Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)
 
Informe
Autor del informe original
TSS Pereira
Institución: Universidad de las Américas Puebla,
Puebla México

Seguridad Alimentaria y Nutricional durante la Pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 tuvo repercusiones en la seguridad alimentaria de los hogares mexicanos. Las restricciones sanitarias modificaron la cadena de suministro de alimentos, y el acceso económico a los alimentos se redujo como consecuencia de la pérdida de empleo y la reducción de ingresos. La inseguridad alimentaria fue particularmente pronunciada en las zonas rurales.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/173341

Comentario
Autor del informe
Agustina M. Marconi 
University of Wisconsin- Madison, Madison, EE.UU.


La inseguridad alimentaria se define como la situación en la que las personas no tienen acceso suficiente a alimentos seguros, nutritivos y culturalmente adecuados para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y saludable.1 Este problema puede manifestarse de diversas formas, desde la falta de acceso físico y económico a alimentos hasta la carencia de nutrientes esenciales en la dieta diaria.2
Antes de la pandemia por COVID-19, la inseguridad alimentaria, a nivel global, era un problema persistente que afectaba a millones de personas en todo el mundo. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2019 aproximadamente 690 millones de personas sufrían de hambre crónica, lo que representaba alrededor del
8,9% de la población mundial.3
Durante la pandemia por COVID-19, la inseguridad alimentaria a nivel global experimentó un aumento significativo.4 La combinación de medidas de contención como los confinamientos y las restricciones de movimiento, junto con los impactos económicos y sociales de la crisis, exacerbaron los desafíos existentes en materia de seguridad alimentaria, especialmente en hogares de menores recursos económicos.5
Antes del COVID-19, México ya enfrentaba desafíos en términos de seguridad alimentaria, con altos índices de pobreza y desigualdad. Según datos del 2018, el 20.4% de la población mexicana experimentaba inseguridad alimentaria, siendo las zonas rurales las más afectadas.6
Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 COVID-19, muestran que entre los años 2018 y 2020 hubo un aumento de la inseguridad alimentaria leve de 5.8 puntos porcentuales (de 32.8% en 2018 a 38.6% en 2020), el cual estuvo vinculado con un deterioro en la calidad y diversidad de nutrientes, como consecuencia de la falta de recursos para la compra de alimentos.7 La pérdida de empleos y la disminución de ingresos durante la pandemia exacerbaron esta situación, aumentando la inseguridad alimentaria en el país.8
El resumen objetivo Seguridad Alimentaria y Nutricional Durante la Pandemia de COVID-19 presenta evidencia en esta misma línea, destacando un incremento de la inseguridad alimentaria y cambios en el estilo de vida que favorecen dicha inseguridad.
Uno de los principales factores que contribuyeron a esta inseguridad alimentaria fue la crisis económica provocada por la pandemia, en un país como México, que ya presentaba dificultades económicas previo a esta crisis global.9,10 Siendo hogares con un bajo nivel socioeconómico y educativo son los más vulnerables, debido a la falta de acceso a servicios básicos y a la mayor dependencia de la agricultura de subsistencia.11
En resumen, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la seguridad alimentaria en México, exacerbando las condiciones de inseguridad alimentaria en el país, por lo que es necesario implementar políticas y programas que garanticen el acceso a alimentos suficientes y nutritivos para toda la población; promover la producción y consumo de alimentos locales y sostenibles, así como fortalecer los sistemas de salud y nutrición.
Copyright © SIIC, 2024 Referencias bibliográficas Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Hambre e inseguridad alimentaria: https://www.fao.org/hunger/es/ Fernández A, et al. Impacto social y económico de la malnutrición. Modelo de análisis y estudio piloto en Chile, Ecuador y México. CEPAL: https://www.cepal.org/sites/default/files/publication/files/41247/LCTS2017-32_es.pdf FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. 2019. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la economía. Roma, FAO.
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Palabras Clave
inseguridad alimentaria, nutrición, alimentación, COVID-19
Especialidades
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Informe
Autor del informe original
PJ Na
Institución: VA Connecticut Healthcare System,
West Haven EE.UU.

Desipramina y Paroxetina en Pacientes con Trastorno de Abuso de Alcohol y Comorbilidades
En pacientes con trastorno de abuso de alcohol, la paroxetina demostró mejores resultados con respecto al consumo de alcohol en pacientes con trastorno depresivo mayor concurrente, mientras que la desipramina mostró mejores resultados en aquellos con trastorno por estrés postraumático, aun en caso de depresión mayor concurrente.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/170012

Comentario
Autor del informe
Agustina M. Marconi 
University of Wisconsin-Madison, Madison, EE.UU.


El consumo de alcohol es un problema de salud pública a nivel global. En todo el mundo, 3 millones de muertes cada año son consecuencia del consumo excesivo de alcohol. En general, el 5.1 % de la carga mundial de enfermedades y lesiones es atribuible al alcohol, medido en años de vida ajustados en función de la discapacidad (DALYs).1 El trastorno por abuso de alcohol (TAA) es un trastorno muy frecuente en la población general, con un prevalencia de vida de alrededor del 30%.2
Las personas con TAA tienen un control insuficiente sobre su consumo de alcohol y exhiben un patrón de consumo de alcohol crónico, excesivo y, que en muchas ocasiones, va en aumento a pesar de las consecuencias perjudiciales significativas para su
salud en general, la vida de sus familiares y amigos, y para la sociedad en general.3
Por otra parte, se estima que el 25 % de la población mundial son diagnosticados con uno o más trastornos mentales o del comportamiento a lo largo de su vida.4 Entre estos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encontró una prevalencia de vida del trastorno por estrés postraumático (TEPT) para población general en países de ingresos medianos altos y medianos bajos de 2.3% y 2.1% respectivamente.5 En subgrupos particularmente expuestos a situaciones de potencial stres, como los militares, la prevalencia de vida asciende al 7.7% % al 1.,0 %.6 Respecto de la depresión, estadísticas globales muestran una prevalencia de vida del 5% en adultos.7 En Estados Unidos, por otra parte, asciende a 20.6%.8
La literatura internacional muestra que en los pacientes con depresión y/ o TEPT, el consumo problemático de alcohol co-ocurre.9 Debido a la fuerte evidencia de esta coexistencia, los profesionales de la salud buscan tratamientos farmacológicos efectivos para estas comorbilidades en conjunto. Sin embargo, la evidencia respecto al éxito del tratamiento farmacológico para estas condiciones de salud asociadas es disímil. Una revisión del tratamiento farmacológico para los pacientes con TAA y TEPT realizada en 2014, mostró resultados no concluyentes. Sin embargo, destacó opciones de tratamiento prometedoras como el uso del anticonvulsivante topiramato y el antihipertensivo prazosina.10 Otros estudios randomizados compararon el uso del inhibidor de la recaptación de serotonina, paroxetina, y el inhibidor de la recaptación de norepinefrina, desipramina. También evaluó la eficacia complementaria del uso de naltrexona, utilizada habitualmente para el tratamiento de TAA, en relación con el placebo. La paroxetina no mostró mayor eficacia sobre la desipramina para el tratamiento de los síntomas del TEPT. Sin embargo, la desipramina fue superior a la paroxetina con respecto a los resultados del consumo de alcohol. La naltrexona redujo el deseo de consumo de alcohol o craving en relación con el placebo, pero no demostró ninguna ventaja sobre los resultados del consumo de alcohol en sí. Aunque los inhibidores de la captación de serotonina son los únicos medicamentos aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento del TEPT, el estudio actual sugiere que los inhibidores de la captación de norepinefrina pueden presentar ventajas clínicas al tratar a los veteranos varones con TEPT y TAA. Sin embargo, la naltrexona no mostró evidencia de eficacia en la población estudiada.11 Estos últimos resultados van en línea con el artículo revisado, en donde Na et. al, reportaron que en sujetos con TEPT y TAA, la desipramina podría ser ventajosa en los resultados del consumo de alcohol. Con respecto a los deseos de consumo de alcohol, la naltrexona mostró superioridad sobre el placebo, y esta diferencia tuvo relación con la respuesta del grupo de TEPT.12
Respecto de los trastornos concurrentes de depresión y TAA, la literatura describe que el disulfiram se asoció con la mejor eficacia para lograr la abstinencia al alcohol. También describieron a anticonvulsivantes como el topiramato, con resultados superiores en cuanto a resultados favorables en el consumo de alcohol.13,14
El artículo revisado presenta evidencia preliminar sobre combinaciones farmacológicas favorables para las diferentes combinaciones de los 3 trastornos concurrentes. Sin embargo, también deja en claro la necesidad de mayor evidencia en sobre la temática, para lograr consenso científico. La literatura sobre el tratamiento eficaz con medicamentos aprobados para tratar pacientes con estas comorbilidades es limitada y no concluyente. La revisión bibliográfica realizada para el presente comentario muestra que a pesar de la amplia disponibilidad de medicamentos basados en evidencia para el tratamiento del TAA, la depresión y el TEPT, claramente se necesitan resultados más sólidos sobre el tratamiento para estas condiciones cuando se presentan en forma concomitante. La consideración de la heterogeneidad de los trastornos y las diferencias clave en diferentes subgrupos (población general versus población altamente expuesta como refugiados, militares, etc.) pueden ayudar a desarrollar tratamientos más específicos y personalizados para mejorar los resultados para cada subgrupo.
A modo de conclusión, si bien el presente artículo presenta algunas alternativas terapéuticas prometedoras para el tratamiento farmacológico de las condiciones antes mencionadas, existe una clara necesidad de estudios sistemáticos y rigurosos de tratamientos farmacológicos, conductuales y alternativos y la combinación de todos ellos, para pacientes con diagnósticos duales de TEPT/Depresión y TAA. Copyright © SIIC, 2023 Referencia Bibliográfica
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Palabras Clave
depresion, alcoholismo, fármacos antidepresivos, trastorno por estrés postraumático, paroxetina
Especialidades
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