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«Si fuere herida de yerba [ungüento con el que se envenenaban las puntas de las flechas, n. de R.], lo mejor y más seguro es cortar toda la carne que comprendió la herida; y advierta que esta cura ha de ser con la mayor presteza que posible fuere; y para esto, suelen los caudillos que son diestros, mandar al cirujano traer de ordinario en la faltriquera un anzuelo y una navaja, para con el anzuelo alzar la carne y con la navaja cortarla, como es justo se haga, advirtiendo en no cortar los nervios los cuales después de descarnados, si la herida entre ellos cayere, se raerán con la uña y limpiarán luego para que no queden inficionados de la yerba, que esto saben bien hacerlo los indios amigos. Y para esta cura llevará hecha una masa de harina de maíz tostado y de pólvora, sal y ceniza y carbón: y desta masa, conforme al hueco de la herida, hará una pelota y la meterá dentro y vendará, que por mucha sangre que salga de [las] venas que le hubieren cortado, cabecearán y estancará luego la sangre: y si debajo de esta pelota y masa metiere otra pequeña de sebo y solimán [sublimado corrosivo] crudo, echando las cuatro partes de sebo, de todo punto se acertará la cura, porque la una restringe la sangre y la otra mata el veneno; por la misma vía que camina la yerba, el solimán mezclado con el sebo sigue con tanta y mayor violencia, y la alcanza y mata, y reparado con esta cura advertirá a darle la triaca [el antídoto] y si faltare, es bueno el zumo del bencenuco: también es escogida triaca una almeja de río molida y desleída en agua o chicha: también es bueno el zumo de cogollos de guamas. El ambire [jugo de tabaco cocido] de Santa Marta es escogida cosa, con que sea poca cosa lo que se bebiere, porque es grande su fortaleza. Todas estas cosas son admirables contra las yerbas y también lo es el zumo de la raíz del cordoncillo [planta]; y cuando todo faltare, remítanse a la triaca ordinaria que es aprobada. Advertirán asimismo que el herido no beba gota de agua, porque degüella [se desangra], y de tal manera que estando bebiendo suelen espirar, y para reparar la sed le darán unas mazamorras de harina de maíz muy ralas, que se dicen poleadas, que éstas sirven de bebida y comida, y que no coma otra cosa en más tiempo de veinte días.También se darán algunos buenos olores para la retentativa del cremento del culebro. La piedra bezar [bezoar, cálculo del estómago de los rumiantes] es buena y si la hubiere usará de ella. Y adviértase que si no hay esta cuenta con el herido, morirá rabiando.» |
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