Salud al margen

Pacientes Célebres

 
UN GENIO MUSICAL INCOMPARABLE, ATRAPADO ENTRE LA ENFERMEDAD Y LA DESESPERANZA

Carácter, obra y tempestuosa existencia del gran Chaikovski

 
Fue el autor de «Cascanueces», «Eugenio Onieguin», «La dama de pique», «La Bella Durmiente», la obertura «1812»... Era un temperamento atormentado: pesimista, cascarrabias, alcohólico crónico y homosexual confeso. Las sombras que desde la primera infancia dominaron su vida no le impedirían dejar una obra imperecedera; Piotr Il'ich Chaikovski logró, con la alquimia del arte, convertir en oro purísimo las amarguras de su accidentado tránsito por este mundo.

Chaikovski nació en Voltkinsk, Rusia, el 7 de mayo de 1840. Su infancia en el acomodado hogar de sus padres transcurrió con aparente normalidad, semejante a la de cualquier niño mediocre y sin mayores rasgos de precocidad. A los 8 años enfermó de sarampión; el mal le dejó secuelas de trastornos cerebroespinales, que muy probablemente fueron el antecedente directo de su psiquismo irritable y nervioso. En la Rusia de los zares la instrucción elemental comenzaba a los nueve años, pero el ingreso del pequeño Piotr a la escuela se demoró todavía un año. Fue en esa ocasión cuando su temperamento hipersensible se puso de manifiesto. Debiendo cursar sus estudios en un internado, la despedida de la madre fue especialmente traumática. Cuando Alejandra Andréievna se disponía a partir de regreso a su casa, hizo crisis la excitación del niño; presa de un ataque de histeria, Chaikovski se desasió de quienes lo sujetaban y corrió a prenderse de una rueda del carruaje, que lo arrastró varios metros.

Esa madre a quien adoraba murió en 1854; para peor, Chaikovski debió resignar su impetuosa vocación musical por los estudios de abogacía. «Hicieron de mí un burócrata bastante malo», diría años más tarde. Obtenido el título en jurisprudencia en 1859, logra la autorización paterna para estudiar música. En 1866 es a su vez profesor del conservatorio de Moscú, e ingresa en la vida bohemia. Escribe y estrena la «Oda a la alegría», pero una crítica algo severa lo afecta profundamente. Se dedica al trabajo, con tanta intensidad que siente estar al borde mismo de la locura. Vivía abrumado por la angustia, padecía alucinaciones y pesadillas; «a menudo me siento abrumado por un odio intenso hacia la gente», llega a escribir.

En 1868 termina la ópera «El voivoda». La dirige él mismo en su estreno moscovita, pero el contacto con el público le resulta tan traumático que por toda una década no volverá a empuñar la batuta. Comienza a viajar y se enamora de Désirée Argot, soprano dramática; ella prefiere a otro. Chaikovski recorre toda Europa y a los 32 años, en Niza, escribe estas patéticas palabras: «Soy un viejo y ya no puedo disfrutar de nada; vivo sólo de recuerdos y esperanzas ... ».

Sus inclinaciones homosexuales eran notorias, y Piotr pensó en la necesidad de casarse para acallar la maledicencia. En 1877 estrenó, sin pena ni gloria, su ballet «El lago de los cisnes». Entabló amistad epistolar con Nadiezhda von Merk, excéntrica protectora que lo ayudó y apoyó con una sola, extraña condición: la de no conocerlo jamás personalmente. Ese mismo año Chaikovski contr¿kio matrimonio con Antonina Miliúkova, alumna suya en el conservatorio. La unión se revela pronto un pavoroso fracaso, y el artista huye al extranjero, contando con la protección económica de la Merk. Se aficiona al vino y al coñac, compone apasionadamente y dedica a su protectora la 4ª sinfonía. Vuelve a Moscú para empuñar de nuevo la batuta, esta vez con éxito; visita Berlín, Leipzig, Praga, Londres, París, y en Moscú estrena la 5ª sinfonía. Atrás quedan un intento de suicidio en las aguas del río Moscova y el divorcio, que le devuelve algo de su tranquilidad.

Inopinadamente, Nadiezhda von Merk le retira su protección. Es el año 1890; Chaikovski redobla su pesimismo innato, viaja por Rusia y Europa occidental y visita también los Estados Unidos. Pronto escapa de allí, disgustado del temperamento norteamericano, y se refugia en un poblado de los alrededores de Moscú; es entonces cuando termina el «Cascanueces» y la ópera «Yolanda», y comienza a escribir la 6ª, la sinfonía llamada «Patética». Percibe la proximidad de la muerte: escribe afiebradamente y no quiere revelar el plan de su última sinfonía; «que lo adivine quien pueda», expresa. El 6 de noviembre de 1893, a los 53 años, el gran Piotr II'ich Chaikovski es una víctima más del cólera, que entonces arreciaba en San Petersburgo. Las últimas palabras que salieron de sus labios fueron «Nadiezhda Filarétovna»; el nombre de su antigua amiga y protectora...