IRONIAS DE LA NEUROLOGIA...

El apio y sus virtudes para la restitución de neuronas

Reproducido de Caras y Caretas, edición del 1° de septiembre de 1900.

   
   

Durante cuarenta y un años apareció en Buenos Aires Caras y Caretas, aquel «semanario festivo, literario, artístico y de actualidades» fundado por Manuel Mayol y eficazmente dirigido en sus comienzos por José S. Alvarez. La revista supo reflejar en sus páginas, con gracia y fidelidad, la vida argentina de aquella época. Hoy, cuando todavía gran cantidad de ejemplares de Caras y Caretas se ofrecen a la curiosidad en bibliotecas y librerías de Buenos Aires y otros muchos puntos del país y de América, todo su contenido es igualmente instructivo, aleccionador y digno de reflexión. No escapan a ello los avisos, que suelen ser un mejor espejo de la sociedad que muchos artículos de fondo. CONTRA LA CALVICIE, NO

Observe la imagen que aquí reproducimos. Con ambigüedad no desconocida en tiempos más modernos, los agentes publicitarios de la casa Escalada, única y exclusiva distribuidora del afamado compuesto de apio de Payne, presentaban al señor de la ilustración como «cónsul de México en los Estados Unidos» (¿dónde? ¿en qué ciudad?). Si hemos de creer al aviso, el adusto señor Guerra hacía uso del celebérrimo compuesto para reponer su extenuación. Ese uso sería interno, nos imaginamos, es decir per os; el compuesto vendría en forma de tónico. Y los porteños de la época acudirían a la farmacia de su barrio, o directamente a la calle Piedad (hoy, Bartolomé Mitre) para solicitar: «Disculpe, ¿ya recibió el compuesto de apio de Payne?». O bien para preguntar: «¿Sirve también para mi nene de seis años, que acaba de repetir el grado, el muy burro?».

Eso sí, de una cosa estamos seguros: el compuesto de apio de Payne no tenía interés dermatológico. Vamos, que para hacer crecer el pelo no servía...


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