Resúmenes amplios

EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD ES UNA DE LAS ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES EN PEDIATRÍA Y LO PRESENTAN MÁS DE 1 DE CADA 20 NIÑOS


Portland, EE.UU.
Existen múltiples factores que pueden provocar la aparición o el agravamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad, por lo que se debería lograr que el niño reciba todos los nutrientes que benefician su condición y se eliminen de su dieta aquellos que la incrementan.

Alternative and Complementary Therapies 315-320

Autores:
Meletis CD, Bramwell B

Institución/es participante/s en la investigación:
National College of Naturopathic Medicine

Título original:
Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder in Children

Título en castellano:
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Niños

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.67 páginas impresas en papel A4

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una de las enfermedades psiquiátricas más frecuentes en pediatría. Se estima que lo presentan más de 1 de cada 20 niños. Se caracteriza por desatención, hiperactividad e impulsividad y trae como consecuencia la merma en la capacidad cognitiva del niño. Afecta con mayor frecuencia a los varones que a las mujeres y muestra una incidencia de 10 varones por cada mujer afectada. Definición y signos diagnósticos El DSM-IV clasifica el TDAH en 3 subtipos: síndrome de hiperactividad, síndrome de desatención y la combinación de ambos. Se debate acerca de los signos mediante los cuales se puede realizar el diagnóstico de TDAH: los niños pueden presentarse reservados y tímidos o muy activos y dispersos, es por ello que es importante evaluar el comportamiento de los pacientes en diversos ámbitos. Para establecer el diagnóstico, el DSM-IV señala que los criterios no deben presentarse en su totalidad sino que basta con que algunos de ellos se manifiesten en al menos 2 ámbitos de la vida del niño. Cómo determinar si un niño presenta TDAH La deficiencia de minerales, ácidos grasos esenciales y las alergias o la sensibilización a ciertos productos alimenticios han sido involucradas en la posible aparición de TDAH. Por otro lado, se postulan mecanismos genéticos e intoxicaciones. Por lo general, existe más de una causa para la presencia de este síndrome. En el caso de niños con comportamiento de desatención e hiperactividad, de manera constante y con manifestaciones en 2 de sus ámbitos naturales, la información acerca de los alimentos o sustancias comestibles que pueden agravar la situación se vuelve muy valiosa. Cinc en niveles límite Diversas investigaciones previas hallaron niveles séricos de cinc más bajos en los niños con TDAH respecto de aquellos que no mostraban signos de la enfermedad. Los niveles de cinc en el grupo control y de niños con TDAH en el estudio de Bekaroglu y colaboradores fueron de 105.8 ± 13.2 µg/dl y 60.6 ± 9.9 µg/dl, respectivamente (p < 0.001). Estos datos podrían avalar el suplemento de cinc en los niños con esta enfermedad. El cinc y los neurotransmisores Este mineral participa en varias de las funciones metabólicas del organismo. En estudios realizados en animales con déficit de cinc, se determinó que en las ratas sometidas a la falta de esta sustancia se observa respuesta de hiperactividad ante los estímulos aplicados. También se ha demostrado que este mineral puede aumentar la excitabilidad de las neuronas de estos animales, sobre todo en aquellos con sistemas neuronales que dependen de la dopamina. Aún resta investigar si estos efectos se reproducen en el cerebro humano. Los niños con TDAH podrían tener aumento de la actividad de la enzima catecol-o-metiltransferasa, que degrada la dopamina y la noradrenalina, con la consiguiente disminución de los niveles de ambos neurotransmisores en el sitio de la sinapsis. De esta manera se explicaría el efecto positivo que presentan el metilfenidato y la dextroanfetamina en esta enfermedad, dado que ambos aumentan los niveles de dopamina en el cerebro. El suplemento de cinc en la dieta aumentaría el afecto de estos fármacos, cuando se indican en combinación. El cinc y el metabolismo de la melatonina La hipófisis presenta los niveles de concentración de cinc más altos de todo el organismo y la melatonina se sintetiza en esta glándula. Esta hormona puede interferir en la captación de la dopamina y la noradrenalina por sus respectivos receptores. Durante la niñez, y más aún durante los primeros años de vida, podrían existir niveles de melatonina mayores, por lo que se demandarían niveles séricos más altos de cinc. Esta hipótesis se respalda en el estudio de Owens y colaboradores, que demostró que los niños con TDAH presentan más alteraciones del sueño (momento en el que los niveles de melatonina aumentan) que aquellos que no presentan este síndrome. El cinc y el metabolismo de los ácidos grasos Bekaroglu y colaboradores determinaron que los niños con TDAH presentan niveles séricos de cinc y de ácidos grasos libres más bajos. Si bien estos niveles bajos, en especial de los ácidos grasos esenciales, podrían explicar los síntomas del TDAH, se debe tener en cuenta que la causa de ellos es el déficit de cinc. Esta relación fue demostrada por Arnold y colaboradores, que administraron aceite de prímula a los niños con TDAH y se los comparó con aquellos que recibieron anfetaminas. El resultado determinó que los niños del primer grupo presentaron mejoría sólo en los casos en los que se asociaban con niveles límites de cinc. La relación entre las alteraciones en el metabolismo de los ácidos grasos y el TDAH ya se encuentra establecida. Tanto es así que muchos de los síntomas que presentan los niños con este síndrome son iguales a aquellos observados ante la deficiencia de ácidos grasos (aumento de la sed y del ritmo miccional, sequedad de la piel y el pelo, queratosis folicular y alteraciones ungüeales). Uno de los datos más importantes es el antecedente de menor incidencia de lactancia materna entre los niños con TDAH. La explicación residiría en que en la leche materna existe alta concentración de ácidos grasos, en especial los esenciales, que contribuirían al normal desarrollo del cerebro infantil. Magnesio En estudios previos realizados sobre la deficiencia de diferentes elementos, en los niños con TDAH se halló deficiencia de cinc, cobre, calcio y hierro. Sin embargo, el magnesio fue el que presentó los mayores porcentajes de déficit. Durante un tiempo, estos niños recibieron suplementos con 200 mg/día de magnesio, con lo que se logró la reducción de los síntomas de hiperactividad. Tanto el magnesio como el cinc son elementos que no se encuentran distribuidos de manera homogénea en todo el mundo y, por lo tanto, existen regiones en las que los niveles de estos minerales, tanto en la tierra como en el agua, son bajos. Así, en ciertas zonas, la causa del TDAH sería los bajos niveles de cinc, mientras que en otras lo causarían los bajos niveles de magnesio. Por otro lado, parece que los niños con TDAH presentan mayores requerimientos de cinc, magnesio y ácidos grasos, debido a la alteración en su absorción (que podría ser de causa genética) y, por lo tanto, los niveles de estas sustancias incorporadas diariamente a través de la alimentación no serían suficientes. Así, cobra relevancia asegurar adecuados aportes diarios de cinc, magnesio y ácidos grasos, a través de las elecciones alimentarias de los niños y, en caso de que esto no ocurra, se plantearía el suplemento. Vitamina B6 Según Bordonia y colaboradores, el suplemento de vitamina B6 en combinación con metilfenidato podría tener un efecto beneficioso sobre el TDAH. Lamentablemente, ese estudio no tuvo peso estadístico, dado que la muestra fue muy pequeña. Es sabido que las vitaminas del complejo B participan activamente en la maduración del sistema nervioso periférico, por lo que se debería investigar con más énfasis el papel de la vitamina B6 en los niños con TDAH, señalan los investigadores. Los aditivos en las comidas y la sensibilidad a ciertos alimentos Desde el año 1975 se sabe que los colorantes artificiales, los saborizantes y los conservantes pueden ser causa de hiperactividad y alteraciones en el aprendizaje. En 1980, nuevas investigaciones determinaron que era poco probable que una dieta libre de aditivos eliminara el TDAH. En la actualidad, los estudios más recientes vuelven a priorizar la alimentación libre de aditivos, conservantes y saborizantes como pilar fundamental en el tratamiento de este trastorno. En 1994, Boris y Mandell llevaron adelante una investigación en la que participaron 26 niños con TDAH en los que se eliminó de la dieta el trigo, el maíz, la levadura, la soja, los cítricos, el huevo, el chocolate, el maní, los colorantes artificiales y los conservantes. Transcurridas 2 semanas, 19 participantes presentaron mejoría de los síntomas de hiperactividad. Luego, este grupo fue asignado en forma aleatoria a un plan de reincorporación lenta de los alimentos, que se disimulaban en una sopa de lentejas o salsa de arándanos. Los resultados confirmaron que la presencia de estos alimentos y aditivos aumentó los síntomas de hiperactividad en los niños participantes. Otro hallazgo importante señaló que la mayoría de los pacientes que presentaron mejoría de los síntomas de TDAH a través de la eliminación de los aditivos de la dieta, también mostraban síntomas de atopia e hipersensibilidad (asma, eccema, rinitis o urticaria). Otros estudios confirmaron estos resultados. En especial, el estudio de Rowe y Rowe reveló que la tartrazina (un colorante dietario) puede causar aumento de la irritabilidad, alteraciones del sueño e inquietud. Conclusión Según los autores, el TDAH es complejo y discutible. Existen múltiples factores que pueden provocar su aparición o agravamiento, por lo que no sería sencillo aplicar una única estrategia alimentaria para su control adecuado. Una aproximación residiría en lograr que el niño reciba todos los nutrientes que benefician su condición y se eliminen de la dieta aquellos que la aumentan. También deberían realizarse análisis para evaluar los niveles séricos de cinc, magnesio, ácidos grasos y vitamina B6, a fin de detectar sus deficiencias y corregirlas mediante suplementos dietarios. Asimismo, tendría que conocerse el nivel de hierro, dado que la anemia es un factor que incide de manera negativa sobre la capacidad cognitiva del niño. Por otro lado, sobre todo en niños con antecedentes de atopia, los aditivos, colorantes artificiales y conservantes deberían eliminarse de la dieta. No existe un plan dietario único sino que éste se debe adecuar a los requerimientos específicos de cada niño portador de TDAH, concluyen los investigadores.



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