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La dieta alimentaria de calidad puede contener la eventual agresividad del cáncer de próstata de bajo riesgo
JAMA Oncology; Baltimore, EE.UU., 23 Octubre 2024

El menor riesgo de reclasificación del grado del cáncer prostático como consecuencia de la calidad alimentaria valoriza la importancia de la dieta durante la vigilancia activa de la enfermedad.

El artículo Diet Quality, Dietary Inflammatory Potential, and Risk of Prostate Cancer Grade Reclassification publicado por la revista JAMA Oncology * evalúa la asociación entre la calidad general de la dieta con su potencial inflamatorio y , enfunción de ello, la eventual necesidad de reclasificación del grado de cáncer de próstata durante la vigilancia activa.

Los pacientes diagnosticados con cáncer de próstata de bajo riesgo suelen preguntar qué cambios a sus alcances pueden  reducir el riesgo de agresividad de los tumores que los afectan. En tal sentido, el papel de la alimentación y la nutrición es una de las consultas habituales.

Dada la motivación a realizar cambios que puedan mejorar su prognosis, el estudio recopila 20 años de datos referidos a la alimentación, estilo de vida y exposición de estos pacientes. 

Los autores confían que los hallazgos de la investigación permitan desarrollar para lograr la reducción de la progresividad del cáncer. 

Pasos de la investigación
Las muestras obtenidas luego de la biopsia determinante del diagnóstico de cáncer de próstata, fueron ordenadas en grupos de grado de riesgo en función de sus apariencias comparadas con tejido prostático normal. 

Los grupos escalonados de 1 a 5, indicaron que las células cancerosas no diferían mucho en aspecto del tejido normal y, para el caso del grupo 1, no generaban metástasis.

Del otro lado de la escala, las agrupadas en el grado 5, correspondían a células cancerosas de apariencia muy anormal, que podían crecer y propagarse por todo el organismo en caso que el tratamiento se demorara. 

Los grupos de grado ayudaron a los especialistas a clasificar la agresividad biológica del cáncer.

El artículo da cuenta que, durante la vigilancia activa, las biopsias son realizadas de manera regular con el fin de encontrar cambios que requieran una reclasificación a un grado más elevado, pasaje que por regla conduce a la recomendación de tratamiento. 
Además, la reclasificación es utilizada con frecuencia para evaluar no solo la eficacia de las terapias sino también las modificaciones del estilo de vida.

A pesar de la literatura existente que aborda la relación entre el cáncer prostático y la alimentación, según los autores su artículo es el primero en demostrar la asociación con evidencia estadísticamente significativa. 

El riesgo de progresión hacia un grupo de grado más agresivo fue observado en el trabajo mediante una disminución del porcentaje de hombres en vigilancia activa que experimentaron una reclasificación de grado con el paso del tiempo.

Metodología del estudio
La investigación de cohorte prospectiva incluyó -al momento del diagnóstico de cáncer de próstata de grado 1- 886 hombres con edad media de 66 años, de los cuales 803 eran blancos (90,6%), 55 negros (6,2%) negros y 28 (3,2%) de otras razas y etnias. 
El seguimiento de los pacientes se llevó a cabo entre enero de 2005 y febrero de 2017.

Todos los participantes pertenecían al programa de vigilancia activa del Johns Hopkins Medicine y habían completado una encuesta validada de frecuencia alimentaria (Block 1998 Food Frequency Questionnaire) basada en los patrones habituales de alimentación de la población estadounidense.

Las respuestas facilitaron la medición del puntaje del Índice de Alimentación Saludable (HEI, por su sigla en inglés) con un rango de 0 a 100 con el fin de cuantificar la adhesión de los individuos a las recomendaciones de las Guías Alimentarias de los Estadounidenses elaboradas por el Departamento de Agricultura del país.

Además, los investigadores calcularon los puntajes de HEI ajustado por energía (E-HEI) que contemplan la ingesta calórica diaria de una persona, así como el Índice de inflamación Alimentaria (DII, Dietary Inflammatory Index) y también el ajustado por energía (E-DII).

Los puntajes de DII y E-DII evalúan el potencial inflamatorio o antinflamatorio de cualquier dieta. El puntaje elevado indica una dieta que puede causar mayor inflamación, cuyas consecuencias podrían incidir en la progresión del cáncer prostático.

Los investigadores evaluaron si un mayor potencial inflamatorio estaba asociado a un incremento del riesgo de reclasificación del grado.

La calidad alimentaria 
Con posterioridad al diagnóstico, la evaluación de seguimiento a los 6,5 años detectó que el 21% (187) de los hombres había sido reclasificado a un grupo de grado 2 o mayor, con el 6% (55) de ellos a grado 3 o mayor. 

Al observar los puntajes de HEI y E-HEI en relación a las tasas de reclasificación de grados, durante la vigilancia activa se encontró una asociación inversa de importancia estadística entre la adherencia a una alimentación de calidad alta y el riesgo de reclasificación de grado. Es decir, cuanto más elevado el puntaje de HEI y E-HEI, disminuye el riesgo de que un cáncer prostático de grado bajo hubiera progresado a enfermedad de grado superior con requirimiento de tratamiento curativo.

 En los pacientes adherentes a una alimentación de calidad alta, cada aumento de 12,5 puntos en la escala HEI se asociaba con una reducción aproximada del 15% y 30% en la reclasificación a un grupo de grado 2 o mayor, y a un grupo de grado 3 o mayor, respectivamente.

Los investigadores consideran que sus hallazgos indican que el menor potencial inflamatorio se encuentra entre varios posibles mecanismos de reducción del riesgo como resultado de una alimentación de mayor calidad. Sin embargo, reconocen no haber hallado asociación significativa entre la reclasificación de grado y las puntuaciones basales de DII/E-DII. 

La falta de asociación la atribuyen a la posibilidad de que la evaluación de progresión de la enfermedad fue solo estudiada en pacientes con cáncer prostático sometidos a vigilancia activa, en contraste con el fenotipo biológico de hombres con o sin la enfermedad.

Límites del estudio
El artículo aclara que un posible sesgo del trabajo esté influenciado por la falta de respuesta a la encuesta autoinformada de los pacientes y la no contemplación de los cambios alimentarios individuales que pudieron ocurrir durante el paso del tiempo.

Asimismo, afirma que la población del estudio, comprendida por hombres blancos con enfermedad de grupo de grado 1, podría no ser generalizable a todos los pacientes. Para resolver la limitación, los investigadores recomiendan que los próximos estudios abarquen poblaciones diversas para validar de manera más efectiva la asociación entre la dieta de alta calidad y la reducción del riesgo de progresión del cáncer de próstata.

Conclusiones relevantes
La dieta de alta calidad implicaría un menor riesgo de reclasificación extrema del grado del cáncer prostático, consecuencia que sugiere la importancia de la calidad alimentaria durante la vigilancia activa de la enfermedad.

Los hallazgos deben servir para asesorar a los hombres que bajo vigilancia activa se sientan motivados a cambiar  comportamientos personales como la calidad alimentaria. 

* JAMA Oncology
Diet Quality, Dietary Inflammatory Potential, and Risk of Prostate Cancer Grade Reclassification
Zhuo Tony Su 1, Mufaddal Mamawala 1, Patricia K Landis 1, Claire M de la Calle 1 2, Nitin Shivappa 3, Michael Wirth 3, James R Hébert 3, Christian P Pavlovich 1 4, Bruce J Trock 1 4 5

17 de octubre, 2024
doi:10.1001/jamaoncol.2024.4406

Filiación de las autoras/es:
1- The James Buchanan Brady Urological Institute, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore, Maryland, EE.UU.

2- Department of Urology, University of Washington, Seattle.

3- Arnold School of Public Health, University of South Carolina, Columbia.

4- Department of Oncology, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore, Maryland.

5- Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, Baltimore, Maryland.