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Resúmenes SIIC |
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LA GASTROSTOMIA REDUCE LA INCIDENCIA DE INFECCIONES RESPIRATORIAS EN NIÑOS CON PARALISIS CEREBRAL Oxford, Reino Unido La realización de gastrostomía, ya sea endoscópica percutánea o por cirugía abierta, reduce la incidencia de infecciones respiratorias en niños con trastornos neurológicos que no pueden proteger su vía aérea durante la deglución. Archives of Disease in Childhood 91(6):478-482, Jun 2006 Autores: Sullivan PB, Morrice JS, Vernon-Roberts A Institución/es participante/s en la investigación: Department of Paediatrics, University of Oxford Título original:
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Introducción
¿A qué obedecen las infecciones respiratorias frecuentes en los niños con trastornos neurológicos del tipo de la parálisis cerebral? A. Disfunción deglutoria y broncoaspiración de saliva y alimentos. Respuesta Correcta
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MEJOR SUPERVIVENCIA POSOPERATORIA EN PACIENTES CON CANCER DE COLON EN ESTADIO III CON QUIMIOTERAPIA ADYUVANTE Seattle, EE.UU. Los carcinomas de colon resecados en estadio III tienen mejor supervivencia si los pacientes completan una terapia adyuvante. La probabilidad de que finalicen este tratamiento depende de factores etarios, sociales, psíquicos y otros que, al ser identificados en cada caso, podrían permitir que se implementen gestos destinados a prevenir la interrupción de la terapia. Journal of the National Cancer Institute 98(9):610-619, May 2006 Autores: Dobie SA, Baldwin LM, Dominitz JA Institución/es participante/s en la investigación: Department of Family Medicine, University of Washington Título original:
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Introducción
¿Con qué droga se elaboran los esquemas de quimioterapia adyuvante empleados con mayor frecuencia en el cáncer de colon? A. Blocamicina. Respuesta Correcta
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EL DIAGNOSTICO TEMPRANO DE ENFERMEDAD DE CROHN EN NIÑOS REDUCE LA NECESIDAD DE TRATAMIENTO QUIRURGICO San Francisco, EE.UU. El tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Crohn, que consiste en resecciones intestinales, es menos frecuente si el proceso se descubre en edad más temprana, cuando las lesiones se encuentran menos extendidas y todavía pueden esperarse resultados de los fármacos. La presencia de complicaciones aumenta el riesgo del requerimiento de cirugía. Gastroenterology 130(4):1069-1077, Abr 2006 Autores: Gupta N, Cohen SA, Bostrom AG Institución/es participante/s en la investigación: UCSFChildren's Hospital, University of California Título original:
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Introducción El tratamiento quirúrgico es frecuente en pacientes con enfermedad de Crohn (EC). Estudios previos informaron que la incidencia acumulada de resección intestinal fue de 44%, 61%, 71% y 82% al año, a los 5, a los 6 y a los 20 años del diagnóstico. Los resultados varían según las publicaciones, hecho que los autores atribuyen a las diferentes poblaciones analizadas y a las distintas definiciones de cirugía. Señalan que en pocas oportunidades se investigaron los factores de riesgo para la primera operación indicada, razón por la que se propusieron determinar la incidencia acumulada de tratamiento quirúrgico necesario para la EC. Esta terapéutica fue definida a estos efectos, como la resección intestinal. Para evaluar mejor los resultados encararon un estudio multicéntrico de varias poblaciones pediátricas. Metodología Comenzaron en enero de 2000. Fueron analizados 1 736 pacientes menores de 18 años con enfermedad intestinal inflamatoria (EII). Se registraron datos provenientes de las historias clínicas respectivas, en especial interrogatorio, examen físico, endoscopia, histología y radiología. Se definió como día 0 a la fecha de diagnóstico inicial y se registró la fecha de la intervención quirúrgica inicial que consistió en resección. La fecha de final de estudio para pacientes no quirúrgicos fue la de la visita más reciente previa a noviembre de 2003. De la cohorte de 1 736 pacientes, fueron seleccionados 989 que cumplían los criterios de inclusión. Las variables que se presumió podrían estar relacionadas con la necesidad de resección quirúrgica fueron el centro donde se asistía a los pacientes, el año de diagnóstico, la edad, el sexo, la etnia, el diagnóstico inicial de EII, la ubicación de la enfermedad, la presencia o ausencia de granuloma en el estudio histológico, los síntomas de comienzo, la gravedad inicial de la enfermedad, los parámetros de laboratorio, los marcadores serológicos, el tratamiento y las complicaciones. Los tipos de resecciones abarcaron parcial de intestino delgado, colectomía parcial o colectomía total. El año del diagnóstico se definió como aquel en que se estableció EII. La edad se agrupó en 3 categorías: 1) 0-2 años; 2) 3-5 años; 3) 6-12 años; 4) 13-17 años. La etnia se calificó como blanco, afronorteamericano, asiático, hispano, etc. Se estableció como diagnóstico inicial de EII a una de las enfermedades compatibles con esta denominación: EC, colitis ulcerosa (CU) o colitis indeterminada. La ubicación de la enfermedad se clasificó en: 1) compromiso del intestino delgado sin afección del colon; 2) del intestino delgado con compromiso colónico; 3) del colon sin enfermedad en el intestino delgado. Se definió como granulomas a la observación de estas lesiones en el primer informe histológico. Entre los síntomas de comienzo considerados se incluyeron el dolor abdominal, la diarrea, la astenia, la fiebre, las artralgias, el ardor bucal, las náuseas, el compromiso del periné, el retardo en el crecimiento, la hemoproctorragia, las dermopatías, los vómitos y la pérdida de peso. La gravedad se definió en relación con la magnitud de los siguientes síntomas: dolor abdominal, diarrea, hematoquecia, limitación de la actividad, enfermedad perirrectal, manifestaciones extraintestinales, etc. Los parámetros de laboratorio que se tomaron en cuenta fueron albuminemia, hematocrito, eritrosedimentación y recuentos globulares, para compararlos con los valores considerados normales. Se midieron los anticuerpos anti-Saccaromyces cerevisiae y antineutrófilo citoplasmático perinuclear. Se registraron 6 opciones de fármacos: mercaptopurina, metotrexato, ciclosporina, ácido 5-aminosalicílico, corticoides y antibióticos. En consecuencia, los pacientes fueron clasificados como tratados o no tratados –sin considerar en el primero de los casos por cuánto tiempo habían recibido drogas– y con complicaciones o sin ellas. Los primeros habían experimentado una o varias de las siguientes: abscesos, estomatistis aftosa, artritis, hipocratismo, fracturas óseas, eritema nudoso o pioderma gangrenoso, fístulas, estenosis, fisura perianal o retardo del crecimiento. Resultados La media de edad fue de 11.5 años y el tiempo de seguimiento, de 2.8 años. Ciento cincuenta y tres pacientes fueron sometidos a resecciones intestinales: 38 colectomías parciales, 13 colectomías totales, 70 exéresis de intestino delgado y 7 colectomías parciales junto con resecciones segmentarias de intestino delgado. La incidencia acumulada fue de 5.7% al año, 17% a los 5 años y 28.4% a los 10 años a partir del momento del diagnóstico. El 19.2% fue operado durante el intervalo de edad de 0-2 años, 15.1% en el grupo de 3-5 años, 28.8% en el intervalo 6-12 y 35% entre los 13 y 17 años. El grupo de pacientes estuvo conformado por 63 varones y 65 mujeres. La incidencia acumulada fue significativamente mayor en las últimas. El tratamiento quirúrgico se practicó en 111 pacientes blancos, 13 afronorteamericanos, 1 hispano y el resto sin calificación precisa. De los 989 pacientes pediátricos, a 949 (95.1%) se les diagnosticó EC al comienzo del estudio, a 28 se los calificó como portadores de CU y a 21 con colitis inflamatoria. El riesgo de requerir cirugía fue similar en pacientes con compromiso colónico exclusivo, sólo compromiso de intestino delgado o enfermedad que afectaba ambos tramos intestinales. La presencia de granulomas en el estudio histológico inicial fue inversamente proporcional al riesgo de requerir cirugía. Sólo el retardo en el crecimiento se asoció con el riesgo de necesitar tratamiento quirúrgico, a diferencia de otras de las posibles manifestaciones clínicas de la enfermedad. No se encontró relación con la gravedad del cuadro; sí, en cambio, con el antecedente de tratamiento con ciclosporina y con la presencia de complicaciones como estrecheces intestinales, abscesos o fístulas. Discusión Los autores consideran que el presente estudio se fundamenta en una de las mayores cohortes pediátricas existentes hasta el momento de ser elaborado el trabajo. La incidencia acumulada de cirugía fue menor que en trabajos previos, tanto los realizados en adultos como en niños. En esta serie, la menor edad al momento del diagnóstico se asoció con menor riesgo de cirugía. Señalan que ello puede reflejar el reconocimiento más temprano de la enfermedad y, por lo tanto, el inicio de tratamientos específicos que pudieran resultar efectivos. Destacan que, aunque publicaciones previas no informan sobre el predominio de un sexo respecto del otro, hallaron que las mujeres muestran mayor riesgo de requerir operación para el tratamiento de la EC. Igual situación sucedió en los niños a quienes inicialmente se les diagnosticó CU. En los pacientes de esta serie, cuya lesión comprometía exclusivamente el intestino delgado, el riesgo de cirugía fue 1.78 veces mayor que en el grupo integrado por sujetos con lesiones colónicas exclusivas. El retardo del crecimiento se asoció significativamente con el riesgo, al igual que lo señalado por otros expertos, mientras que la presencia de fiebre tuvo relación inversa. Según los autores del presente estudio, esto último indica que la hipertermia se comportó como signo de alarma para inducir la institución de tratamiento en forma más temprana, por lo que habría disminuido la progresión de la EC. Por causas que ignoran, los marcadores positivos se asociaron con mayor riesgo de cirugía, mientras que la ciclosporina previa a la operación se relacionó con mayor riesgo, y éste fue menor en los casos tratados con ácido aminosalicílico. Conclusiones El sexo femenino, los retardos en el crecimiento al tiempo de presentación, el diagnóstico inicial de CU y la presencia de abscesos, fístulas o estrecheces del intestino se asoció con aumento del riesgo de requerir resecciones intestinales en pacientes pediátricos portadores de EC, mientras que la menor edad al momento del diagnóstico, la presencia de fiebre y el tratamiento con ácido aminosalicílico se relacionaron con menor riesgo de requerir una operación, concluyen los expertos.
¿En qué consiste el tratamiento quirúrgico curativo de la enfermedad de Crohn? A. Ileo-transverso-anastomosis látero-lateral. Respuesta Correcta
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PAPEL DE LA RADIOTERAPIA EN EL TRATAMIENTO PALIATIVO DE NEOPLASIAS GASTROINTESTINALES Ann Arbor, EE.UU. En pacientes con neoplasias malignas del tracto gastrointestinal irresecables o metastásicas, la radioterapia puede aliviar los síntomas como dolor y hemorragia, con efectos colaterales en general bien tolerados. Gastroenterology Clinics of North America 35(1):125-130, Mar 2006 Autores: Howell DD Institución/es participante/s en la investigación: Department of Radiation Oncology, University of Michigan School of Medicine Título original:
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Introducción Existen diversas opciones de tratamiento paliativo para los síntomas provocados por neoplasias gastrointestinales e intraabdominales. La radioterapia (RT) es útil en ciertas situaciones clínicas en pacientes muy sintomáticos. Esófago Las neoplasias primarias o secundarias que afectan el esófago pueden provocar síntomas como dolor, hemorragia, odinofagia y disfagia. La extensión directa de neoplasias esofágicas avanzadas a la tráquea causa fístulas traqueoesofágicas que se asocian con síntomas como aspiración, tos y mayor riesgo de neumonía aspirativa. En pacientes con cáncer de esófago avanzado o irresecable, el tratamiento con RT externa o intraluminal (braquiterapia [BT]) confiere beneficios paliativos. Un esquema de RT externa puede variar entre 20 Gy en 5 fracciones a 50.4 Gy en 28 fracciones. Este tratamiento puede administrarse en conjunto con quimioterapia (QT) sistémica citotóxica. La BT intraluminal con fuentes de radiación como iridio 192 provee altas dosis terapéuticas a la luz y al tejido muscular submucoso, a la vez que limita altas dosis de radiación a los órganos adyacentes. Suele administrarse una o 2 veces por semana y se han empleado varios esquemas de fraccionamiento de dosis. El empleo de radiación impacta sobre los síntomas. El grado de alivio depende de la intensidad inicial de los síntomas, del tamaño del tumor y del estado general del paciente. Los efectos de la terapia paliativa pueden notarse pronto, a la semana, pero se requiere un curso de tratamiento completo para obtener respuesta. La RT focal suele ser bastante bien tolerada con efectos colaterales razonables. La RT puede causar esofagitis aguda. Durante la tercera o cuarta semana de tratamiento, los pacientes pueden referir la aparición de odinofagia o síntomas de pirosis. En los sujetos tratados con QT concomitante, estos síntomas se presentan una semana antes en promedio. Para el tratamiento de la esofagitis con RT puede emplearse una mezcla de difenhidramina, magnesio y lidocaína. En los pacientes que no responden a este esquema se utilizan analgésicos o narcóticos. También puede aparecer irritación por reflujo ácido, para lo que será útil el empleo de inhibidores de la bomba de protones en forma profiláctica o para aliviar los síntomas. Los riesgos a largo plazo de la RT externa o BT sobre el esófago incluyen estenosis o perforación, cuya incidencia es relativamente baja. El riesgo depende de la dosis total de radiación empleada, de la dosis por fracción, la extensión tumoral y el volumen del esófago irradiado. Estómago Las neoplasias del estómago localmente avanzadas, irresecables y con metástasis pueden producir síntomas como melena, dolor, náuseas, vómitos y hematemesis. En estos casos, para paliar los síntomas puede emplearse RT, en general externa, con QT citotóxica o sin ella. Se debe tratar de limitar la dosis de radiación a otros órganos intraabdominales y, en especial, mantener lo más baja posible la dosis que puede alcanzar los riñones y el intestino delgado. Un curso de RT paliativa puede variar de 30 Gy en 10 fracciones a 54 Gy en 30 fracciones. En general, la hemorragia se controla dentro de la primera semana de tratamiento. Los síntomas dependen de factores como la histología y la extensión de la enfermedad, la profundidad del compromiso de la pared gástrica y el volumen del estómago afectado. La radiación puede agravar temporariamente los síntomas como náuseas y vómitos; además, la RT gástrica se asociaría con morbilidad, que simularía o agravaría algunos de los síntomas relacionados con neoplasias. Los efectos colaterales de la radiación comprenden dolor abdominal, náuseas y vómitos, gastritis y úlceras gástricas. En pacientes tratados con altas dosis, sobre todo en el estómago, el compromiso de las células parietales puede reducir la secreción ácida y provocar dispepsia. Por lo tanto, las técnicas actuales emplean radiación gástrica parcial cuando es posible, que se asocia con menor morbilidad. Para el control de los síntomas pueden emplearse antiácidos, bloqueantes H2 y diversos esquemas antieméticos, y para el dolor, narcóticos y combinaciones de analgésicos. Hígado Hasta el momento, el tratamiento de las metástasis hepáticas se basaba en la RT, pero ha surgido una amplia gama de posibilidades terapéuticas. Las metástasis hepáticas provocan plenitud del abdomen superior, distensión, dolor local y referido. Al emplear radiación debe tenerse en cuenta el volumen del órgano tratado y la dosis total para estimar la morbilidad potencial del tratamiento. Por lo general, se emplean de 20 Gy en 8 a 12 fracciones hasta 40 Gy en 4 semanas, de acuerdo con el volumen del hígado a tratar, entre otros factores. En algunos centros se ha utilizado la RT para el tratamiento focal de las metástasis hepáticas o hasta dos tercios de hígado. En estos casos, pueden emplearse técnicas especiales para proteger al menos una porción del órgano. Los efectos colaterales de la RT hepática incluyen mal estado general, náuseas, vómitos y, cuando se emplean dosis elevadas sobre gran volumen del hígado, enfermedad hepática inducida por radiación. Intestino delgado Si bien las neoplasias primarias en este órgano son infrecuentes, el intestino delgado es una causa relevante de morbilidad en pacientes que reciben radiación en el abdomen y en la pelvis, dado que limita la dosis. La incidencia y gravedad de la morbilidad provocada por la toxicidad sobre el intestino delgado depende de la dosis total de radiación administrada, de la dosis por fracción y del volumen del intestino delgado incluido en los campos de RT. La toxicidad aumenta con el empleo concomitante de QT, el antecedente de cirugía abdominal o pélvica y la enfermedad vascular. Los síntomas de la toxicidad del intestino delgado varían entre diarrea o dolor y procesos crónicos como isquemia, obstrucción, ulceración y fibrosis. El tratamiento de los efectos colaterales agudos es sintomático, con antidiarreicos y antieméticos. Además, los síntomas pueden mejorar con empleo de dietas reducidas en residuos y en grasas y libres de lactosa. Respecto de la obstrucción, el tratamiento comprende el reposo intestinal y, si es grave, la resección quirúrgica, la derivación del segmento obstruido o la adhesiolisis. Páncreas La mayoría de las neoplasias de páncreas son incurables al momento del diagnóstico y pueden presentarse con síntomas como dolor, anorexia, ictericia y pérdida de peso. En estos casos, la RT suele emplearse para intentar suprimir la enfermedad local y paliar los síntomas asociados. La radiación se administra mediante múltiples técnicas de campo con dosis entre 45 y 50.4 Gy en 5 a 5.5 semanas sobre el páncreas y el tejido adyacente. Si bien suele reducir el dolor en forma significativa, el pronóstico es adverso. Los efectos colaterales pueden asemejarse a los asociados con la RT del estómago, que incluyen náuseas y vómitos. Como el volumen de intestino delgado que recibe radiación es pequeño, la diarrea es menos frecuente. Pueden administrase antieméticos o bloqueantes H2 en forma profiláctica o para tratar los síntomas en pacientes que reciben radiación en esta área. Arbol biliar La mayoría de los pacientes con neoplasias del tracto biliar requieren procedimientos paliativos quirúrgicos o endoscópicos para aliviar los síntomas obstructivos. El empleo de RT externa con QT citotóxica sistémica o sin ella puede aliviar sustancialmente el dolor y, en ciertos casos, asociarse con supervivencia a largo plazo. También se ha descrito el empleo de BT intraluminal. Es infrecuente el control permanente de la enfermedad y de sus síntomas. Intestino grueso Los síntomas del cáncer de colon recurrente –dolor local o hemorragia– pueden controlarse con radioterapia local. Se debe tener presente el lugar y tamaño de la recurrencia y el empleo previo de radiación en esta región, dado que son factores que pueden limitar la dosis total a administrar. Para incrementar la respuesta también puede utilizarse terapia sistémica. Debido a la ubicación del intestino grueso en el abdomen y la pelvis, la morbilidad potencial de la terapia depende de la ubicación de la enfermedad recurrente o irresecable y la dosis empleada. Recto Una de las situaciones clínicas más difíciles que deben enfrentar los oncólogos es la recurrencia pélvica de las neoplasias rectales. Los pacientes pueden experimentar dolor difícil de tratar, de acuerdo al tamaño y a la ubicación de las recurrencias. Los síntomas asociados con neoplasias rectales localmente avanzadas e irresecables incluyen hemorragia, dolor local, obstrucción y fístulas. La radiación paliativa varía entre 40 Gy en 20 fracciones a 54 Gy en 30 fracciones. Para aumentar la respuesta suele administrarse en forma concomitante QT citotóxica sistémica. En la tercera semana de tratamiento se produce alivio de la hemorragia. La RT del recto puede provocar síntomas como hemorragia y tenesmo y la lesión de la mucosa rectal, conducir a hemorragia, úlceras, estenosis y fístulas. Para tratar los síntomas de urgencia y tenesmo se emplea difenoxilato y atropina o loperamida. El dolor local se controla con narcóticos o analgésicos y, en ocasiones, con supositorios con opiáceos y belladona. Para la proctitis crónica se indican enemas de esteroides y, en casos avanzados, procedimientos endoscópicos o quirúrgicos. Conclusiones La RT puede aliviar los síntomas en pacientes con neoplasias del tracto gastrointestinal irresecables o metastásicas. Aunque no suele lograrse el control de la enfermedad a largo plazo, pueden controlarse los síntomas como dolor y hemorragia. Los efectos colaterales asociados suelen ser bien tolerados y pueden controlarse con medidas conservadoras. El autor concluye que el objetivo de proveer alivio al paciente comprende emplear el menor tiempo posible, con morbilidad reducida y extensión de la respuesta.
¿Qué sustancias suelen emplearse para tratar la esofagitis por radioterapia? A. Difenhidramina. Respuesta Correcta
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MAYOR RIESGO DE HEMORRAGIA DIGESTIVA ALTA CON INHIBIDORES SELECTIVOS DE LA RECAPTACION DE SEROTONINA Copenhague, Dinamarca Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina causarían la hemorragia digestiva alta por acción sinérgica con antiinflamatorios no esteroides o aspirina en dosis reducidas. CNS Drugs 20(2):143-151, 0 2006 Autores: Dalton SO, Sørensen HT, Johansen C Institución/es participante/s en la investigación: Institute of Cancer Epidemiology, Danish Cancer Society Título original:
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Introducción Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) se encuentran entre las drogas más empleadas en el mundo. Tienen eficacia similar en el tratamiento de la depresión que los antidepresivos tricíclicos y un favorable perfil de seguridad y tolerabilidad. No obstante, los efectos adversos de baja frecuencia pueden adquirir mayor prevalencia debido al uso amplio que se hace de estas drogas. Desde 1990, diversos informes de casos señalaron complicaciones hemorrágicas luego del inicio de ISRS. La liberación de serotonina por parte de las plaquetas desempeña un papel en la respuesta hemostática a la lesión vascular, con vasoconstricción y agregación plaquetaria. Las plaquetas no sintetizan serotonina sino que la toman de la circulación. Los ISRS impiden esta captación, por lo que inhiben el único mecanismo de almacenamiento plaquetario de serotonina. Las dosis terapéuticas de fluoxetina u otros ISRS, con 90% de reducción del contenido plaquetario de serotonina luego del tratamiento por 2 semanas, bloquean este mecanismo, que podría subyacer al incremento de riesgo de hemorragia en pacientes que reciben ISRS. Por ello, los autores realizaron una revisión para examinar los datos epidemiológicos sobre la asociación entre el empleo aislado de ISRS y el riesgo de hemorragia digestiva alta (HDA), los efectos sinérgicos con otras drogas (antiinflamatorios no esteroides [AINE], corticoides, anticoagulantes orales y antiplaquetarios, que incluyen bajas dosis de aspirina) y la consecuencia en pacientes con elevado riesgo de hemorragia gastrointestinal (GI). Los AINE se asocian con un incremento de 4 veces en el riesgo de hemorragia gastrointestinal que, sumado a su uso muy difundido, determinan que sea la clase de fármacos relacionados con más frecuencia con HDA. Los otros fármacos mencionados incrementan el riesgo de sangrado entre 2 y 3 veces, además de tener interacción con los AINE, lo que a su vez aumenta el riesgo de HDA en más de 10 veces. Revisión de la bibliografía Los autores realizaron una búsqueda en MEDLINE de trabajos publicados entre 1966 y 2005 sobre hemorragia GI e ISRS. Fueron identificados 4 estudios que evaluaron la asociación potencial entre empleo de ISRS y HDA. También fueron incluidos otros 2 trabajos que evaluaron el riesgo de hemorragia en general en usuarios de ISRS que incluía a la HDA. Todos los estudios eran observacionales, con 3 investigaciones de casos y controles y 3 trabajos de cohorte retrospectivos. Todos eran estudios poblacionales e incluyeron muestras significativas de pacientes. Estudios específicos de HDA En un estudio realizado por de Abajo y colaboradores se tomaron datos de la United Kingdom General Practice Research Database entre 1993 y 1997 para identificar casos de HDA en pacientes entre 40 y 79 años (n = 1 651) y un grupo control (n = 10 000). Como resultado, el empleo actual de ISRS aumentó en forma significativa el riesgo de HDA en 3 veces. La tasa de incidencia de HDA fue de un caso por 1 300 pacientes tratados con ISRS. El uso simultáneo de ISRS y AINE se asoció con un riesgo relativo (RR) de HDA de 15.6 y el empleo de ISRS junto con bajas dosis de aspirina, con un RR de 7.2. Van Walraven y colaboradores identificaron 317 824 usuarios de antidepresivos > 65 años de una base de datos de Ontario, Canadá, en la que se produjeron 974 internaciones por HDA entre 1992 y 1998. El RR de HDA aumentó 10% con el nivel creciente de inhibición de serotonina, principalmente en 2 grupos de riesgo: octogenarios y pacientes con antecedentes de HDA. La diferencia de tasas fue de 4.1 por 1 000 años de tratamiento en el primer grupo y de 11.7 en el segundo, correspondiente a un número necesario a dañar de 244 y 85, respectivamente. Dalton y colaboradores identificaron 26 005 usuarios de antidepresivos de una base de datos de Dinamarca y observaron 242 casos de HDA en esta población. El RR de HDA aumentó en forma significativa 3.6 veces durante los períodos de ingesta de ISRS con una diferencia de tasas de 3.1 por 1 000 años de tratamiento. El aumento del riesgo de HDA se limitó a los períodos de uso de ISRS. El uso combinado de ISRS y AINE se asoció con riesgo de HDA de 12.2, mientras que la combinación de ISRS con dosis reducidas de aspirina resultó en un riesgo de 5.2. Tata y colaboradores emplearon una base de datos clínicos de Inglaterra y Gales. Identificaron 11 261 casos de HDA en adultos y 53 156 controles entre 1990 y 2003. El riesgo de HDA durante el empleo de ISRS aumentó significativamente 2.4 veces y fue levemente superior que el observado entre usuarios de antidepresivos tricíclicos. El consumo simultáneo de ISRS y AINE se asoció con un riesgo de 2.83, que indicó ausencia de sinergismo de efectos. La razón de las tasas de incidencia de hemorragia GI durante el empleo de ISRS fue de 1.71 y durante el empleo de ISRS combinados con AINE, de 3.25. Estudios sobre sangrado no específico Layton y colaboradores emplearon una base de datos de Inglaterra para identificar 3 cohortes: 50 150 usuarios de ISRS, 36 116 usuarios de otras drogas psicotrópicas y 50 488 usuarios de drogas no psicotrópicas. Se observaron 1 229 episodios de sangrado de todos los sitios en un lapso de hasta 6 meses posteriores a la prescripción. Para las hemorragias en general, el riesgo ajustado por edad y sexo entre usuarios de ISRS fue de 1.23 en comparación con pacientes que recibían drogas no psicotrópicas y de 1.14 en comparación con sujetos tratados con otras drogas psicotrópicas. Meijer y colaboradores realizaron un estudio de casos y controles anidado en una cohorte de 64 000 usuarios nuevos de antidepresivos en Holanda entre 1992 y 2000. Se produjo un total de 196 internaciones por hemorragias, de las cuales 31 correspondían a HDA. El riesgo total de hemorragia fue de 1.9 y 2.6 con el empleo de ISRS de moderado y elevado grado de inhibición de la recaptación de serotonina, respectivamente, en comparación con usuarios de ISRS de bajo grado de inhibición de la recaptación de serotonina. Discusión La revisión de la información disponible indica que el consumo de ISRS puede desempeñar un papel causal en el sangrado a nivel del tubo digestivo. Además, 2 de 3 estudios que evaluaron el efecto conjunto de fármacos mostraron que los ISRS actuarían en forma sinérgica con otras drogas asociadas con aumento del riesgo de hemorragia. Asimismo, los 4 estudios epidemiológicos de HDA incluyeron muestras de tamaño considerable sumado al mínimo riesgo de sesgo de selección o información, dado que todos los estudios eran poblacionales y se emplearon datos extraídos de bases administrativas. Por otra parte, la observación de que el riesgo de HDA se incrementó durante períodos de consumo de ISRS reduce la probabilidad de factores de confusión que pudieran explicar la asociación observada. Los patrones de riesgo en los diferentes estudios fueron específicos y relacionados temporalmente, lo que sustenta la asociación causal entre empleo de ISRS y hemorragia digestiva. El tratamiento de la depresión con ISRS reduce el nivel de serotonina circulante en diferente grado de acuerdo con el tipo y la dosis de tratamiento y, en ciertos casos, hasta niveles indetectables. Esto también se observa en deficiencias hereditarias de serotonina frecuentemente caracterizadas por diátesis hemorrágica. También se advirtió una asociación entre empleo de ISRS y requerimiento de transfusiones de sangre luego de la cirugía ortopédica. La hemorragia como evento adverso del empleo de ISRS parece estar más o menos limitada al tracto GI. No obstante, debido a la escasez de estudios sobre otros sitios de sangrado, aún no puede descartarse un efecto más general sobre el riesgo de hemorragia. Este evento adverso es poco frecuente, lo que sugiere que otros factores, además de los niveles plaquetarios de serotonina, deben ser relevantes. La tasa de hemorragia GI por ISRS fue de 3.1 por 1 000 años de tratamiento en un estudio; en otra investigación, de 4.1 por 1 000 años de tratamiento en usuarios octogenarios de antidepresivos y tan alta como 11.7 por 1 000 años de tratamiento en pacientes con HDA previa. La HDA constituye un efecto adverso grave con tasas de mortalidad hospitalaria entre 2% y 10%. Conclusiones Los autores concluyen señalando que la revisión de datos sugiere que el empleo de ISRS se asocia con incremento de la incidencia de HDA. Los pacientes con mayor riesgo presentan antecedentes de hemorragia GI o úlcera, son ancianos y sujetos con comorbilidades como cáncer, alcoholismo y diátesis hemorrágica o que reciben AINE, aspirina, corticoides o anticoagulantes. Por ello, los médicos que prescriben antidepresivos deben tener en cuenta ciertas estrategias para reducir la probabilidad de eventos adversos GI altos. Estas estrategias incluyen indicar tratamientos alternativos a los ISRS, prescribir AINE con menor perfil de toxicidad GI (como ibuprofeno) o drogas gastroprotectoras concomitantes como misoprostol o inhibidores de la bomba de protones. Por último, los pacientes con alto riesgo de hemorragia deben ser advertidos de la posibilidad de HDA y recibir un seguimiento estrecho para detectar signos de sangrado. Señale la opción correcta respecto de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina:
A. Se emplean para el tratamiento de la depresión.
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ANALIZAN LA SUPERVIVENCIA DE PACIENTES CON CARCINOMAS GASTRICOS T4 RESECADOS Dongku, Corea del Sur Los pacientes con carcinomas gástricos T4 se benefician si se les realiza una resección curativa; si no puede llevarse a cabo, igualmente se recomienda la extirpación porque mejora el pronóstico al prolongar la supervivencia. ANZ Journal of Surgery 76(6):453-457, Jun 2006 Autores: Kim DY, Joo JK, Seo KW Institución/es participante/s en la investigación: Division of Gastroenterologic Surgery, Department of Surgery, Chonnam National University Medical School Título original:
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Introducción
¿Qué órgano de los que se enumeran a continuación no se extirpa en forma total o parcial cuando se realizan operaciones ampliadas para carcinomas gástricos T4 localmente propagados? A. Bazo. Respuesta Correcta
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