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Progresos e incertidumbres en torno a las vacunas Covid-19
The Lancet, Reino Unido 20 Noviembre, 2020

La editorial de The Lancet fue publicada en su edición de hoy, 21 de noviembre de 2020.
El texto completo en inglés se encuentra disponible en la página https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)32472-7
SIIC

Extracto en castellano elaborado por la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC).

Vacunas COVID-19: no hay tiempo para la apatía
...
Motiva optimismo la perspectiva de prevenir enfermedades y muertes, coo así también evitar el daño y la miseria que ocasionan las restricciones extendidas. Pero aunque es correcto tener esperanzas y alentarnos, estamos lejos de acabar con la COVID-19 como un problema de salud pública.

Desafortunadamente, los resultados de los ensayos se anunciaron a través de comunicados de prensa, lo que deja muchas incertidumbres científicas que dictarán cómo las vacunas afectarán el curso de la pandemia.
Se dispone de pocos datos de seguridad. Aún no está claro qué tan bien funcionan las vacunas en las personas mayores o con afecciones subyacentes y su eficacia para prevenir enfermedades graves.
La publicación revisada por pares debería resolver estos problemas, sin embargo otras preguntas carecerán de respuesta por algún tiempo. El desconocimiento de la duración de la protección tendrá una gran influencia en los aspectos prácticos y la logística de la inmunización (¿se necesitarán refuerzos? ¿con qué frecuencia?).

También en gran medida se ignora si las vacunas previenen la transmisión del SARS-CoV-2 o principalmente solo protegen contra la enfermedad. Si es lo último, lograr la inmunidad colectiva mediante la inmunización se convierte en una perspectiva difícil.
Pfizer y Moderna proyectan juntos que habrá suficiente vacuna para 35 millones de personas en 2020, y quizás hasta mil millones en 2021. Como resultado, muchos millones de personas con alto riesgo de enfermedad no serán inmunizadas en el corto plazo, lo que requerirá la utilización continua de intervenciones no farmacéuticas.

Existe el peligro de que el público se vuelva indiferente con la noticia de las vacunas prometedoras, pero ¿cuánto más difícil será garantizar el cumplimiento de las directrices y restricciones cuando una vacuna está disponible para muchos pero otros permanecen desprotegidos?
Las dudas que generan las vacunas también es una clara amenaza para el control de la COVID-19. Los nuevos datos muestran que la voluntad de recibir una vacuna COVID-19 está lejos de ser universal. Cuando incluso el uso de una mascarilla puede pintarse como un acto político más que como una medida de salud pública, será esencial un liderazgo responsable y una comunicación pública cuidadosa.

Estas preocupaciones serán irrelevantes en lugares donde una vacuna no esté disponible por completo. Dejando de lado los enormes desafíos logísticos de la fabricación y el despliegue (incluidos los onerosos requisitos de la cadena de frío para algunos candidatos), el nacionalismo de las vacunas sigue siendo una gran amenaza para el acceso equitativo.

COVAX, el mecanismo de financiación liderado por la Alianza para la Vacunación GAVI con el  fin de proporcionar vacunas a países de ingresos bajos y medios, ha recaudado US$2 mil millones, pero necesita US$5 mil millones más para 2021.
Pfizer y Moderna aún no han llegado a acuerdos con COVAX para suministrar vacunas; Pfizer ha emitido una expresión de interés. Por el contrario, un puñado de países de ingresos altos ya se aseguró la opción de comprar cientos de millones de dosis. Aunque algunos fabricantes de vacunas prometieron limitar las ganancias por la pandemia de COVID-19, Pfizer y Moderna no han asumido tales compromisos.

¿Cómo se ve el futuro a largo plazo? ¿El SARS-CoV-2 se volverá endémico en una fase pospandémica? Es probable, pero es demasiado pronto para estar seguro qué forma adoptará esta endemicidad. Las vacunas serán solo un factor determinante.

Las reinfecciones son otra: parecen raras hasta ahora, pero la pandemia aún es joven. La naturaleza y duración de las respuestas inmunitarias y las características del virus y la infección también influyen.
¿Puede la infección proporcionar inmunidad esterilizante? ¿Con qué rapidez disminuye la inmunidad protectora? ¿Qué tan grave puede ser la reinfección? ¿Cómo varía la inmunidad según el sexo, la etnia y la edad? ¿Tendremos brotes estacionales anuales? ¿O períodos más prolongados de quietud interrumpidos por el resurgimiento? ¿Y, en consecuencia, cómo deberán adaptarse los sistemas de salud?
Estos problemas y muchos otros determinarán los impactos continuos del COVID-19 en la salud y todavía no se comprenden bien todos.

El año 2020 ha sido de increíbles logros científicos. En menos de 12 meses, los investigadores caracterizaron una nueva enfermedad, secuenciaron el genoma del virus, desarrollaron diagnósticos, produjeron protocolos de tratamiento y establecieron la eficacia de medicamentos y vacunas en ensayos controlados aleatorios.

Muchas personas se sienten esperanzadas por primera vez en mucho tiempo. Pero aún queda mucho por aprender y muchas barreras por superar.
El 14 de noviembre, 5 días después del anuncio de Pfizer, se registraron 663 772 nuevos casos de COVID-19, la mayor cantidad en un solo día. El momento es peligroso para ser apático.