Resúmenes amplios

PROPIEDADES DE LAS VITAMINAS PARA MEJORAR LA INMUNIDAD DE LA PIEL


Manipal, India
Las propiedades inmunomoduladoras de las vitaminas A, B3, C, D y E tienen potencial terapéutico para mejorar la salud de la piel y controlar enfermedades cutáneas, como la dermatitis atópica, la psoriasis y el acné.

Pharmacological Reports 75(5):1096-1114

Autores:
Mudgal J, Hiremath P, Joshi M

Institución/es participante/s en la investigación:
Manipal Academy of Higher Education

Título original:
Modulatory Role of Vitamins A, B3, C, D, and E on Skin Health, Immunity, Microbiome, and Diseases

Título en castellano:
Papel Modulador de las Vitaminas A, B3, C, D y E en la Salud, la Inmunidad, el Microbioma y las Enfermedades de la Piel

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.7 páginas impresas en papel A4

Introducción

La piel actúa como barrera y protección entre los medios interno y externo. Además, participa de otras funciones fisiológicas claves, como la termorregulación, la síntesis de vitamina D, la excreción y la sensación. Este órgano forma parte de la inmunidad innata y tiene la capacidad de mantener la homeostasis y responder a innumerables factores externos a los que se expone de forma regular. En la epidermis, la capa externa de la piel, se encuentran queratinocitos maduros que conforman la barrera protectora y detectan patógenos, así como diversas células inmunocompetentes, incluidas las células de Langerhans, eosinófilos y monocitos, con capacidad para activar inmunidad adquirida y vinculadas con reacciones alérgicas. La identificación de patógenos en la piel desencadena una reacción inmunitaria mediada por células y citoquinas. Estudios recientes indican que la microbiota comensal de la piel tiene un papel clave en la inmunidad y cicatrización de heridas. La eubiosis en la piel es sinónimo de salud, por el contrario, la disbiosis se asocia con enfermedades como la psoriasis y la dermatitis atópica, entre otras. Esta microbiota, conformada por diversas bacterias, hongos y virus, es sensible a factores externos e internos. Las vitaminas A, B3, C, D y E tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Los efectos inmunomoduladores de estas tienen potencial terapéutico en dermatología. 

En este artículo se describen las propiedades de las vitaminas A, B3, C, D y E para modular la inmunidad de la piel y prevenir la disbiosis vinculada con trastornos de la piel.

 

Metodología

Se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva. Las publicaciones relevantes al respecto se buscaron en las bases de datos Scopus y PubMed. El papel de las vitaminas A, B3, C, D y E en la inmunidad de la piel y diversas afecciones dermatológicas se presentó de forma individual. 

 

Vitamina A 

La vitamina A y sus metabolitos tienen efectos tópicos comprobados en diversas afecciones de la piel, como el fotoenvejecimiento y la dermatitis atópica. La absorción percutánea de los retinoides tópicos es baja. Las propiedades inmunomoduladoras en la piel de la vitamina A se atribuyen a la regulación en disminución de los receptores tipo Toll 2 y 3, la inhibición de la proliferación de los mastocitos y la mejora de la expresión de proteínas antimicrobianas. Esto tiene efecto antiinflamatorio. Los receptores tipo Toll participan de la inmunidad innata y su activación tiene efectos proinflamatorios. La proliferación y activación de mastocitos también desencadena la respuesta inflamatoria, y está vinculada con la dermatitis atópica, la psoriasis y la urticaria crónica. Los pacientes con dermatitis atópica suelen presentar déficit de vitamina A, por lo que el aporte suplementario de esta tiene efectos antiinflamatorios. Se ha postulado que el ácido retinoico puede modular a los mastocitos a través de la inmunidad innata y adaptativa. La mejora de la expresión de proteínas antimicrobianas regula la microbiota y limita el crecimiento de bacterias patógenas; en conjunto, esto promueve la inmunidad del huésped contra las infecciones de la piel. Las propiedades inmunomoduladoras de la vitamina A también tienen potencial contra las infecciones fúngicas, incluida la candidiasis. 

 

Vitamina B3

La vitamina B3 o niacina se utiliza ampliamente en productos cosméticos debido a sus propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas, de barrera y fotoprotectoras. Esta puede administrarse de forma tópica y sistémica. En la piel cumple un papel fundamental en el metabolismo energético y en la reparación del ADN. Las propiedades antiinflamatorias de esta vitamina se vinculan con la inhibición de la enzima poli-(ADP-ribosa) polimerasa-1 (PARP-1) que regula la transcripción genética del factor nuclear kappa B en células inflamatorias. Esto disminuye los niveles de citoquinas proinflamatorias. La vitamina B3 muestra eficacia en el tratamiento tópico del acné vulgar y la dermatitis atópica, y ayuda a tratar la psoriasis y la rosácea. Además, se ha informado que modula la respuesta inmune de la piel y tiene efectos quimioprotectores en el cáncer de piel no melanoma. La administración oral de nicotinamida previene el cáncer de piel y reduce la carga financiera de los tratamientos.

 

Vitamina C

La vitamina C se usa para tratar el acné, la psoriasis, la púrpura progresiva y la dermatitis alérgica de contacto. Esta se puede administrar de forma oral y tópica. La absorción está limitada por el estrato córneo y depende del pH, la concentración y los aditivos. La vitamina C juega un papel crucial en la salud de la piel y estabiliza el colágeno, regula los niveles de ceramidas y promueve la cicatrización de heridas. La deficiencia de vitamina C se conoce como escorbuto, una afección que se caracteriza por inmunodepresión y sangrado de encías. Los niveles plasmáticos de vitamina C suelen ser bajos en pacientes con dermatitis atópica y muestran correlación inversa con los niveles de ceramida epidérmica. Se ha comprobado que esta vitamina influye en las tres etapas de la cicatrización de heridas. Además, protege contra el daño oxidativo, ayuda a regenerar antioxidantes y tiene un papel clave en el proceso de apoptosis de los neutrófilos. 

 

Vitamina D 

A la vitamina D se le atribuyen numerosas propiedades beneficiosas para la salud. Se sintetiza en la piel en presencia de luz solar, y también se puede incorporar de forma externa. La exposición solar necesaria para que la piel sintetice vitamina D no requiere de largos períodos. Por el contrario, se recomienda evitar la exposición solar prolongada para evitar sus efectos perjudiciales. En presencia de luz solar, los queratinocitos transforman el 7-deshidrocolesterol en previtamina D3, que posteriormente se convierte en la forma activa, vitamina D3 o calcitriol. La síntesis de vitamina D dentro de la piel depende de la latitud geográfica, la pigmentación de la piel y la edad, entre otros factores. Se ha comprobado que el calcitriol regula la inmunidad en la piel y facilita la diferenciación de los queratinocitos, mejora la integridad y función de barrera, cambia los niveles de péptidos antimicrobianos, y modula la diferenciación de células inmunitaria y la liberación de mediadores inflamatorios. Asimismo, la deficiencia de vitamina D y la alteración genética del receptor de vitamina D se asocian con la aparición de psoriasis. El papel de esta vitamina en el acné no está claro, y los resultados de los estudios al respecto no son congruentes. 

 

Vitamina E

La vitamina E es un potente antioxidante y se considera fundamental para proteger contra el daño causado por los radicales libres en las membranas celulares. Su deficiencia provoca inmunodepresión. La vitamina E está presente en la piel, en particular en la epidermis, y proviene de las glándulas sebáceas. Su concentración depende de factores ambientales y la edad. La absorción, cuando se administra por vía tópica, también varía considerablemente y muestra inestabilidad; tiende a acumularse en las membranas celulares y en la matriz lipídica extracelular del estrato córneo. Las propiedades inmunomoduladoras de la vitamina E en la piel se relacionan con la protección contra el estrés oxidativo y la reducción de la producción de prostaglandinas. Esto regula la respuesta inmune de la piel y tiene potencial terapéutico en la dermatitis atópica y el acné vulgar. Apoyan esta idea el hecho de que los niveles séricos de vitamina E se correlacionan de forma negativa con la gravedad de la dermatitis atópica y del acné vulgar, y los efectos positivos que muestra la suplementación en esos casos. Además, un estudio reciente destacó el papel de la vitamina E para prevenir la resistencia y adhesión microbiana. 

 

Eje intestino-piel y vitaminas

El intestino y la piel tienen numerosas características anatómicas y fisiológicas en común. Al igual que el eje intestino-cerebro, en el que está involucrada la microbiota intestinal, se cree que existe un eje intestino-piel. El sistema inmunitario hace de nexo entre estos dos órganos. La alteración en la homeostasis y la disbiosis en el intestino repercute en la piel y viceversa. Esto parece cierto para el vitíligo, la psoriasis, el acné, la dermatitis atópica, la rosácea y dermatitis seborreica, entre otros. Estas enfermedades de la piel se asocian con disbiosis intestinal, y la administración de probióticos tiende a aliviar los síntomas. Además, la microbiota intestinal tiene un papel clave en la absorción de nutrientes como las vitaminas. En consecuencia, la disbiosis intestinal puede ser responsable de enfermedades cutáneas vinculadas con deficiencia de vitaminas. El eje intestino-piel es un tema que requiere investigación adicional.

 

Conclusiones

Las vitaminas A, B3, C, D y E tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas que pueden mejorar la función de barrera y la capacidad inmunitaria de la piel. Esto podría aprovecharse para prevenir y tratar afecciones cutáneas como la dermatitis atópica, la psoriasis y el acné. Los resultados de los estudios al respecto son alentadores y justifican continuar esa línea de investigación. La comprensión de los efectos de estas vitaminas en la inmunidad de la piel permitirá el desarrollo de nuevos enfoques terapéuticos. La relación que tienen la piel, las vitaminas y el microbioma de la piel es compleja y no se comprende por completo. Esta revisión tiene limitaciones, como la escasez de pruebas directas sobre el papel de las vitaminas en el eje intestino-piel, el foco solo en las vitaminas A, B3, C, D y E, y la falta de análisis de factores importantes como los esquemas de dosificación de vitaminas y su biodisponibilidad, entre otros. No obstante, destaca el enorme potencial terapéutico que tienen en el campo de la dermatología.

 



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