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Durante la COVID-19, el mayor tiempo de uso de la pantalla digital puede acelerar la epidemia de miopía
Ocular Surgery News, EE.UU. 21 Octubre, 2020

"Es muy importante que los oftalmólogos aumenten la conciencia en que el uso prolongado de dispositivos digitales -paso necesario y beneficioso para amortiguar la interrupción de la educación escolar- puede acarrear un impacto perjudicial en la prevalencia de la miopía".

 Cuando la pandemia de COVID-19 se propagó y los gobiernos de todo el mundo impusieron el cierre de las escuelas como parte de su estrategia de contención, la tecnología digital y el aprendizaje virtual jugaron un papel clave para garantizar cierto grado de continuidad de clases.

A medida que las escuelas vuelvan a abrir o en caso de nuevos cierres, los enfoques de e-learning seguirán siendo una estrategia de respaldo importante para el aprendizaje combinado. Si bien la innovación digital ofrecerá muchos resultados positivos en el futuro de la educación, a los oftalmólogos les preocupa que podría acelerar la epidemia de miopía el aumento del tiempo frente a una pantalla, junto con una reducción significativa del tiempo al aire libre.


Chee Wai Wong, MD y co -autores, advierten en una revisión publicada en la revista American Journal of Ophthalmology: "existe la posibilidad de que una batalla prolongada contra el virus COVID-19 pueda conducir a un aumento en la incidencia de miopía al dar forma a cambios conductuales a largo plazo que conduzcan a la aparición y progresión de la miopía", .

Sin embargo, la situación creada por la pandemia podría representar una oportunidad para llamar la atención sobre el problema, según Jordana M. Smith, MD, miembro de la Junta de Pediatría / Estrabismo de Ocular Surgery News (OSN). 
“Como oftalmólogos, tenemos la oportunidad de crear conciencia entre padres y maestros y eventualmente involucrarnos con los legisladores y los desarrolladores de planes de estudios para establecer estrategias que,  con el fin de mitigar la miopía, ayuden a los estudiantes más allá de la pandemia”, dijo.

Evidencia de miopía creciente
El rápido aumento de la miopía ha sido una preocupación en la última década, alcanzando los picos más altos en el este de Asia, donde más del 90% de los adolescentes y adultos jóvenes son miopes. En los Estados Unidos, la prevalencia se ha duplicado, del 20% al 40%, en las últimas 3 décadas.

El impacto del trabajo cercano en la miopía ha sido analizado por varios trabajos científicos. En su revisión y metanálisis de estudios en un gran número de niños, Huang y sus coautores encontraron que existe una calificación de evidencia II para recomendar una reducción en el tiempo dedicado a actividades cercanas, como leer, mirar televisión, entretenerse con juegos de computadora y estudiar.

“La evidencia del tiempo frente a la pantalla por sí sola no es concluyente, ya que los estudios son pocos y se basan principalmente en mediciones autoinformadas (que pueden estar fuertemente sesgadas) del tiempo frente a la pantalla”, dijo Wong.

“En Estados Unidos, el uso de estos dispositivos se ha extendido incluso en la edad preescolar y aumentó notablemente durante la pandemia. Ahora vemos las tendencias, pero en breve dispondremos de muchos datos”, precisó.

Mayor tiempo de pantalla
El cierre de escuelas durante la primera etapa de la pandemia trajo la adopción generalizada del aprendizaje en línea, cambio repentino para el que nadie (maestros, estudiantes o padres) estaba preparado.

“Al hablar con los padres, he visto muchos enfoques. Algunas escuelas incorporaron, durante 6 horas al día, cursos de 1,5 horas, con descansos de 5 minutos entre ellos; algunas otras hacían solo unas pocas sesiones de 30 minutos alternadas con planes de trabajo.
Ninguno de los proyectos incluía el tiempo obligatorio de actividad al aire libre o un componente de educación física; observamos exagerada dependencia de las computadoras portátiles y tablets”, dijo Smith.

La reapertura ha tenido lugar en diferentes momentos y con diversas modalidades de organización y programación, alternando a menudo la instrucción presencial con el aprendizaje mixto en línea e independiente. En respuesta a los inevitables nuevos brotes locales o grupos aislados de casos positivos, se espera un año escolar fragmentado, en el que los cierres parciales o temporales interrumpirían la rutina habitual del aula, reintroduciendo el aprendizaje a distancia.

“En la escuela a la que asistía mi hijo de 16 años, había demasiados casos, por lo que la cerraron y enviaron nuevamente a los estudiantes a casa con su iPad durante 2 semanas. Mis otros dos hijos todavía asisten a la escuela con regularidad ”, dijo Erin D. Stahl, MD, miembro de la Junta de Pediatría / Estrabismo de OSN. Algo que notó es que sus hijos se han acostumbrado a pasar mucho más tiempo jugando videojuegos en sus teléfonos.

“Durante el encierro, tratamos de organizar actividades para ellos dentro y fuera de la casa combinadas con tiempo al aire libre, pero ahora al retornar, terminan en una pantalla. Por lo tanto, veo de primera mano también como padre que el tiempo cerca de la pantalla aumentó en forma significativa”, confirmó Stahl.

“Es importante diferenciar porqué el tiempo de pantalla educativo es, en este punto de la historia, una integración necesaria o un sustituto del tiempo de la escuela presencial, sin perder de vista que el tiempo de pantalla recreativo también está aumenta como consecuencia de que los niños se han familiarizado con el uso de dispositivos digitales. Existe el riesgo del reemplazo de las actividades al aire libre o incluso el tiempo recreativo no digital en interiores por el creciente tiempo de pantalla”, dijo Wong.

Consecuencias inmediatas y a largo plazo
A medida que las prácticas de oftalmología de rutina se reiniciaban gradualmente y los padres llevaban a sus hijos a las citas, surgieron muchas quejas nuevas con respecto a los síntomas oculares relacionados con las pantallas.

“Es demasiado pronto para ver los efectos de un mayor tiempo frente a la pantalla en la visión, pero los padres informaron que sus hijos sienten molestias o dolor al leer, dolor de cabeza y fatiga ocular”, dijo Wagner.

“Los niños pueden no decírtelo, pero luego comienzan a parpadear incesantemente después de usar la computadora y frotarse los ojos. Cuando lees un libro, lo mueves, pasas las páginas y el enfoque es más variable. Pero cuando usas una computadora, la distancia y posición no cambian, los ojos están fijos en la pantalla. Cuando se enfoca constantemente en una distancia en particular, especialmente si tiene un error de refracción no corregido, probablemente se enfocará más de lo necesario y durante un período de tiempo prolongado. Esto causa malestar en los ojos y dolor muscular en torno a ellos”, dijo.

Según un informe de Common Sense Media publicado en octubre de 2019, en Estados Unidos el uso de pantallas por niños y adolescentes de 8 a 12 años fue en promedio de 5 horas por día, aumentando a 7.5 horas en el grupo de 13 a 18 años. Esto acontecía en tiempos anteriores a COVID-19 y no incluía actividades escolares.

“se trata de un problema global y nos preocupa que este aumento adicional no sea temporal. Necesitamos una estrecha colaboración entre los padres, las escuelas y los órganos de gobierno para mitigar el impacto colateral a largo plazo de las políticas de COVID-19.

La miopía no es solo un problema a corregir con gafas. A medida que los niños miopes crecen, pueden ocurrir complicaciones, como miopía [neovascularización coroidea], glaucoma y desprendimiento de retina. Esto es algo que queremos prevenir ”, dijo Wong.

Pasos de padres y maestros
“En este momento veo y escucho a niños que se quejan de fatiga visual y dolor de cabeza, pero para el próximo año, espero un aumento de niños que necesiten recetas y un empeoramiento en aquellos que son miopes”, agregó Smith.

Su consejo para los padres es que establezcan horarios diarios para sus hijos, minimizando el tiempo de pantalla recreativa cuando están comprometidos durante 3 horas o más con el aprendizaje digital.

“Les propongo a que no entreguen a sus hijos el iPad para jugar si lo usado para la escuela. El tiempo libre debe estar lejos de las pantallas, jugar al aire libre tanto como sea posible, pero también incluir actividades en interiores que no sean digitales”, dijo Smith. Alienta también en el máxmo aprovechamiento del hogar, para que durante el aprendizaje en línea los niños tengan adecuadas condiciones de iluminación, con alternativas de usar la visión de lejos durante los descansos (por ejemplo, mirar por una ventana).

Según las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Oftalmología, el tiempo frente a una pantalla debe incluir descansos regulares para la visión de lejos, siguiendo la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia (6.1m) durante 20 segundos.

“Esto permite descansar la vista. Otras recomendaciones incluyen la posición adecuada de la pantalla, no doble el cuello y relaje el cuello y los hombros. La iluminación de la pantalla debe ser cómoda, ni demasiado brillante ni demasiado tenue, y la computadora nunca debe usarse en una habitación oscura. Muchas de estas recomendaciones son de sentido común”, dijo Wagner.

La OMS y la Academia Estadounidense de Pediatría exigen que los niños menores de 2 años no no se enfrenten a la pantalla y los de 2 a 5 años menos de 1 hora al día; sin embargo, no dan recomendaciones para los niños mayores y adolescentes, grupo en los que aumenta exponencialmente el tiempo dedicado a las pantallas.
“Hay aplicaciones en el dispositivo que permiten a los padres establecer límites, restringiendo el tiempo de uso de la pantalla por día o por sesión. Estas aplicaciones son un método simple para que los usuarios sepan cuánto tiempo pasan en dispositivos digitales, recordándoles que se desconecten y descansen del uso de la pantalla digital”, dijo Wong.

Los padres también deben hacer un esfuerzo por supervisar el contenido digital y ayudar a sus hijos a desarrollar su propia capacidad para seleccionar, procesar e interpretar información, optimizando y disminuyendo así el tiempo total que pasan en línea. 
“Los maestros deben colaborar con los padres para hacer esto y diseñar horarios en los que se alternan la educación digital y los períodos de descanso. "El aprendizaje remoto no requiere mirar una pantalla todo el tiempo, pero puede incluir actividades de manualidades, actividades a distancia, trabajo creativo y ejercicio físico", agregó el especialista.

Efectos beneficiosos del tiempo al aire libre
En China, Taiwán, Singapur y otros países asiáticos donde la prevalencia de la miopía es más alta, los gobiernos adoptaron medidas para el control de la miopía que, insertas en el plan de estudios escolar, incluyen cantidades específicas de actividades al aire libre.

En las escuelas taiwanesas, el programa Tian-Tian 120, implementado en 2010, alienta a los maestros a llevar a los niños al aire libre durante 120 minutos todos los días. En 5 años, la prevalencia de la miopía disminuyó continuamente, revirtiendo la tendencia de la década anterior.
Un programa similar implementado en 12 escuelas primarias en Guangzhou, China, adicionó solo 40 minutos de actividad al aire libre por día arrojó en 3 años resultados igualmente positivos.

“El factor protector mejor establecido para la miopía es el tiempo al aire libre. En la situación actual, la implementación y continuidad de estos programas en nuestras escuelas se ve comprometida y el distanciamiento social puede reducir las actividades al aire libre también en el tiempo libre de los niños y adolescentes”, aseguró Wong. 

Aunque los beneficios han sido científicamente probados, aún no se han aclarado los mecanismos mediante los cuales el tiempo al aire libre previene y ralentiza la miopía. “Una posible explicación es que la constricción de la pupila aumenta la profundidad de enfoque, por lo que no es necesario que se adapte tan rápido como lo haría si estuviera en interiores. El otro es que la luz estimula la liberación de dopamina de la retina, lo que puede contribuir a la inhibición del alargamiento del globo”, dijo Wagner.

“Necesitamos más iniciativas de salud pública que incluyan actividades obligatorias al aire libre para nuestros niños y que los educadores tomen conciencia del creciente problema”, agregó.

Sensibilización
Lo que falta, sin embargo, es la conciencia de cómo dedicar excesivo tiempo en enfocar objetos cercanos, incluidos libros, teléfonos inteligentes y pantallas de computadora; las consecuencias pueden afectar de pr vida la visión, de manera tal que superaría la necesidad de gafas.

“Nunca me he encontrado con un profano que haya oído hablar de la prevalencia de la miopía o del control de la miopía. Cuando los medios de comunicación abordan el tiempo insumido frente a la pantalla, se enfocan en el impacto en el desarrollo general, no específicamente en la miopía. Hay muchos recursos en la web, pero la introducción al problema, la llamada de atención que despierta la curiosidad por leer y saber más, no se ha transmitido”, dijo Stahl.

Los oftalmólogos ahora están llamados a ir más allá entrando en el sistema educativo para que maestros, desarrolladores de planes de estudios y legisladores tomen conciencia del papel crucial que desempeñan en la protección de la vista, particularmente en estas difíciles circunstancias.

Smith considera que “los programas escolares de cuidado de la vista pueden marcar una diferencia real. Parte de nuestra función es comunicarnos con las autoridades que pueden tener un impacto en las políticas educativas sobre la importancia de mantener el tiempo frente a la pantalla dentro de límites saludables y permitir actividades al aire libre. Antes de la pandemia, esta ya era nuestra responsabilidad. Durante la pandemia, debido a que toda la atención se centró en el virus, es posible que algunos de estos mensajes se hayan diluido. Es muy importante que los oftalmólogos intenten aumentar la conciencia de que el uso prolongado de dispositivos digitales -paso necesario y beneficioso para amortiguar la interrupción de la educación escolar- puede tener un impacto perjudicial en la prevalencia de la miopía

En segundo lugar, los oftalmólogos deben tener un papel activo al dirigirse a sus pacientes, especialmente a los que reciben tratamientos como la atropina u ortoqueratología, para recordarles que asistan a visitas de seguimiento regulares.

“Hemos vuelto a la práctica casi normal, pero la gente todavía tiene miedo de ir a los hospitales. Las teleconsultas pueden ayudar. Es importante que estos tratamientos no se detengan para evitar el efecto rebote, puesto que la tasa de progresión aumenta mucho en forma acelerada”, dijo Wong.


Referencias

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Más información de los autores:

Jordana M. Smith, MD, can be reached at University of Arizona College of Medicine, 1501 N. Campbell Ave., P.O. Box 245017, Tucson, AZ 85724; email: jsmith@eyes.arizona.edu

Erin D. Stahl, MD, can be reached at Children’s Mercy Kansas City, 2401 Gillham Road, Kansas City, MO 64108; email: edstahl@cmh.edu

Rudolph S. Wagner, MD, can be reached at Doctors Office Center, Suite 6100, P.O. Box 1709, Newark, NJ 07101; email: wagdoc@comcast.net

Chee Wai Wong, MD, can be reached at Singapore National Eye Center, 11 Third Hospital Ave, Singapore 168751; email: wong.chee.wai@singhealth.com.sg