Brisbane, Australia. (especial
para SIIC)
Los inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina reducen el nivel local de angiotensina II y evitan
la acción fibrogénica de la ciclosporina en este modelo de nefrotoxicidad.
RESUMEN
Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA)
y, más recientemente, los antagonistas del receptor de angiotensina
(ARA) han demostrado evitar la progresión de la nefropatía en múltiples
formas de enfermedad renal clínica y experimental. El efecto protector
renal no pudo ser enteramente explicado por la mejoría hemodinámica
en la presión arterial sistémica o glomerular. Con la finalidad
de evaluar la posibilidad de que los IECA directamente atenúan la
injuria renal a través del antagonismo del sistema renina-angiotensina
intrarrenal, evaluamos el efecto del enalaprilato en un modelo in
vitro de nefropatía -nefrotoxicidad por ciclosporina. Mediante la
determinación de los parámetros de toxicidad por ciclosporina (CyA)
en cultivos primarios de células humanas de túbulos proximales (PTC)
y fibroblastos de la corteza renal (CF) y de la intervención con
IECA pudimos separar las acciones directas del fármaco del potencial
efecto secundario hormonal y neural como así también de las influencias
hemodinámicas que participan in vivo. Mostramos que los IECA reducen
el nivel intersticial de angiotensina II en nuestro modelo y que
evitan la acción fibrogénica de la CyA. Los hallazgos brindan evidencia
categórica de que las propiedades no hemodinámicas y los mecanismos
dependientes de la angiotensina contribuyen con la fibrosis intersticial
que caracteriza a la nefropatía por CyA, bloqueada directamente
por los IECA, independientemente de su efecto sobre la presión arterial.
Palabras clave: inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina, angiotensina II, antagonistas del receptor de angiotensina,
insuficiencia renal crónica, ciclosporina, factor transformante
de crecimiento beta.
ABSTRACT
Angiotensin-converting enzyme inhibitors (ACEi) and, more recently,
angiotensin receptor antagonists (ATRA), have been shown to prevent
progressive renal scarring and failure in numerous clinical and
experimental forms of renal disease. The renoprotective effect of
these agents has not been fully explained by haemodynamic improvements
in systemic arterial or glomerular pressures. To examine the possibility
that ACEi directly ameliorated renal injury via antagonism of the
intra-renal renin-angiotensin system (RAS), we examined the effects
of the ACEi, enalaprilat, in a well-validated in vitro model of
nephropathy (cyclosporin nephrotoxicity).
By measuring parameters of cyclosporin A (CyA) toxicity in primary
cultures of human proximal tubule cells (PTC) and renal cortical
fibroblasts (CF) and then assessing the effects of intervention
with ACEi on this toxicity, we were able to separate the direct
actions of these drugs from the potentially confounding secondary
hormonal, neural and haemodynamic influences operational in vivo.
We showed that ACEi reduced interstitial angiotensin II levels in
our cell culture model and significantly prevented the fibrogenic
action of CyA. These findings provide convincing evidence that non-haemodynamic,
angiotensin-dependent mechanisms contribute to the interstitial
fibrosis characteristic of CyA nephropathy and are directly blocked
by ACEi independent of their effects on blood pressure.
Key words: angiotensin converting enzyme inhibitors, angiotensin
II, angiotensin receptor antagonists, chronic kidney failure, cyclosporin,
transforming growth factor beta.
El bloqueo farmacológico de la angiotensina II por los inhibidores
de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los antagonistas
del receptor de angiotensina (ARA) categóricamente atenúa la disfuncionalidad
renal y las lesiones tubulointersticiales en un amplio grupo de
modelos experimentales de enfermedad renal, como nefrectomía subtotal,
diabetes inducida por estreptozotocina, obstrucción ureteral unilateral
crónica, nefrosis por el aminoglucósido puromicina y nefrotoxicidad
por ciclosporina A (CyA).1 La eficacia clínica para retardar
la progresión del daño renal también ha sido demostrada en pacientes
con diabetes tipos 1 y 2, nefropatía por CyA y otras formas de enfermedad
renal crónica no diabética.2-5 Incialmente, los efectos
beneficiosos de los IECA y los ARA se atribuyeron a la reducción
de la presión arterial sistémica o glomerular. Sin embargo, también
se sugirió la participación de mecanismos no hemodinámicos por la
demostración del efecto favorable del bloqueo de la angiotensina
II en ausencia de descenso de la presión arterial6,7
así como también por el aparente mayor beneficio de los IECA en
comparación con otros esquemas antihipertensivos, a pesar de reducciones
equivalentes de la presión arterial.4 Otros estudios
revelaron un efecto renoprotector de los IECA aun después del ajuste
estadístico según la disminución de la presión arterial.5,8
En modelos experimentales de lesión renal crónica tales como la
nefropatía por CyA, numerosos estudios demostraron una clara disociación
entre los parámetros hemodinámicos intrarrenales y el efecto protector
del bloqueo de la angiotensina II sobre la fibrosis intersticial.9,10
Estas acciones directas, no hemodinámicas, probablemente estén relacionadas
con la inhibición de la generación local de angiotensina II porque
los ARA se acompañan de beneficio equivalente o casi equivalente
en la nefropatía por CyA y otros modelos experimentales de nefropatía.
El tubulointersticio cortical renal es el sitio más probable del
efecto directo ya que la patología de esta región es el factor predictivo
más fuerte de progresión renal.11 Además, se ha visto
que las células de los túbulos proximales (PTC) y los fibroblastos
de la corteza renal (CF) expresan todos los componentes del sistema
renina-angiotensina.12 Más aún, cuando se midieron los
niveles de angiotensina II en la luz de los túbulos, se encontró
que eran 1 000 veces más altos que los niveles en plasma.12
Las observaciones sugieren la existencia de un sistema activo de
renina-angiotensina que actúa en túbulos e intersticio, el cual
parece estar regulado en forma independiente del eje sistémico y
que potencialmente podría contribuir en la fisiopatología de la
enfermedad renal crónica.
Recientemente realizamos una serie de experimentos de laboratorio
usando un modelo in vitro de nefrotoxicidad por CyA que brindó la
primera evidencia clara de que el efecto renoprotector de los IECA
se debe, en parte, a la modulación directa del sistema renina-angiotensina
local tubulointersticial.13 Los cultivos primarios de
PTC y CF se obtuvieron de corteza renal normal y se incubaron durante
24 a 48 horas con concentraciones farmacológicamente relevantes
de CyA (0 a 1 000 ng/ml) en presencia o ausencia de enalaprilato
en concentración de 1 µmol/l. Este modelo de cultivo replicó los
hallazgos clínicos y patológicos de la nefrotoxicidad por CyA, ya
que hubo evidencia clara de vacuolización celular, alteración de
la viabilidad, atrofia tubular, reducción del intercambio apical
de sodio e hidrógeno y aumento de la matriz extracelular por depósito
de colágeno y fibronectina14,15 La ventaja diferencial
de este sistema sobre los modelos in vivo es que permite valorar
el impacto de la intervención farmacológica en ausencia de otros
factores de confusión existentes en el modelo animal, como modificaciones
secundarias hemodinámicas, neurales y hormonales. Además, los modelos
animales disponibles de nefrotoxicidad por CyA no son enteramente
satisfactorios ya que se requiere la combinación de dosis muy altas
de CyA (10 a 20 mg/kg/día) y, concomitantemente, la depleción intensa
de sales para la inducción de la lesión.16 En nuestros
experimentos iniciales in vitro encontramos que las PTC y las CF
producían cantidades apreciables de angiotensina II en condiciones
iniciales y que la CyA aumentaba aún más su nivel. La observación
de que la CyA activa el sistema local de renina-angiotensina está
avalada por un estudio previo en 17 individuos que recibieron trasplante
de riñón; en estos pacientes se constató una reducción sustancial
en el número de células con expresión de renina en las biopsias
que siguieron al reemplazo de CyA por azatioprina.10
Más aún, cuando agregamos enalaprilato a nuestro sistema in vitro
no sólo constatamos que el IECA suprime la producción de angiotensina
II sino que también inhibe marcadamente los efectos estimulatorios
de la CyA sobre la secreción de colágeno y fibronectina por las
CF, lo cual sugiere un efecto directo antifibrótico sobre las células
intersticiales.
Como ya habíamos observado que la CyA promueve el depósito de
matriz extracelular a través de la inducción de la liberación paracrina
de factor estimulante de crecimiento beta (TGFß) y factor de crecimiento
derivado de plaquetas (PDGF) a partir de las PTC cercanas,17
evaluamos la posibilidad de que los IECA pudieran directamente antagonizar
la fibrosis intersticial mediante la modulación de la red paracrina
de citoquinas inductoras de fibrosis en la corteza renal. Cuando
se incorporó enalaprilato al modelo de cultivo, observamos una marcada
supresión de la secreción de TGFß (inicial e inducida por CyA) por
parte de las PTC. El IECA también tendió a reducir la secreción
de PDGF inducida por CyA, aunque la diferencia no fue estadísticamente
significativa. Los resultados sugirieron que el enalaprilato reduce
la fibrogénesis tubulointersticial por acción directa sobre los
CF y por la reducción en la liberación paracrina de TGFß a partir
de las células tubulares circundantes.
Estudios posteriores en obstrucción ureteral unilateral, enfermedad
renal hipertensiva y nefropatía diabética confirmaron los hallazgos
al demostrar que la propiedad renoprotectora de los IECA está mediada
por efecto directo, no hemodinámico, que incluye la liberación de
TGFß (18). Más aún, otros estudios in vitro revelaron que la administración
de angiotensina II estimulaba directamente la proliferación intersticial
de fibroblastos y la síntesis de colágeno así como la secreción
de TGFß en túbulos proximales.19 La evidencia en conjunto
indica que, además del descenso de la presión arterial sistémica
y glomerular, los IECA y ARA retardan la progresión de la lesión
renal actuando directamente sobre el sistema local de renina-angiotensina
con lo cual se revierte la fibrosis intersticial. La idea de un
papel más amplio de la angiotensina II -como factor fibrogénico
y péptido vasoactivo- también ha sido avalada por otros estudios
realizados en corazón y lecho vascular, los cuales involucraron
el efecto no hemodinámico de los IECA sobre el sistema tisular de
renina-angiotensina como un factor fundamental en la prevención
de la fibrosis orgánica y de la alteración funcional.20
La comprensión de los mecanismos por los cuales los IECA y los ARA
atenúan la progresión de la nefropatía a través de la regulación
directa de la red de citoquinas y factores de crecimiento permitirá
el desarrollo de drogas más específicas que tengan como blanco la
actividad fibrogénica y, por lo tanto, con posibilidad de aumentar
el efecto protector renal, en patologías crónicas del riñón.
RECONOCIMIENTO
Este trabajo fue financiado por la Fundación para la Investigación
y Desarrollo del Hospital «Princess Alexandra» y el Consejo de Investigación
Médica y Salud Nacional.
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