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Introducción y objetivos
Se conoce que una cantidad de nutrientes, incluidas las vitaminas C y D y el zinc, juegan papeles importantes en la función inmunitaria y en la reducción del riesgo de enfermedades respiratorias. La fuente de estos nutrientes puede ser la dieta o los suplementos nutricionales. Desde el comienzo de la epidemia de COVID-19 se ha promovido desde los medios el uso de suplementos nutricionales específicos para prevenir y para tratar el SARS-CoV-2, y se ha observado un importante incremento en las ventas de estos productos.
Existen acciones biológicas de estos nutrientes que podrían ejercer efectos sobre el sistema inmunitario, en relación con el SARS-CoV-2, a saber, la vitamina D puede reducir el impacto del coronavirus al aumentar la inmunidad antiviral y al mitigar la tormenta de citoquinas; el zinc tiene efectos antivirales directos. Sin embargo, no existe una evidencia fuerte a partir de estudios con metodología adecuada que tomen en cuenta los múltiples factores intervinientes.
En este estudio, los autores investigaron la hipótesis que los individuos que consumían suplementos nutricionales tenían menos riesgo de ser positivos para SARS-CoV-2 durante la primera ola de la pandemia de COVID-19. Lo hicieron a través de los datos obtenidos por la aplicación COVID-19 Symptom Study app (C-19SSa), sobre 372 720 personas en el Reino Unido, 45 757 en los Estados Unidos y 27 373 en Suecia.
Participantes y métodos
La aplicación C-19SSa fue desarrollada en 2020 por una empresa comercial, simultáneamente en el Reino Unido, Estados Unidos y Suecia. La aplicación permite el autoinforme de datos relacionados con el SARS-CoV-2, tal como información demográfica y clínica (edad, sexo, índice de masa corporal [IMC], tabaquismo, etnia, exposición laboral de riesgo, comorbilidad, entre otros), e información asociada con la COVID-19 (síntomas, consultas médicas, pruebas de laboratorio, cuarentena, hisopados, entre otros). Para este estudio se consideraron los datos anonimizados aportados por personas mayores de 16 años. A través de la aplicación, se introdujo la pregunta sobre el consumo de suplementos nutricionales, incluidos probióticos, ajo, ácidos grasos omega-3, polivitamínicos, vitamina D, vitamina C y zinc. El grupo control estuvo conformado por las personas que no consumían ningún suplemento. Un subgrupo de participantes del Reino Unido (n = 234 271) completó un cuestionario adicional sobre el tipo de alimentación. Para esto se utilizó el Food Frequency Questionnaire (FFQ) y el Diet Quality Index (DQI).
El criterio principal de valoración fue un resultado positivo en una prueba para SARS-CoV-2 (hisopado por reacción en cadena de la polimerasa [PCR], serología). Los participantes que no habían realizado ninguna prueba diagnóstica fueron excluidos del estudio.
Se realizó un análisis de regresión logística multivariada, ajustado por edad, sexo, índice de masa corporal (IMC) y estado de salud. Los resultados se expresaron como odds ratio (OR) con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). Los valores de p se estimaron en pruebas bilaterales, y la significación estadística se determinó con la corrección de Bonferroni.
Resultados
Se estudiaron 372 720 participantes del Reino Unido de entre 16 años y 90 años. Entre estos participantes, 23 521 dieron positivo para una prueba de SARS-CoV-2, y 349 199 dieron negativo. La cohorte tenía predominio de mujeres (66.8%), y más del 50% presentaba sobrepeso (IMC = 26.8 ± 5.6 kg/m2). El 47% de los participantes del Reino Unido (n = 175 652) informaron el consumo regular de suplementos nutricionales desde el inicio de la pandemia.
En la cohorte del Reino Unido, los consumidores regulares de suplementos nutricionales multivitamínicos tuvieron un riesgo 13% menor de presentar una prueba positiva para SARS-CoV-2 (OR = 0.87, IC 95%: 0.84 a 0.90; p < 0.0001); los consumidores de vitamina D tuvieron un riesgo 9% menor (OR = 0.91, IC 95%: 0.88 a 0.94; p < 0.0001); los consumidores de probióticos tuvieron un riesgo 14% menor (OR = 0.86, IC 95%: 0.81 a 0.92, p < 0.0001), y los consumidores de ácidos grasos omega-3 disminuyeron el riesgo en un 12% (OR = 0.88, IC 95%: 0.84 a 0.92; p < 0.0001). No se encontraron efectos significativos en los consumidores de suplementos con zinc, vitamina C o ajo. Los resultados mostraron congruencia después de un análisis de sensibilidad. El consumo de suplementos nutricionales se correlacionó positivamente con la calidad de la dieta por el índice DQI, aunque el efecto sobre el SARS-CoV-2 fue independiente de la calidad de la dieta.
Las mujeres que consumían suplementos nutricionales tuvieron menor riesgo de infección en todas las edades y en todas las categorías de IMC.
En el caso de los hombres, no se observó en la cohorte global una asociación protectora con los suplementos nutricionales. En el análisis de subgrupos, los hombres < 40 años o de peso normal mostraron un efecto protector con los multivitamínicos, al igual que los hombres de entre 40 años y 60 años lo hicieron con el aporte suplementario de ácidos grasos omega-3. En contraste, los hombres > 60 años que tomaban suplementos de zinc o de vitamina C tuvieron más riesgo de dar pruebas positivas para el SARS-CoV-2.
Para corroborar los hallazgos significativos en la cohorte del Reino Unido, los investigadores utilizaron los datos de cohortes similares de Estados Unidos (n = 45 757) y de Suecia (n = 27 373). En estas cohortes también predominaban las mujeres y los individuos con sobrepeso.
En general, los hallazgos del Reino Unido fueron corroborados en estas 2 cohortes adicionales, excepto que en la cohorte sueca la disminución del riesgo de presentar SARS-CoV-2 no fue significativa en las mujeres que recibían suplementos de ácidos grasos omega-3, y en la cohorte de Estados Unidos los hombres que utilizaban probióticos o vitamina D tuvieron menos riesgo de SARS-CoV-2.
Discusión y conclusiones
Este extenso estudio de observación sobre infección por SARS-CoV-2 y suplementos nutricionales, realizado en 3 países con datos de más de 400 000 usuarios de una aplicación, mostró una asociación significativa entre el uso de suplementos nutricionales de ácidos grasos omega-3, probióticos, polivitamínicos o vitamina D, y el menor riesgo de infección por SARS-CoV-2.
El análisis estratificado de los datos mostró, por otra parte, un fuerte dimorfismo sexual, en el que el efecto protector fue constante solo en las mujeres, especialmente en el Reino Unido. Para los autores, las potenciales explicaciones incluyen una discordancia entre la respuesta de los sistemas inmunitarios de ambos sexos; diferencias en el peso corporal y en la composición corporal entre hombres y mujeres, lo que redunda en distintas dosis por peso y posiblemente dosis efectivas más altas en las mujeres; diferencias debidas a factores de confusión residuales, como conductas diferentes en ambos sexos en relación con las enfermedades en general y con la COVID-19 en particular.
El potencial papel antiinfeccioso de la vitamina D data de un siglo atrás. Las células inmunitarias expresan el receptor de vitamina D, que a su vez modifica una serie de procesos intracelulares relacionados con la inmunidad. Metanálisis previos han mostrado que la vitamina D reduce el riesgo de infecciones respiratorias, pero los estudios incluidos son muy heterogéneos.
Los suplementos polivitamínicos incluyen típicamente vitaminas, minerales y oligoelementos. Muchos de estos tienen propiedades antioxidantes y ejercen acciones sobre el sistema inmunitario. Se ha descripto que las carencias de algunos micronutrientes específicos (zinc, selenio, vitamina A, vitamina D, vitamina E) serían perjudiciales durante las infecciones virales. Sin embargo, los estudios controlados han aportado información débil al respecto. En el presente estudio, el suplemento nutricional con polivitamínicos proveyó un efecto protector modesto, similar al de la vitamina D, ante el SARS-CoV-2 (reducción del riesgo de 13% en la cohorte del Reino Unido, 12% en la de Estados Unidos, y 22% en la de Suecia).
Los ácidos grasos omega-3 tienen funciones antiinflamatorias. En este estudio, se vio que el suplemento de ácidos grasos omega-3 tenía un efecto protector en la reducción del riesgo de SARS-CoV-2 (12% en la cohorte del Reino Unido, 21% en la de Estados Unidos, y 16% en la de Suecia). El efecto se registró principalmente en las mujeres.
Los probióticos modifican la microbiota intestinal del huésped, pueden generar metabolitos antivirales y son inmunomoduladores. Se ha señalado que los probióticos reducen el riesgo y la gravedad de las infecciones respiratorias. En este estudio, se observó un efecto protector moderado con la administración de probióticos (14% en la cohorte del Reino Unido, 18% en la de Estados Unidos y 37% en la de Suecia). La investigación, sin embargo, no tuvo información sobre el tipo de probiótico consumido, y su efecto no pudo ser separado adecuadamente del factor protector representado por una alimentación saludable.
La vitamina C, el zinc y el ajo no mostraron efectos protectores.
Los autores señalan las fortalezas del estudio, a saber, tamaño muestral grande; replicación del estudio en 3 países; buena información sobre la calidad de la alimentación. Indican también algunas debilidades, como ser, datos generados por autoinforme, con riesgo de sesgos; falta de datos sobre casos de COVID-19 asintomática; sesgo de selección limitada a participantes con capacidad de utilizar una aplicación; no se pudo determinar la presencia de desnutrición o de carencias vitamínicas específicas; no se registró la dosis o las características específicas de los suplementos.
En conclusión, se observó en las mujeres una asociación modesta, pero significativa, entre la disminución del riesgo de contraer SARS-CoV-2 y el uso de suplementos nutricionales con probióticos, ácidos grasos omega-3, polivitamínicos o vitamina D. El efecto protector no fue significativo en los hombres, ni con el aporte de vitamina C, ajo o zinc.