Introducción
La rehabilitación es un componente esencial en salud pública en el siglo XXI. Antes de la aparición de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) se estimaba que una de cada tres personas requeriría rehabilitación como consecuencia de enfermedad o lesiones, en todo el mundo.
La pandemia actual de COVID-19, sin embargo, ha generado incrementos sustanciales en los números de enfermos que requieren rehabilitación, debido a las complicaciones físicas, mentales, cognitivas, neurológicas, nutricionales, de la deglución y respiratorias, luego de la enfermedad aguda.
En Brasil, el número de afectados y fallecidos por COVID-19 fue muy elevado; la población de Brasil tiene riesgo de presentar COVID-19 grave como consecuencia de la prevalencia elevada de sujetos de edad avanzada y con comorbilidades. Sin embargo, por la amplitud del país, las poblaciones difieren en cada región, en función de los comportamientos sociales, las características genéticas y los factores sociodemográficos; por lo tanto, las medidas destinadas a controlar la propagación de la infección deben adaptarse a cada región.
La pandemia se asoció con consecuencias muy desfavorables en relación con la continuidad de las prestaciones médicas; la rehabilitación integral, después de COVID-19, requiere de adaptaciones ambientales para los profesionales, los pacientes y sus familias.
En los pacientes que sobreviven a COVID-19 se recomiendan medidas de rehabilitación intrahospitalaria, ambulatoria y en la comunidad, según las necesidades individuales. Además de las manifestaciones respiratorias, las complicaciones neurológicas y psiquiátricas, el deterioro de la función física, cognitiva y psicosocial, y las secuelas de la internación en unidades de cuidados intensivos (UCI) demandan estrategias especiales de rehabilitación en una cantidad inusitada de pacientes.
En la primera revisión sistemática acerca de las necesidades de rehabilitación en pacientes con COVID-19 se sugirió la posibilidad de rehabilitación precoz, durante la fase aguda de la enfermedad.
San Pablo es el estado más grande de Brasil y se localiza en la región sudeste. El Physical and Rehabilitation Medicine Institute de la University of Sao Paulo Medical School General Hospital (IMREA) y el Lucy Montoro Rehabilitation Institute (IRLM) brindan asistencia integral multidisciplinaria intrahospitalaria y ambulatoria. En ambas instituciones se brinda rehabilitación especializada a personas con enfermedades discapacitantes que requieren intervenciones especiales. Por ejemplo, se indica rehabilitación intrahospitalaria intensiva, en pacientes con accidente cerebrovascular, lesiones cerebrales o medulares y síndrome de Guillain-Barré; la intervención se asocia con mejoras importantes, motoras y cognitivas. En 2014, ambas instituciones fueron las primeras en Brasil en recibir la certificación por la Commission on Accreditation of Rehabilitation Facilities.
El objetivo del presente estudio fue describir las características demográficas y clínicas y el estado funcional de sobrevivientes de COVID-19 que fueron sometidos a programas integrados de rehabilitación en el IMREA o el IRLM, después del alta.
Pacientes y métodos
Para el presente estudio retrospectivo con pacientes con COVID-19 se tuvieron en cuenta la gravedad de la enfermedad, la duración de la internación y las comorbilidades; además, se consideraron las características sociodemográficas, como la edad, el sexo, la talla y el peso; la evolución funcional se valoró con el Functional Independence Measure (FIM); también se aplicaron la Short Physical Performance Battery, la Montreal Cognitive Assessment, la Depression, Anxiety and Stress Scale, la Revised Impact of Events Scale y la Functional Oral Intake Scale. Se valoró la disfagia y el estado nutricional, y se determinaron los factores más importantes vinculados con la duración de la rehabilitación intrahospitalaria.
Resultados
Se analizaron 23 pacientes, todos ellos con antecedente de internación en UCI. La duración promedio de la internación en sala por COVID-19 fue de 45 días, mientras que la duración promedio de la internación en UCI fue de 30 días, es decir que la totalidad de la internación tuvo una duración de 75 días en promedio. Los 23 pacientes requirieron intubación endotraqueal durante la internación. La duración promedio de la intubación fue de 22.61 días. Trece pacientes (55.62%) también necesitaron diálisis, durante 16.67 días en promedio. Un total de 17 enfermos habían recibido tratamiento con corticoides.
Se registraron mejoras significativas en el FIM antes y después de la rehabilitación intrahospitalaria (p < 0.0001); la fuerza muscular y la capacidad para caminar mejoraron de manera sustancial (p < 0.01). Los factores más fuertemente asociados con la duración de la rehabilitación intrahospitalaria fueron las mejoras en los puntajes del FIM (coeficiente de Spearman, r = 0.71), y el aumento de la masa magra (coeficiente de Spearman, r = 0.79).
Conclusión
Los resultados del presente estudio indican que en el momento del alta, después de COVID-19 aguda, los pacientes presentan secuelas importantes pulmonares, físicas, cognitivas, nutricionales y de la fonación, las cuales deben ser correctamente evaluadas y abordadas. El programa de rehabilitación intensiva, integral y coordinada, implementado de manera intrahospitalaria se asoció con mejoras significativas del estado funcional de los enfermos; el mismo podría constituir una referencia, para la asistencia posterior a COVID-19 aguda. Los factores que más se asociaron con la recuperación funcional fueron el aumento de la masa libre de grasa, la fuerza muscular y las mediciones de la FIM, un instrumento con componentes motores y cognitivos.