Informes periodísticos

EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO DE LOS ASTROCITOMAS INTRAMEDULARES DE ALTO GRADO



Roma, Italia


Los astrocitomas intramedulares de alto grado se caracterizan por un mal pronóstico, ya que casi todos los pacientes fallecen como consecuencia de progresión de la enfermedad a pesar del tratamiento quirúrgico.

 Fuente científica:  Journal of Neurosurgery: Spine 12(2):144-153 aSNC

 Autores:  Raco A, Piccirilli M, Landi A, Cantore G

 Palabras clave:  astrocitoma intramedular de alto grado, radioterapia, quimioterapia, cirugía

 Key Words:  high-grade intramedullary astrocytoma, radiotherapy, chemotherapy, surgery

flecha azul.gif (828 bytes) Institución principal:  University of Rome "La Sapienza"
flecha azul.gif (828 bytes) Correspondencia:  A Landi, V ia Ostiense 121, Roma Italia
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La combinación del tratamiento con la radioterapia y la quimioterapia parece incrementar la supervivencia de los pacientes con astrocitomas intramedulares de alto grado, si bien no se asocia con una mejoría de las alteraciones neurológicas.
La localización intramedular caracteriza sólo al 2% a 4% de todos los tumores del sistema nervioso central y al 15% de todos las neoplasias de la médula espinal, con la exclusión de las lesiones metastásicas. Por otra parte, alrededor del 70% de los tumores primarios de la médula espinal se consideran de bajo grado de malignidad (ependimomas, astrocitomas de bajo grado). Las neoplasias de mayor agresividad, como los glioblastomas y los astrocitomas de alto grado, se observan en general en sujetos relativamente jóvenes, con una localización predominante en los segmentos cervical y torácico de la médula espinal.
El objetivo de este ensayo fue la descripción de los resultados funcionales y las tasas de recurrencia en los sujetos afectados que fueron tratados a lo largo de 30 años en un centro especializado. A tal fin, se llevó a cabo la revisión retrospectiva de una casuística de 22 enfermos con lesiones localizadas en la médula espinal, ya sea a nivel cervical (n = 12) o torácico (n = 10). Estos individuos fueron intervenidos con técnicas de microcirugía por medio de un abordaje mediano posterior. De acuerdo con los expertos, se identificaron 10 astrocitomas de grado III y 12 glioblastomas. Sólo en 2 casos fue posible la remoción completa de la masa tumoral.
Entre los síntomas de mayor prevalencia en la etapa prequirúrgica se mencionan la hiperestesia, las parestesias o ambas (90.9%; n = 20), las alteraciones motoras (86.3%; n = 19) y las disfunciones esfinterianas (40.9%; n = 9). En coincidencia, se describieron 8 casos de deterioro grave del estado funcional (grado III de la escala de McCormick).
Se destaca en ninguno de los 22 participantes se describió una optimización de la semiología neurológica, dado que en el período postoperatorio se reconocieron 14 casos de progresión de la disfunción (63.6%), mientras que en otros 7 sujetos no se observaron cambios clínicos (31.8%). El paciente restante falleció durante la cirugía. Según señalan los expertos, en el 68.1% de los participantes se realizó radioterapia postoperatoria (n = 15), con una media de dosis de 40 Gy en 5 semanas. Asimismo, en 14 pacientes se administró quimioterapia con temozolomida, ya sea sola (n = 2; 9.09%) o bien en combinación con el tratamiento radiante (n = 12; 54.5%). Como esquema se prefirió una dosis inicial de 75 mg/m2/día y ciclos posteriores de 200 mg/m2/día durante 5 días consecutivos cada 4 semanas.
El promedio de la supervivencia postoperatoria fue de 18.7 meses para toda la población de estudio, sin diferencias de significación entre aquellos sujetos con glioblastomas multiformes o astrocitomas de alto grado (18.1 meses y 19.2 meses, respectivamente; p = 0.8 en la prueba de log-rank). En cambio, se describió un incremento de la supervivencia en el grupo de enfermos que recibieron radioterapia y quimioterapia después de la cirugía en comparación con los pacientes que sólo fueron operados (22 meses y 10.6 meses, en el mismo orden; p = 0.05). En cambio, no se comprobaron diferencias en la supervivencia en función de la localización cervical o torácica de la neoplasia (p = 0.3).
De todos modos, el tratamiento no se asoció con mejoría del estado neurológico, lo que fue atribuido por los autores a la presencia de edema local o a la manipulación quirúrgica de la médula. Agregan que los tumores intramedulares de alto grado se caracterizan por un mal pronóstico, ya que casi todos los pacientes fallecen como consecuencia de progresión de la enfermedad.
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