extraído por gravedad o por prevacío. Los autoclaves tipo retorta trabajan a presiones y temperaturas superiores y son más eficaces al momento de destruir los agentes infecciosos. Este proceso puede ser empleado para objetos cortopunzantes, desperdicios sólidos y residuos de áreas de microbiología.

La pirólisis consiste en la descomposición térmica con calor en una atmósfera sin oxígeno. Los metales no pueden ser tratados con esta técnica. Este proceso, además, emite gases como metano, etano, dióxido de carbono e hidrógeno, y sólidos como negro de carbón y alquitrán. 

La desinfección química es uno de los procesos más eficaces para eliminar organismos patógenos. Estos procedimientos pueden ser de limpieza de superficies o esterilización mediante el empleo de antisépticos, biocidas y sanitizadores. 

Los agentes desinfectantes pueden ser clasificados en 9 categorías: ácidos, alcoholes, álcalis, halógenos, aldehídos, biguanidas, fenoles, agentes oxidantes y compuestos de amonio cuaternario. Un desinfectante debe, idealmente, ser estable, compatible con las superficies a desinfectar, no tóxico, soluble en agua, no inflamable, de olor agradable, con capacidad de limpieza y económico.

Los residuos tratados y no tratados pueden estar dispuestos a cielo abierto, rellenos o rellenos sanitarios. La primera alternativa transforma al área en un foco infeccioso que puede, además, contaminar toda el área en el caso de lluvias. Por otro lado, los rellenos son fosas de gran tamaño en las cuales se entierran residuos, que son cubiertos diariamente con una capa de tierra. Si bien es una alternativa mejor, el lixiviado puede contaminar el agua subterránea. 

El relleno sanitario consiste en cubrir las paredes y pisos de estas fosas con material plástico para evitar el lixiviado. Este método es más costoso, pero la tasa de deterioro de los residuos es superior. Este sistema genera gas metano, que en algunos casos es almacenado como combustible.

 

Conclusiones

Un mejor sistema de manejo de los RBM puede generar un ambiente más limpio y saludable para la vida humana y los ecosistemas, con una reducción en la incidencia de enfermedades infecciosas y en los costos de contagios intrahospitalarios, menor cantidad de enfermedades y muertes debido a la reutilización y el reempaque de dispositivos médicos, menor riesgo sanitario laboral, menos generación de residuos y reducción de gastos.

El público debe ser concientizado respecto de su rol y su responsabilidad en la erradicación de la pandemia por COVID-19, mediante el seguimiento de las directivas de salud pública, y el sistema de manejo de los RBM debe incluir directivas que protejan el medio ambiente y la comunidad. Por este motivo, es necesario diseñar estrategias de tratamiento intrahospitalario eficiente, evaluar la generación y separación de residuos y los lugares donde se realizan, y poner en valor las instalaciones de manejo. Estas medidas deben ser impulsadas a nivel gubernamental de forma urgente, y ejecutadas por los profesionales de la salud y el público general.

Asimismo, los programas de entrenamiento y concientización de los trabajadores pueden inculcar los conocimientos necesarios para el manejo de los RBM. Son necesarias nuevas estrategias que formulen metodologías de recolección, segregación, tratamiento y disposición final.

Para el control y la prevención de enfermedades infecciosas es necesario llevar a cabo un empleo correcto de los elementos de protección personal, distanciamiento social y cuarentena para lograr la erradicación de los riesgos sanitarios humanos y ambientales.

 



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