ReSIIC editado en: Neurología Salud Mental Atención Primaria Epidemiología Medicina Familiar Medicina Interna Pediatría Salud Pública |
Introducción
Se estima que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) afecta a entre el 5% y el 10% de los niños y entre el 3% y el 5% de los adultos, y puede persistir en la edad adulta en aproximadamente el 40% y el 65% de los casos diagnosticados en la edad pediátrica. El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por hiperactividad, desatención e impulsividad, capaz de afectar la expectativa de vida estimada (EVE). En efecto, hay datos que indican que el TDAH, especialmente el tipo combinado (TDAH-C), puede aumentar las tasas de mortalidad en los adultos jóvenes; se asocia con lesiones accidentales y autolesiones que pueden acortar la expectativa de vida, con comorbilidades, conducta antisocial con mayor morbilidad y mortalidad, y factores relacionados con el estilo de vida como abuso de sustancias, alcohol, hábito de fumar, dieta inapropiada y sedentarismo.
Es posible que debido a su componente de desinhibición conductual, el TDAH-C predisponga a esos factores adversos para la salud y el estilo de vida que reducen la EVE.
Para probar la hipótesis de la reducción de la EVE en el TDAH-C, en esta investigación se utilizó información sobre la salud y el estilo de vida de un estudio longitudinal de niños con diagnóstico de TDAH-C, seguidos hasta la edad adulta para estimar la EVE restante a la edad de 24 a 32 años (media de edad de 27 años), en relación con un grupo de niños utilizados como control comunitario (CC) seguidos simultáneamente. Para probar la segunda hipótesis de que la persistencia del TDAH hasta la edad adulta produciría un efecto deletéreo aún mayor en la EVE, se rediagnosticó a los participantes de adultos jóvenes en cuanto a la presencia o ausencia de TDAH mediante el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales modificado, cuarta edición (DSM-IV). Por último, se evaluó si las comorbilidades psicopatológicas (hostilidad, ansiedad, depresión) pueden influir sobre la EVE.
Métodos
En este estudio se incluyeron 158 niños a los que se les diagnóstico síndrome del niño hiperactivo (el término de diagnóstico para el TDAH-C en ese momento), y un grupo de CC emparejado (n = 81) al que se le hizo un seguimiento simultáneo. Los grupos fueron evaluados originalmente entre 1979 y 1980, cuando tenían entre 4 y 12 años de edad. La mayoría (hiperactivo n = 123, o 78%; normal n = 66, o 81%) fueron evaluados de nuevo como adolescentes entre 1987 y 1988, cuando tenían entre 12 y 20 años de edad. Los participantes fueron reevaluados en la edad adulta temprana, entre 1992 y 1996, a los 19 a 25 años de edad (media de edad de 20 años). El seguimiento final que sirvió de base para este artículo fue en la edad adulta de 24 a 32 años (media de edad de 27 años), realizado de 1998 a 2004. Un total de 131 de los participantes originales del grupo hiperactivo y 71 de los 81 participantes originales del CC (88%) aceptaron participar en todos los aspectos del estudio, incluido el examen físico (83%).
Para este seguimiento de adultos jóvenes, se contactó con todos los participantes por teléfono. La batería de medidas evaluó los trastornos psiquiátricos, los antecedentes de tratamientos de salud mental, los resultados en las principales actividades de la vida (educación, ocupación, citas, actividad sexual, conducción, gestión del dinero, entre otras), las actividades antisociales y el consumo de drogas, y los antecedentes médicos. También, se realizaron algunas pruebas psicológicas y se aplicaron escalas de valoración.
Se utilizó el seguimiento de los 131 adultos jóvenes con hiperactividad y de 71 del grupo de CC, para derivar 14 variables que se introdujeron en una calculadora de esperanza de vida para generar puntuaciones de la EVE. Se midieron tanto las calificaciones de la función ejecutiva (FE) en la vida cotidiana como las pruebas de FE y de cociente intelectual (CI), junto con las psicopatologías comórbidas.
Resultados
El TDAH-C en la infancia se asoció con una reducción de 9.5 años en la EVE saludable, y una reducción de 8.4 años en la EVE total, en relación con el grupo de CC, en la edad adulta. La persistencia del TDAH hasta la edad adulta se relacionó con una reducción de 12.7 años en la EVE. Los factores demográficos vinculados con la menor educación, la falta de graduación en la escuela secundaria, los ingresos anuales inferiores, los factores de salud y estilo de vida de mayor consumo de alcohol, peor salud general, menos sueño, mayor probabilidad de fumar y de fumar más de 20 cigarrillos al día, y posiblemente mayores consecuencias adversas en la conducción, que resultan en suspensiones/revocaciones de la licencia de conducir, fueron condiciones adversas relacionadas con la expectativa de vida asociadas desproporcionadamente en los grupos de TDAH-C. Diversos rasgos de base representaron más del 39% de la variación de la EVE. Los rasgos de fondo de la desinhibición conductual (FE), el CI verbal, la hostilidad comórbida y la fluidez no verbal (FE) parecen hacer contribuciones únicas a la variación explicada en la esperanza de vida total.
Discusión y conclusión
Comentan los autores que, en consonancia con la hipótesis inicial, este estudio longitudinal encontró que los niños que padecen el síndrome del niño hiperactivo, o TDAH-C, manifestaron una esperanza de vida saludable estimada significativamente inferior en los años restantes, una esperanza de vida no saludable significativamente superior en los años restantes y una esperanza de vida total general significativamente inferior en los años restantes que el grupo de CC, al llegar a la edad adulta. También, en apoyo de la hipótesis adicional, la persistencia del TDAH hasta el seguimiento en la edad adulta se asoció con un impacto aún peor en estas medidas de EVE que en los casos en los que el trastorno no era persistente en los niños originalmente hiperactivos. Tanto los casos de TDAH persistentes como los no persistentes presentaron una EVE significativamente más baja en la edad adulta que el grupo control. Según los autores, el suyo es el primer estudio que calculó los años restantes de esperanza de vida para la edad adulta en niños con TDAH-C. Sin embargo, sus hallazgos son bastante congruentes con algunos trabajos previos, lo que demuestra mayor riesgo de mortalidad tanto en niños como en adultos con TDAH, en relación con la población general.
En conclusión, el TDAH-C en la edad pediátrica predice una EVE significativamente inferior en la edad adulta, que se reduce aún más por la persistencia del TDAH hasta el seguimiento de los adultos. Estos hallazgos también tienen el valor potencial de añadir recomendaciones relativas a programas de mejora de la salud y del estilo de vida al enfoque habitual de tratamientos aplicados al TDAH a lo largo del desarrollo, dada la aparente modificabilidad de muchos de estos factores de riesgo vinculados con la reducción de la EVE.