Resúmenes amplios

BENEFICIO POTENCIAL DEL SUPLEMENTO CON ACIDOS GRASOS ESENCIALES EN LOS TRASTORNOS DEL DESARROLLO NEUROLÓGICO


Oxford, Reino Unido:
Los ácidos grasos omega-3, en particular el eicosapentaenoico, podrían ser beneficiosos en el tratamiento de los trastornos del desarrollo nervioso como la dislexia, la dispraxia y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Prostaglandins Leukotrienes and Essential Fatty Acids 70(4):383-390

Autores:
Richardson AJ

Institución/es participante/s en la investigación:
University Laboratory of Physiology

Título original:
Clinical Trials of Fatty Acid Treatment in ADHD, Dyslexia, Dyspraxia and the Autistic Spectrum

Título en castellano:
Estudios Clínicos de Tratamiento con Acidos Grasos en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, la Dislexia, la Dispraxia y el Autismo

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.46 páginas impresas en papel A4

Introducción Los ácidos grasos (AG) omega 3 (n-3) y 6 (n-6) son esenciales para el desarrollo y la función cerebral normal. El ácido araquidónico (AA) y el ácido di-homo-gamma-linolénico (DGLA) de la serie n-6 y el ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) de la serie n-3 son AG poliinsaturados de particular importancia para el cerebro. El ácido linoleico n-6 y el ácido alfa linolénico n-3 son AG esenciales (el ser humano no puede sintetizarlos de novo y deben ser aportados por la dieta); a partir de ellos, por desaturaciones y elongaciones, pueden obtenerse el AA, DGLA, EPA y DHA. Diversas pruebas sugirieron que algunos trastornos del desarrollo en los niños, como el trastorno por déficit de atención con hiperactivdad (TDAH), la dislexia, la dispraxia y los trastornos del espectro autista (TEA) pueden asociarse con deficiencias o desequilibrios de estos AG. Los signos físicos de déficit de AG en individuos con TDAH, dislexia o TEA son frecuentes. Los datos bioquímicos mostraron depleción, en particular de AG n-3, en membranas eritrocitarias o plasma de niños con TDAH o TEA. Además, se presentarían trastornos del recambio de lípidos de las membranas cerebrales y aumento de la fosfolipasa A2 en membranas de eritrocitos en adultos con dislexia. Desde la observación de una posible asociación entre TDAH y déficit de AG, varias pruebas han sugerido que algunos individuos podrían beneficiarse con el suplemento con estos ácidos; lo mismo podría suceder respecto de la dislexia y la dispraxia y en el TEA. Los estudios aleatorizados y controlados (EAC) tienen ciertas limitaciones en los trastornos como el TDAH, la dislexia o la dispraxia o TEA, dado que las causas son multifactoriales y complejas y aun el empleo riguroso de criterios diagnósticos formales identifican a una población heterogénea. Los pocos EAC bien diseñados, publicados hasta el momento, incluyeron individuos con diagnóstico primario de TDAH o dislexia. Sin embargo, son pequeños y tuvieron diseño, metodología y criterios de valoración heterogéneos, lo que dificulta las comparaciones. Por lo tanto, el autor realizó una revisión de estos EAC y evaluó los hallazgos principales de acuerdo con los conocimientos actuales. TDAH Los 2 primeros EAC de tratamiento con AG para TDAH incluyeron sólo AG n-6 en forma de aceite de prímula, una fuente rica en GLA. Estos estudios mostraron beneficios escasos o nulos, aunque el diseño no fue óptimo en ninguno de los casos. Se observaron ciertas tendencias positivas, lo que sugiere que algunos individuos podrían beneficiarse con esta fuente de GLA. Sin embargo, posteriormente se observó que los AG n-3 podrían ser más relevantes que los AG n-6 en el tratamiento de las dificultades del aprendizaje y de la conducta. Los AG n-3 son más escasos en las dietas actuales, lo que influyó en la elección de los tratamientos en los estudios posteriores. El siguiente EAC se realizó en la Universidad de Purdue y comprendió el tratamiento durante 4 meses con AG n-3 (suplemento activo de aceite de pescado y de prímula: 80 mg de EPA y 480 mg de DHA diarios) y algunos AG n-6 (96 mg de GLA y 40 mg de AA) o aceite de oliva como grupo control. Los 50 niños incluidos presentaban signos de déficit de AG, como sed excesiva y piel seca, y TDAH. Los resultados indicaron que el tratamiento activo produjo modificaciones de los AG en sangre que se asociaron con disminución de los síntomas de TDAH. En este grupo, las concentraciones pretratamiento de AA y DHA en las membranas de eritrocitos fueron paradójicamente mayores que en el grupo de referencia, al contrario de los hallazgos en estudios experimentales. En plasma, estos AG se encontraron significativamente disminuidos en niños con TDAH respecto de los controles. El tratamiento activo duplicó las concentraciones plasmáticas y eritrocitarias de EPA y DHA y el nivel plasmático de AA aumentó 25%, pero los niveles en las membranas, así como la concentración de otros AG n-6, disminuyeron 25%. La concentración plasmática de alfa linolénico aumentó con el aceite de oliva, no así el EPA y el DHA. Por su parte, el nivel plasmático de AA se incrementó en forma similar al tratamiento activo, con una reducción leve del nivel eritrocitario. Por lo tanto, en ambos grupos, la dirección de las modificaciones de AA fue similar. Debe destacarse que el nivel de ácido oleico disminuyó en ambos grupos a pesar de que el aceite de oliva aportó 5 g diarios de este AG. El tratamiento activo condujo a reducciones considerables de la relación n-6/n-3 en eritrocitos y plasma, lo que no sucedió con el aceite de oliva. La sed y la piel seca mejoraron en ambos grupos. Respecto de las mediciones conductuales, se observaron beneficios significativos del tratamiento activo frente a placebo en sólo 2 de 16 criterios de valoración (problemas de conducta de acuerdo con el puntaje de los padres y la atención en cuanto al puntaje de las maestras). La conducta opositora desafiante pasó de niveles clínicos a subclínicos en significativamente más niños que recibieron tratamiento activo. En la muestra total, las modificaciones de la concentración eritrocitaria de AA, EPA, DHA y alfa tocoferol mostraron correlaciones significativas con varias mediciones de modificación de la conducta. Otro EAC realizado en 63 niños (6 a 12 años) con diagnóstico de TDAH y criterios del DSM-IV no mostró beneficio alguno con el suplemento con 345 mg/día de DHA durante 4 meses frente a placebo. Así, señala el autor, parece que EPA, más que DHA, es el AG n-3 más importante para el tratamiento de los trastornos de atención, cognición y estado de ánimo. Además, el EPA demostró beneficios en el tratamiento de la depresión y el trastorno bipolar, por lo que podría ser particularmente beneficioso en niños con TDAH con alteraciones del estado de ánimo. La falta de eficacia de DHA ha sido reforzada por un EAC reciente realizado en 40 niños con TDAH (6 a 12 años). Dislexia El primer EAC de tratamiento con AG en esta enfermedad incluyó 41 niños disléxicos que presentaban puntajes superiores al promedio en 3 escalas globales de TDAH, falta de atención, hiperactividad y tipo combinado. Los datos sugirieron que algunos de estos niños cumplían los criterios de TDAH del DSM-IV. Los niños fueron asignados al azar a 2 grupos: el primero recibió 186 mg de EPA, 480 mg de DHA, 96 mg de GLA, 60 UI de vitamina E, 864 mg de ácido linoleico, 42 mg de AA y 8 mg de aceite de tomillo, y el segundo fue tratado con aceite de oliva. A las 12 semanas se cruzaron los tratamientos. Luego de ese período, los puntajes de ansiedad, dificultades de atención y problemas conductuales fueron significativamente inferiores con el tratamiento activo. A las 24 semanas, el grupo cruzado mostró mejoría significativa en 9 de 14 escalas, al contrario de la falta inicial de mejoría con placebo, mientras que los niños que continuaron con el tratamiento con AG mostraron mejoría o mantenimiento de la mejoría previa. Dispraxia Los resultados preliminares de un EAC, todavía no publicado al momento de escribir el presente trabajo, mostraron diferencias significativas a favor del tratamiento activo (80% de aceite de pescado y 20% de aceite de prímula) frente a placebo (aceite de oliva) respecto de la lectura, el deletreado, la memoria operativa y la reducción significativa de los síntomas de TDAH. Discusión Si bien los EAC son escasos en número, las pruebas disponibles indican que el tratamiento con AG puede beneficiar a algunos individuos con TDAH, dislexia y dispraxia, al menos a corto plazo. El autor señala que se requieren más estudios para establecer este hecho con certeza, para evaluar la duración de los efectos del tratamiento, determinar la composición y sus dosis óptimas y establecer formas confiables para identificar a los individuos que podrían beneficiarse con el tratamiento. En resumen, las pruebas actuales de una serie de estudios pequeños sugieren que los AG n-3, en particular el EPA, podrían ser beneficiosos en el tratamiento de los trastornos del desarrollo neurológico como la dislexia, la dispraxia y el TDAH. Lo mismo podría suceder en pacientes con TEA, aunque aún no se han publicado estudios al respecto. No existen pruebas claras de que los AG n-6 solos confieran mayor utilidad en estos trastornos. No obstante, se han observado resultados positivos en estudios en TDAH y dislexia con combinaciones de AG n-6 y n-3, por lo que no puede descartarse una posible contribución de los primeros. El autor agrega que se requieren estudios de mayor magnitud que deberían incluir diferentes dosis del tratamiento en investigación y un placebo más inerte que el aceite de oliva.



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