La mastocitosis es una enfermedad caracterizada por la expansión anormal y la acumulación de células cebadas (CC) en la piel, los órganos internos, o en ambas localizaciones. El diagnóstico de mastocitosis se realiza por medio de histopatología que demuestra acumulaciones de CC en diversos órganos. En general, la mastocitosis se clasifica en mastocitosis cutánea (MC) y mastocitosis sistémica (MS). En la MC, las acumulaciones de CC se observan esencialmente en la piel; la forma pura de MC habitualmente se diagnostica en la primera infancia. En cambio, la mayoría de los pacientes con mastocitosis diagnosticada en la edad adulta tienen MS.
La mastocitosis se asocia con manifestaciones clínicas diversas que obedecen a la liberación de mediadores biológicamente activos, liberados de las CC (síntomas vinculados con los mediadores) o a la infiltración tisular con células malignas y expansión de CC neoplásicas en diversos tejidos.
Las CC liberan numerosas sustancias biológicamente activas, como mediadores vasoactivos, sustancias procoagulantes, y moléculas inmunomoduladoras, como histamina, heparina, triptasas, prostaglandinas, citoquinas o quimioquinas.
Estos mediadores explican diversos síntomas, entre ellos las cefaleas, la fatiga, el dolor óseo, las náuseas, el prurito, la urticaria, los sofocos, la diarrea, el dolor abdominal, la hipotensión arterial e, incluso, en casos graves, el shock anafiláctico. Los síntomas pueden ocurrir en cualquiera de las formas de mastocitosis y en cualquier momento, en el transcurso de la enfermedad.
Los pacientes con mastocitosis tienen riesgo de presentar reacciones anafilácticas graves, especialmente luego de las picaduras de insectos; la prevalencia de anafilaxia por picaduras de insectos es significativamente más alta en los pacientes con mastocitosis, en comparación con la población general.
Se han descripto casos de anafilaxia fatal, especialmente luego de interrumpir la inmunoterapia con alérgenos. También se han referido reacciones anafilácticas graves luego de la exposición a otros desencadenantes, como alimentos (3% a 16% de los casos), y drogas (5% a 9% de los enfermos).
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), causada por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe acute respiratory syndrome [SARS] CoV-2), se describió por primera vez en 2019 en Wuhan, China; a principios de 2020 se declaró el estado de pandemia. El índice de mortalidad por COVID-19 es de hasta 3.5% en Europa, y de 1.7% en los Estados Unidos.
Ciertas comorbilidades constituyen factores de riesgo de COVID-19 grave. Expertos de la European Competence Network on Mastocytosis y de la American Initiative in Mast Cell Diseases crearon un documento de consenso en relación con el riesgo y el abordaje de COVID-19 en pacientes con mastocitosis.
Aunque no se dispone de información científica suficiente, los expertos consideran que, en función de la experiencia para la MC y la MS y para otras neoplasias hematológicas, y en relación con la biología de SARS-CoV-2, no existen motivos para considerar que los pacientes con mastocitosis o con síndrome de activación de CC tengan riesgo aumentado de infección por SARS-CoV-2. Además, estos enfermos suelen vivir de manera bastante aislada, de modo que el riesgo de infección sería inferior, en comparación con el de la población general. En un estudio con 28 pacientes con mastocitosis no se refirió riesgo aumentado de mortalidad por COVID-19 ni síntomas clínicos de activación de CC. Por lo tanto, en los pacientes con MC y en los enfermos con MS asintomática, el riesgo sería comparable al de los sujetos sin mastocitosis y dependería más fuertemente de otros factores subyacentes, como la edad, la obesidad y la enfermedad cardiovascular.
Sin embargo, los pacientes con MS avanzada (MS agresiva, MS asociada con neoplasias hematológicas y leucemia de CC), el riesgo podría ser más alto, como consecuencia del compromiso del sistema inmunológico, afectado incluso más en el contexto del uso de drogas antineoplásicas, como cladribina o corticoides. No existen indicios de que las drogas antivirales u otros fármacos que se utilizan en pacientes con COVID-19 se asocien con agravamiento de la mastocitosis o con activación de CC.
En la actualidad se dispone de diversas vacunas contra COVID-19, algunas de las cuales se han asociado con reacciones alérgicas graves, incluida anafilaxia, un fenómeno que generó preocupación importante acerca de la seguridad de las vacunas en estos enfermos.
Recomendaciones
Expertos de la European Competence Network on Mastocytosis y de la American Initiative in Mast Cell Diseases analizaron la información disponible acerca de los beneficios y los riesgos de la vacunación contra COVID-19 en pacientes con mastocitosis.
Por el momento no existe evidencia de que la incidencia o la gravedad de las reacciones a las vacunas sean más importantes en los pacientes con mastocitosis. El riesgo de anafilaxia sería globalmente bajo.
Aunque el papel de la premedicación no ha sido estudiado como en el caso de las reacciones a medios de contraste, inmunoterapia con veneno de insectos o anestésicos, este abordaje sería apropiado.
Muchos pacientes con mastocitosis reciben tratamiento con antihistamínicos, antileucotrienos, cromonas y omalizumab (un anticuerpo monoclonal contra la IgE). No existen indicios que sugieran que estos fármacos reducen la eficacia de la vacunación contra COVID-19, de modo que la terapia no debe ser interrumpida. El omalizumab es un agente particularmente beneficioso para el alivio de los síntomas crónicos de la mastocitosis, en pacientes con control inadecuado de las reacciones anafilácticas. Estos enfermos deberían recibir una dosis de omalizumab 1 semana antes de la vacunación, de modo de presentar niveles óptimos del fármaco en sangre en el momento de la inmunización.
Las reacciones de hipersensibilidad pueden ocurrir en pacientes que reciben cualquier tipo de vacuna, de modo que siempre se debe estar preparado para su correcta atención.
Conclusión
La mastocitosis es una enfermedad neoplásica caracterizada por la acumulación de CC en diversos órganos y riesgo aumentado de anafilaxia, en pacientes con alergias concomitantes. COVID-19 se asocia con importante morbilidad y mortalidad considerable, sobre todo en pacientes con ciertas patologías de base.
La incidencia de reacciones adversas con las vacunas contra COVID-19 es baja; sin embargo, ha surgido especial preocupación por el posible aumento del riesgo de reacciones adversas en pacientes con alergias graves o mastocitosis. No obstante, incluso en estos enfermos, las reacciones adversas graves son infrecuentes.
Por lo tanto, los expertos en general recomiendan el uso de las vacunas contra COVID-19 en los pacientes con mastocitosis. La única excepción bien establecida consiste en aquellos enfermos con alergia confirmada o con posible alergia a uno de los componentes de la vacuna. Las medidas de seguridad, incluida la premedicación y la observación después de la vacunación, deben ser consideradas siempre en pacientes con mastocitosis; el riesgo debe valorarse de manera individualizada.