Autor del comentario
Luis Del Carpio-Orantes
Instituto Mexicano del Seguro Social, Veracruz, México
El virus del dengue, así como otros arbovirus, cambia constantemente ajustándose a entornos cada vez menos cálidos como el caso de las regiones distales de Sudamérica, en donde resaltan países como Chile, Uruguay y Argentina; este último tiene climas templados y fríos polares, sin embargo, en su colindancia con otros países del centro sudamericano el clima es tropical y subtropical, el cual favorece la presencia de los vectores, principalmente los del género
Aedes, que condicionan la prevalencia de las arbovirosis.
El virus del dengue se informó en la Argentina desde 1998 con brotes en 2000, 2002, 2003, 2004 y 2007. En 2009 se informó la presencia en el área metropolitana de Buenos Aires. Los principales serotipos del dengue han sido DENV-1 y DENV-2; de
igual forma, los virus chikungunya y zika lo hicieron durante las oleadas de 2014-2015, incluso con casos de microcefalia y síndrome de Guillain-Barré asociados con este último.
Como fue demostrada la presencia de dengue, así como de zika, fiebre amarilla y encefalitis de San Luis en las regiones argentinas, es importante que además de las medidas de diagnóstico y tratamiento oportunos no se desatiendan las cuestiones entomológicas que llevan a un mejor entendimiento de los vectores y su importante papel en la diseminación de dichas virosis. En la Argentina se han identificado los vectores típicos como Ae. Aegypti, así como Ae. Albopictus, sin embargo existen otros con una mayor extensión territorial, que podrían tener la capacidad y competencia vectorial como Ae. albifasciatus, aunque hasta el momento no se ha reportado dicha situación.
De igual forma se debe prestar atención a otros virus como zika y chikungunya, que llegaron desde regiones de Oceanía y Asia y de otros arbovirus enteramente americanos como mayaro y oropouche, de los cuales sus vectores también se han identificado en la Argentina. Tomar ejemplo de la vasta experiencia americana en donde pese a diversas acciones, los arbovirus siguen aún cobrando vidas sin que las campañas antiarbovirus tengan el impacto deseado, lo cual puede tornarse un real problema de salud pública en la Argentina.
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