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Alemania prevé endurecer las restricciones a partir de enero
El País, Berlín, Alemania 9 Diciembre, 2020

Alemania no logra doblegar la curva de infección, a pesar de las restricciones impuestas hace cinco semanas. Los bares y los restaurantes están cerrados desde principios de noviembre. Los hoteles, salvo para viajes profesionales, los museos, los conciertos, teatros y la cultura en general, también. Las restricciones han logrado frenar el crecimiento exponencial del virus, pero no han conseguido una reducción significativa de los contagios. El número de casos en las últimas 24 horas asciende a 20.815, mientras que en la primera ola, el pico se situó en torno a los 6.000 diarios.

La canciller Angela Merkel imploró hoy contención en los días previos a las fiestas navideñas. “Los científicos nos están suplicando que reduzcamos los contactos durante una semana ante de ir a visitar a los abuelos”, arrancó su discurso en el parlamento. “¿Qué diremos cuando echemos la vista atrás a este episodio histórico único en un siglo? Si mantenemos demasiados contactos antes de Navidad y al final, resulta que son las últimas navidades con los abuelos, habremos hecho algo mal. No debemos dejar que suceda”, ha dicho Merkel, habitualmente poco expresiva, pero este miércoles visiblemente emocionada. Como martillea desde hace semanas fuera y dentro del Parlamento, ha pedido que se reduzcan todos los contactos que no sean imprescindibles.

Frente al covidescepticismo que anida en la extrema derecha alemana, Merkel apeló incluso a su pasado en la República Democrática Alemana. “Decidí estudiar física en la RDA, (...) porque estaba segura de que se pueden superar muchas cosas, pero no la gravedad, ni la velocidad de la luz, ni otros hechos”. Con la vacuna, ha sostenido, se puede “ver la luz al final del túnel”, pero ha advertido de que el cambio en la situación inmunológica de la población no será determinante en los tres primeros meses del año que viene.

El instituto de referencia epidemiológico, Robert Koch, indica en su informe diario que “el elevado número de casos está provocado por una transmisión crecientemente difusa”. Habla de contagios en domicilios, centros de mayores, de dependientes y de terapia ocupacional y eventos religiosos. “Para una elevada proporción de casos, la transmisión sigue sin estar identificada”, reconocen los epidemiólogos del Robert Koch. Indican además que desde principios de septiembre, la proporción de personas mayores infectadas ha vuelto a aumentar, lo que también repercute en un aumento del número de muertes. La llegada del invierno, con temperaturas en torno a los cero grados, y la reducción de la vida al aire libre debido al frío favorecen además la propagación del virus. Los contagios de personas procedentes del extranjero, sin embargo, se han desplomado respecto al verano. Quien entre a Alemania procedente de una de las regiones consideradas de riesgo, como por ejemplo España, debe guardar una cuarentena de 10 días o de cinco si a partir de entonces se hace un test que resulte negativo.

La incidencia en Alemania asciende a 149,1 casos por 100.000 habitantes en los últimos siete días, lo que supone una cifra muy superior al umbral de 50 marcado como límite por las autoridades políticas y sanitarias. Los 590 muertos del martes se suman al total de 19.932 de personas fallecidas desde el inicio de la epidemia. Baviera, Berlín o Renania del Norte-Westfalia son los Estados más afectados desde hace meses. Se añade ahora Sajonia, en el este del país, con una incidencia acumulada de 319 casos en siete días por cada 100.000 habitantes y que ya ha anunciado un endurecimiento de las medidas. La tasa de reproducción del virus, es decir, la media de contagios por parte de una sola persona, se sitúa en el 1,03, ligeramente por encima del umbral considerado crítico por las autoridades sanitarias y políticas. Al ser en este momento el número de casos activos muy elevado —casi 300.000— los contagios son proporcionalmente altos.

Alemania superó con relativo éxito la llamada primera ola, pero esta segunda está golpeando con fuerza al país de 83 millones de habitantes. Estos días, se repiten las voces de políticos que piden medidas más estrictas como las impuestas en la vecina Francia. En el país no hubo desde el inicio de la epidemia ningún confinamiento estricto. El aumento de cifras en las últimas semanas hace prever un endurecimiento de las restricciones a partir de enero. Las medidas podrían incluir el cierre de comercios, hasta ahora abiertos, a limitar la actividad escolar, que por el momento no se ha visto afectada.

Presupuesto excepcional
Merkel justificó en el Parlamento el desembolso masivo de dinero público en Alemania, un país con aversión a la deuda, porque recordó: “Vivimos en una pandemia, vivimos en una situación excepcional […] por eso este presupuesto”. La deuda prevista para el año que viene de 180.000 millones de euros es la mayor desde la segunda Guerra Mundial, después de la pactada para este año, y con ella se pretende mitigar el impacto de la ralentización económica durante meses. Las empresas afectadas por la pandemia pueden solicitar ayudas por valor de hasta el 75% de sus ingresos en el mismo mes del año anterior.

Esta pandemia ha dinamitado de los mantras financieros alemanes. En el Gobierno ya nadie habla de Schwarze Null, presupuestos con déficit cero, o freno de la deuda. Los mismos políticos que durante años en Berlín han defendido la austeridad contra viento y marea, gastan ahora sin complejos y a la vez se sienten vindicados. Entonces decían que el endeudamiento llegaría cuando hubiera una verdadera crisis y ese día, aseguran, ha llegado.