Resúmenes amplios

EL ACCESO A ESPACIOS VERDES Y AZULES EVITA LA APARICIÓN DE AFECCIONES MENTALES


Liverpool, Reino Unido
Los trastornos mentales son uno de los principales responsables de la carga mundial de morbilidad, y para combatir esta problemática es importante mejorar la salud ambiental mediante la inversión y el acceso a espacios verdes y azules de calidad, en particular para los adultos que viven en comunidades desfavorecidas.

The Lancet Planetary Health 7(10):809-818

Autores:
Geary RS, Thompson D, Rodgers SE

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Liverpool

Título original:
Ambient Greenness, Access to Local Green Spaces, and Subsequent Mental Health: A 10-year Longitudinal Dynamic Panel Study of 2·3 Million Adults in Wales

Título en castellano:
El Verdor Ambiental, el Acceso a Espacios Verdes Locales y la Salud Mental Posterior: Un Estudio de Panel Dinámico Longitudinal de 10 Años de 2.3 Millones de Adultos en Gales

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.62 páginas impresas en papel A4

Introducción 

Los trastornos mentales son uno de los principales responsables de la carga mundial de morbilidad. Se ha observado que vivir cerca y pasar tiempo en y alrededor de espacios verdes y azules (EVA), como parques y jardines o lagos, reduce el riesgo de problemas de salud mental. Esto tiene efectos beneficiosos directos e indirectos sobre la salud mental, pero aún no se han establecido con precisión los cambios a lo largo del tiempo. El acceso a EVA de buena calidad es un problema, en particular para los sujetos que viven en áreas desfavorecidas, los que pertenecen a grupos minoritarios, los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas o limitaciones funcionales. Además, estos grupos tienden a usar menos los EVA y a tener percepciones negativas con respecto al uso y la seguridad de estos espacios. La exposición a EVA se ha asociado con una disminución de las desigualdades en salud y con mejor salud mental y bienestar. No obstante, los escasos estudios longitudinales que analizaron los efectos de la exposición a EVA sobre la salud mental presentan limitaciones y no son concluyentes. 

El objetivo de esta investigación fue analizar el efecto de la vegetación ambiental y el acceso a EVA a lo largo del tiempo sobre la salud mental en sujetos adultos, teniendo en cuenta las desigualdades en salud. 

 

Métodos

Se realizó un estudio a escala poblacional de una cohorte de personas de 16 años o más en Gales, Reino Unido. La cohorte fue creada a partir de datos de registros médicos electrónicos, desde el 1 de enero de 2008 hasta el 31 de octubre de 2019. Este conjunto de datos proporcionó información demográfica y clínica, así como datos en cuanto a su lugar de residencia o sus mudanzas. La presencia de trastornos frecuentes de salud mental se determinó mediante un algoritmo validado que combinó los diagnósticos o síntomas actuales de ansiedad o depresión (tratados o no tratados en el año anterior), o el tratamiento actual de un trastorno frecuente de salud mental diagnosticado hasta 8 años antes de 2008 (diagnóstico histórico), en el que el diagnóstico precedió al tratamiento. El verdor ambiental dentro de los 300 m de cada hogar se determinó mediante el Índice de Vegetación Mejorado (EVI [Enhanced Vegetation Index]) obtenido de datos satelitales (Landsat 2008 a 2019). El acceso a EVA se valoró con dos medidas, incluido el número de EVA en un radio de 1600 m de la vivienda y la distancia al EVA más cercano. Se crearon valores de exposición acumulados para cada adulto, hasta la aparición de un trastorno mental, la muerte, la migración fuera de Gales o la finalización de la cohorte en 2019. Las asociaciones entre la exposición al verdor ambiental y el acceso a EVA con un trastorno frecuente de salud mental posterior se evaluaron mediante regresión logística multivariada, estratificada por privación socioeconómica a nivel de área y el diagnóstico histórico de un trastorno frecuente de salud mental. El EVI y el acceso a EVA se categorizaron como 0 y 1; los resultados de la regresión se presentaron para incrementos de 0.1 unidades. Los odds ratios (OR) se calcularon con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). 

 

Resultados

La cohorte incluyó 2 341 591 adultos (51% varones) y 19 141 896 años-persona de datos de seguimiento. El 21.9% de los participantes tuvieron un trastorno mental al menos una vez durante el período de estudio, y esto fue más frecuente entre las mujeres que en los varones (26.8% frente a 17.2%). Las personas más jóvenes (de 22 a 50 años) tenían más probabilidades de haber buscado atención para un trastorno frecuente de salud mental que las de los grupos de mayor edad. El EVI a menos de 300 m de la vivienda en Gales, entre 2008 y 2019, fue de 0.10 a 0.62. 

Después de ajustar por edad, sexo, privación socioeconómica a nivel de área, movilidad individual, nacimientos y muertes en el hogar, y comorbilidades, el aumento en 0.1 unidades en el EVI se asoció con menores probabilidades de tener un trastorno frecuente de salud mental (OR ajustado = 0.80; IC 95%: 0.80 a 0.81). Las probabilidades de presentar ansiedad o depresión fueron más bajas entre los adultos con un diagnóstico histórico de trastorno frecuente de salud mental (OR ajustado = 0.68, IC 95%: 0.68 a 0.68) que entre los que no tenían un diagnóstico de este tipo (OR ajustado = 0.84; IC 95%: 0.84 a 0.85). El acceso a EVA demostró un patrón similar al del verdor ambiental, pero el tamaño del efecto fue menor; el aumento en 0.1 unidades en el acceso a EVA de cualquier tamaño en un radio de 1600 m del hogar se relacionó con menores probabilidades de trastornos frecuentes de salud mental (OR ajustado = 0.93, IC 95%: 0.93 a 0.93). A diferencia del EVI, el aumento en 0.1 unidades en el acceso a EVA solo se vinculó con menores probabilidades de un trastorno frecuente de salud mental entre los sujetos que no tenían un diagnóstico histórico de trastorno frecuente de salud mental (OR ajustado = 0.91, IC 95%: 0.91 a 0.92). En el caso de las personas con un diagnóstico histórico de un trastorno frecuente de salud mental, no hubo asociación entre el acceso a EVA y la probabilidad de un trastorno frecuente de salud mental posterior (OR ajustado = 1.00, IC 95%: 0.99 a 1.00). El verdor ambiental y el acceso a EVA se relacionaron con trastornos frecuentes de salud mental en todos los quintiles de privación socioeconómica. A diferencia del verdor ambiental, la asociación entre el acceso a EVA y los trastornos frecuentes de salud mental estuvo influenciada por el nivel de privación socioeconómica. La magnitud de la asociación del acceso a EVA con los trastornos frecuentes de salud fue mayor en las personas que vivían en las zonas con más privaciones socioeconómicas, o sea más desfavorecidas (OR ajustado = 0.90, IC 95%: 0.90 a 0.91), en comparación con aquellas que vivían en zonas con menos privaciones socioeconómicas (OR ajustado = 0.94, IC 95%: 0.94 a 0.95). La mudanza de casa influyó en el vínculo entre el verdor ambiental y los trastornos frecuentes de salud mental; esta relación fue más fuerte para aquellos que no se mudaron que en los que se mudaron. El análisis de sensibilidad mostró que cada 360 m adicionales hasta el EVA más cercano al hogar, mayores eran las probabilidades de tener un trastorno frecuente de salud mental (OR ajustado = 1.05, IC 95%: 1.04 a 1.05).

 

Discusión

Este estudio presenta la evaluación longitudinal más grande y completa del efecto de las diferencias en la exposición a EVA en la salud mental y el bienestar durante un período de 10 años. Se observó que el verdor ambiental y el acceso a EVA reducen la probabilidad de presentar trastornos mentales prevalentes, como la ansiedad y la depresión. Además, la privación socioeconómica modificó la relación entre el acceso a EVA y la salud mental. Se sabe que las privaciones socioeconómicas generan estrés y afectan la salud mental, y esto puede ser contrarrestado, al menos en parte, por el acceso a EVA. Las condiciones locales de los vecindarios pueden ser más importantes para las personas con más privaciones socioeconómicas, que tienen menos recursos financieros disponibles para viajar fuera de su entorno local que los individuos con menos privaciones socioeconómicas. En consecuencia, la inversión en salud ambiental como el verdor ambiental y en espacios verdes públicos que sean accesibles y de buena calidad puede tener un enorme impacto beneficioso en la salud mental, en particular en los grupos poblacionales desfavorecidos y en los sujetos con antecedentes de trastornos mentales. Las relaciones entre el verdor ambiental o el acceso a EVA y la probabilidad de trastorno mental estuvieron influenciadas por los antecedentes de trastornos mentales del individuo. El efecto beneficioso de la exposición a mayor verdor ambiental fue de mayor magnitud para sujetos con antecedentes de trastornos mentales. Esto sugiere que la exposición al verdor ambiental podría ser una intervención preventiva importante, además de proporcionar beneficios restauradores sobre la salud mental. Por el contrario, un mayor acceso a EVA se asoció con mejoras en la salud mental de las personas sin antecedentes de trastornos mentales. Esto podría reflejar los diferentes mecanismos a través de los cuales el verdor ambiental, o el acceso a EVA, afectan la salud mental. Estos factores son importantes y tienen relaciones complejas que pueden diferir entre los grupos poblacionales y las circunstancias de la vida. Es importante tener en cuenta que las cualidades de los EVA pueden afectar el uso de estos y, por lo tanto, los resultados de salud asociados. 

 

Conclusiones 

Este estudio longitudinal mostró que una mayor vegetación ambiental alrededor del hogar y el mayor acceso a EVA se asocian por separado con menor probabilidad de presentar un trastorno mental entre los adultos. La magnitud de la asociación del acceso a EVA con la manifestación posterior de un trastorno mental fue mayor para los adultos que viven en las áreas más desfavorecidas (reducción del 10% por aumento de 0.1 unidades) que para las personas que viven en las zonas menos desfavorecidas (reducción del 6% por aumento de 0.1 unidades). Esta información puede servir para crear políticas públicas que mejoren los entornos y desarrollen EVA apropiados y de calidad con el propósito de mejorar la salud y el bienestar de todos los adultos, especialmente de aquellos que viven en las zonas más desfavorecidas.

 



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