ReSIIC editado en: Alergia Pediatría Atención Primaria Dermatología Educación Médica Epidemiología Inmunología Medicina Familiar Neumonología Nutrición |
Introducción
Las enfermedades alérgicas, como el asma, la rinitis alérgica y la alergia alimentaria, obedecen a mecanismos inmunológicos inapropiados de tipo 2 en respuesta a antígenos ambientales innocuos. La incidencia de enfermedades alérgicas ha aumentado considerablemente en el mundo en el transcurso de las últimas 3 décadas; en la actualidad, las enfermedades alérgicas representan una carga importante para los sistemas de salud pública, en los países más desarrollados. En la fisiopatogenia de las enfermedades alérgicas participan factores genéticos y de urbanización, el sobrepeso y la obesidad, la exposición a alérgenos e irritantes ambientales y los acontecimientos de la vida temprana, como el bajo peso al nacer, la prematuridad, las infecciones y la falta de exposición a productos microbianos. El sistema inmunitario se desarrolla de manera secuencial a lo largo de una serie coordinada de eventos que comienzan en la vida fetal y que persisten durante todo el período posnatal temprano. Las características de la dieta también afectan la susceptibilidad para las enfermedades alérgicas, ya que diversos componentes de la dieta modulan las respuestas inmunológicas. Los huevos, la leche, los pescados y las frutas secas son alérgenos comunes, y su consumo durante la lactancia podría desencadenar fuertes respuestas inmunológicas. Asimismo, ciertos componentes de la dieta, como ácidos grasos poliinsaturados omega 3, ácido acético, vitamina A, vitamina D y fibra pueden regular la homeostasis del sistema inmunitario por medio de su interacción con diversos receptores, entre ellos aquellos acoplados a proteína G y los receptores nucleares. Estudios recientes sugirieron que la introducción temprana de alimentos alergénicos podría favorecer la aparición de tolerancia a estos antígenos innocuos y, por lo tanto, contribuir en la prevención de alergias, años después en la vida. En algunos estudios de cohorte, la ingesta de pescado durante la niñez se asoció de manera negativa con la incidencia de enfermedad alérgica. Sin embargo, la información global ha sido contradictoria. Cabe destacar que las comparaciones de estos estudios suelen ser difíciles, debido a las diferencias en el momento de la introducción de los alimentos, la edad en el momento de evaluación de las alergias, y los tipos y dosis de alimentos consumidos. En este contexto, el objetivo de esta revisión sistemática con metanálisis fue conocer el papel de factores de la dieta en los primeros meses de vida sobre la aparición de enfermedad alérgica en la primera infancia, en función de los datos de estudios epidemiológicos y de intervención. Solo se consideraron los alimentos que suelen introducirse durante el período de transición, desde la lactancia materna exclusiva hasta la incorporación de la dieta familiar, es decir entre los 6 y 23 meses de vida.
Métodos
Para la revisión se siguieron las pautas PRISMA. Los artículos publicados hasta el 31 de mayo de 2023 se identificaron mediante búsquedas en la Cochrane Library, EMBASE, la Web of Science (Web of Science Core Collection, Chinese Science Citation Database, FSTA-the food science resource, KCI-Korean Journal Database, Medline y SciELO Citation Index), y PubMed. En los estudios se debían analizar los efectos de la dieta (patrones, diversidad, introducción de alimentos sólidos y de alimentos alergénicos, y consumo de probióticos, vitamina D y pescados) sobre la aparición de enfermedades alérgicas (alergia alimentaria, asma y dermatitis atópica). El sesgo de publicación se analizó con diagramas de embudo y pruebas de Egger, para los metanálisis con 10 o más estudios. El riesgo de sesgo se determinó con el Cochrane Collaboration Risk of Bias y el Risk of Bias in Nonrandomized Studies of Interventions. La heterogeneidad entre los estudios se analizó con el estadístico I2. Se estimaron los odds ratio (OR) globales con el método de Mantel-Haenszel, las diferencias promedio y los riesgos relativos (RR) con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). En la mayoría de los estudios de cohorte, de casos y controles y transversales se utilizó el método de la varianza inversa. La certeza de la evidencia se estableció con el sistema GRADE.
Resultados
En la búsqueda inicial se identificaron 26 065 artículos, 72 de los cuales reunieron los criterios para la presente revisión. La evidencia disponible sugiere que el momento de la introducción de los alimentos complementarios, así como los tipos y las cantidades de alimentos en general y de alimentos alergénicos podrían determinar el riesgo de enfermedad alérgica. Por ejemplo, en comparación con la introducción luego de los 6 meses, la introducción precoz (antes los 6 meses) de huevos podría reducir el riesgo de alergias alimentarias en preescolares (niños de menos de 6 años, con OR de 0.65, IC 95%: 0.53 a 0.81); sin embargo, no tendría efectos sustanciales sobre el riesgo de asma o dermatitis atópica. Por su parte, el consumo de pescado entre los 6 y 12 meses podría reducir el riesgo de asma en niños de entre 5 y 17 años (OR de 0.61, IC 95%: 0.52 a 0.72).
La ingesta de probióticos en niños con riesgo alto de presentar enfermedades alérgicas parece reducir el riesgo de alergias alimentarias entre los 0 y 3 años de vida (OR de 0.72; IC 95%: 0.56 a 0.94), de asma entre los 6 y 12 años (OR de 0.61; IC 95%: 0.41 a 0.90) y de dermatitis atópica (entre 3 y 6 años, OR de 0.70, IC 95%: 0.52 a 0.94; entre 0 y 3 años, OR de 0.73, IC 95%: 0.59 a 0.91). La introducción temprana de alimentos ricos en vitamina D no parece afectar el riesgo de aparición de alergias alimentarias, asma o dermatitis atópica en la primera infancia.
Conclusión
La información en conjunto sugiere que la introducción precoz de alimentos complementarios o de suplementos con dosis altas de vitamina D no se asocia con el riesgo de aparición de enfermedad alérgica en la primera infancia. En cambio, la introducción temprana de alimentos potencialmente alergénicos en niños normales o de probióticos en niños con riesgo alto de alergias podría conferir protección contra la aparición de enfermedades alérgicas. Por lo tanto, los hallazgos respaldan la hipótesis de que las características de la dieta en las primeras etapas de la vida es un factor clave para la prevención de alergias. La introducción temprana de probióticos o de alimentos potencialmente alergénicos podría contribuir a la prevención de la aparición de alergias en la primera infancia.