Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados


C.gif Cardiología C.gif
 
Informe
Autor del informe original
Manuel Sanchez de la Torre
Institución: Hospital Universitari Arnau de Vilanova-Santa María,
Lleida España

Revisión de las Asociaciones entre la Apnea del Sueño y el Riesgo de Eventos Cardiovasculares
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno frecuente. La información en conjunto sugiere que la enfermedad se asocia con la hipertensión arterial y que representa un factor predictivo de riesgo de accidente cerebrovascular y de insuficiencia cardíaca. En algunos casos también podría aumentar el riesgo de enfermedad coronaria y de arritmias.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/136066


Comentario
Autor del comentario
José Jorge Hakim Vista(1) y Carlos Alberto García Hernández(2) 
(1)Médico, Hospital Regional Dr. Luis F. Nachón, Xalapa, México
(2)Cardiólogo Intervencionista, Hospital Regional Dr. Luis F. Nachón, Xalapa, México


Sin duda, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), causado por episodios repetidos de colapso de las vías respiratorias superiores durante el sueño, es un factor de riesgo cardiovascular muy frecuente, pocas veces diagnosticado con prontitud y que predispone, por razones complejas, a padecimientos costosos que son causa frecuente de muerte e incapacidad física, los cuales están íntimamente relacionados con el estilo de vida de quien las padece, como hipertensión arterial sistémica, cardiopatía isquémica y enfermedad vascular cerebral.
La importancia del diagnóstico y tratamiento del SAOS es evidente en el estudio Apnea Obstructiva del Sueño y Enfermedad Cardiovascular, así como en publicaciones previas que lo designan como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.1
El SAOS se asocia, por los
períodos de hipoxia y reoxigenación intermitente durante el sueño, con desequilibrio entre factores antioxidantes y oxidantes que se traducen en estrés oxidativo y disfunción endotelial, el cual es considerado como un marcador temprano de daño vascular y punto de partida para enfermedades cardiovasculares y trastorno metabólico sistémico asociado con estimulación simpática e hipercoagulabilidad. Éste es el mecanismo fisiopatológico fundamental para considerar el SAOS como un importante factor predisponente de disfunción ventricular, arritmias e insuficiencia cardiaca (IC), debido a que se reconoce su asociación con la hipoxia, que es el detonante principal de disfunción endotelial y facilitador de aterogénesis, hechos asociados con la aparición de comorbilidades que se presentan como las principales causas de muerte a nivel mundial.
Es de llamar la atención como Sánchez de la Torre y colaboradores, una vez que desarrollan el estudio sobre SAOS y enfermedad cardiovascular, describen de manera muy interesante los trastornos fisiopatológicos profundos en el endotelio y el metabolismo oxidativo asociados con el SAOS y concluyen que: “No hay evidencia clara hasta ahora para apoyar el tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) para la prevención primaria o secundaria de la enfermedad cardiovascular”. “No existen datos relevantes sobre el efecto de otras opciones de tratamiento del SAOS sobre la incidencia o el desarrollo de eventos cardiovasculares”.
Al respecto, debemos aceptar que la prevalencia del SAOS está siendo subestimada, debido a que la mayoría de los pacientes que acuden a las clínicas del sueño representan la forma más evidente de la enfermedad, por lo que es necesario realizar estudios poblacionales en los que se pueda reflejar el impacto del SAOS, preferentemente en la población general; por extensión, es muy posible que el impacto del tratamiento con CPAP esté minimizado en los estudios que no apoyan su uso en la prevención primaria y secundaria de enfermedad cardiovascular y más aun si aceptamos su comprobado efecto protector al reducir los niveles séricos de lípidos.
Por otra parte, en varios estudios el uso de CPAP ha mostrado tener beneficio en pacientes con SAOS e IC.2 Los resultados de un metanálisis indican que el tratamiento produce un aumento de 3.5% en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) de los pacientes con SAOS e IC después de recibir terapia con CPAP.3 Sun y colaboradores realizaron un metanálisis que mostró que el tratamiento con CPAP induce una reducción estadísticamente significativa en la presión arterial pulmonar de pacientes con SAOS y se muestra que el tratamiento con CPAP se asocia con una disminución en la PAP de pacientes con SAOS.4
Es interesante observar cómo se desestima, en la mayoría de los estudios, el estilo de vida en el tratamiento de SAOS, por lo que debe insistirse en realizar, ante la falta de resultados ostensibles en la reducción de la morbimortalidad asociada con el síndrome, un gran esfuerzo encaminado a favorecer la prevención y considerar el tratamiento de la obesidad y el estilo de vida que acompañan frecuentemente este síndrome, como el punto clave y el camino más lógico para la prevención y tratamiento del SAOS y sus complicaciones.

Copyright © SIIC, 2018

Bibliografía
1. Morales Blanhir JE, Valencia Flores M, Lozano Cruz OA. El síndrome de apnea obstructiva del sueño como factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y su asociación con hipertensión pulmonar. Neumol Cir Torax 76(1):51-60, 2017. 2. Shahar E, Whitney CW, Redline S, et al. Sleep-disordered breathing and cardiovascular disease: cross-sectional results of the Sleep Heart Health Study. Am J Respir Crit Care Med 163(1):19-25, 2001. 3. Sun H, Shi J, Li M, Chen X. Impact of continuous positive airway pressure treatment on left ventricular ejection fraction in patients with obstructive sleep apnea: a meta-analysis of randomized controlled trials. PLoSOne 8(5):e62298, 2013. doi: 10.1371/journal. pone.0062298. 4. Sun X, Luo J, Xiao Y. Continuous positive airway pressure is associated with a decrease in pulmonary artery pressure in patients with obstructive sleep apnoea: a meta-analysis. Respirology 19(5):670-674, 2014. doi: 10.1111/resp.12314.

Palabras Clave
apnea obstructiva del sueño, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria, arritmias, CPAP
Especialidades
C.gif   OI.gif         AO.gif   AP.gif   Bq.gif   DB.gif   DL.gif   EM.gif   Ep.gif   Ge.gif   MF.gif   MI.gif   N.gif   Ne.gif   
Informe
Autor del informe original
EM Lonn
Institución: Hamilton Health Sciences,
Hamilton Canadá

El Valor de Reducir la Presión Arterial para Prevención Primaria
En un estudio aleatorizado, multicéntrico y a doble ciego, no se demostró que sea beneficioso reducir la presión arterial para prevención primaria en personas con riesgo cardiovascular intermedio.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/150919


Comentario
Autor del comentario
Esteban Enrique Hamilton Berti 
Médico especialista en Hipertensión, Hospital Universitario de Caracas, Caracas, Venezuela


En el artículo se realiza una valoración de los ARA II AT1 con diuréticos tiazídicos, pero con valores de presión arterial sistólica menores de 140 mm Hg en pacientes con riesgo intermedio. Es de hacer notar que la media de edad de los sujetos estudiados fue de 65.7 años. Con dicha media de edad hay un aumento de la resistencia vascular periférica, que nos va a dar como resultado hipertensión arterial sistólica aislada en dichos pacientes.
Uno de los efectos colaterales de los diuréticos tiazídicos en los mayores de 60 años es la hipotensión postural, la cual fue uno de los criterios de exclusión Se preseleccionaron 14 682 individuos, de los cuales se incluyeron 12 705 (86.5%).
En cuanto a los resultados obtenidos es
mi parecer que debía ser no concluyente, debido a los valores de presión arterial que se tomaron como base del estudio.
En nuestra experiencia en la Unidad de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario de Caracas hemos tratado a los pacientes con presión arterial sistólica menor de 140 mm Hg y diastólica de 90 mm Hg sin medicamentos antihipertensivos, ya que es nuestra opinión que no los necesitan para disminuir el riesgo cardiovascular, como en los resultados obtenidos en el artículo de referencia.
Nosotros controlamos a nuestros pacientes con tratamiento médico no farmacológico. Esto es reducir los factores de riesgo cardiovascular modificables como el peso, abandonar o disminuir el consumo de cigarrillos, realizar ejercicio, reducir el estrés, tener una dieta baja en grasas y en sodio y alta en potasio. Todo esto ha dado muy buenos resultados, disminuyendo la presión arterial sistólica a valores de 120 mm Hg y la presión arterial diastólica a 80 mm Hg. Y por ende disminuiría el riesgo cardiovascular en dichos pacientes sin tratamiento farmacológico. Somos de la opinión de utilizar tratamiento farmacológico solo con presiones arteriales elevadas, de acuerdo con los parámetros del JNC VIII, esto es por encima de 140/90 mm Hg. Y como se esperaría disminuirán los riesgos cardiovasculares. Por supuesto, este tratamiento farmacológico se realiza en conjunto con las recomendaciones del tratamiento nofarmacológico antes mencionado.
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Palabras Clave
hipertensión, tratamiento, riesgo intermedio
Especialidades
AP.gif   C.gif         Ep.gif   F.gif   Ge.gif   MF.gif   Mfa.gif   MI.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
EM Lonn
Institución: Hamilton Health Sciences,
Hamilton Canadá

El Valor de Reducir la Presión Arterial para Prevención Primaria
En un estudio aleatorizado, multicéntrico y a doble ciego, no se demostró que sea beneficioso reducir la presión arterial para prevención primaria en personas con riesgo cardiovascular intermedio.


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http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/150919


Comentario
Autor del comentario
Manuel Hipólito Chaple La Hoz 
Médico especialista en Cardiología Clínica, Universidad Laica Eloy Alfaro, Manabí, Ecuador


De acuerdo con los resultados del estudio HOPE-3 no hubo un beneficio significativo al disminuir la presión arterial con un ARA II y un diurético en pacientes con riesgo cardiovascular intermedio; en cambio, en el subgrupo de pacientes con hipertensión arterial leve no complicada, la terapia redujo de manera significativa el riesgo de eventos cardiovasculares.
El diseño de este ensayo está bien estructurado, aunque hubiera sido importante hacer un estudio longitudinal de diez años como mínimo, además de considerar la duración de la enfermedad para homogenizar más la muestra. Así se podrían obtener resultados significativos, ya que a mi criterio sí se puede disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular a largo plazo en estos pacientes que presentan un riesgo cardiovascular intermedio con las pautas
establecidas en el estudio HOPE-3.
Otro aspecto interesante sería seleccionar los enfermos a partir de los 50 años, y con un tiempo de evolución de la enfermedad de diez años, pues habría más posibilidad de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Las nuevas pautas del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Estadounidense del Corazón, entre otras, definen a muchos adultos estadounidenses con más hipertensión que la definición del informe del Comité Nacional Conjunto (JNC 7) de 2003.
En las nuevas pautas ACC/AHA se define la presión arterial sistólica de 130 mm Hg o más como hipertensión, mientras que la definición anterior establece el umbral en 140 mm Hg o más. Sobre la base de datos representativos a nivel nacional, sobre aproximadamente 10 000 adultos, alrededor del 46% de los estadounidenses padece hipertensión según las nuevas pautas, frente al 32% según la definición anterior, de acuerdo con un análisis publicado en el Journal of the American College of Cardiology.
La evolución de la hipertensión arterial depende en gran medida de la adopción temprana de un tratamiento. Por lo general, la hipertensión cursa de manera silente durante años o incluso décadas. La presión arterial elevada aumenta la probabilidad de presentar una enfermedad secundaria. Si no recibe tratamiento, puede ocasionar daños en el corazón, los vasos sanguíneos, el cerebro, los ojos y los riñones. La administración de un tratamiento adecuado y una modificación del estilo de vida permiten reducir la presión arterial hasta valores normales.
De acuerdo con numerosos estudios internacionales, la morbilidad y mortalidad por causa cardiovascular tiene una relación directa con el aumento de las cifras de presión sistólica sostenida por encima de 139 mm Hg o una presión diastólica sostenida mayor de 89 mm Hg, tanto para las complicaciones de la enfermedad coronaria como para el accidentes cerebrovascular, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad vascular periférica y la insuficiencia renal. La hipertensión arterial, de manera silente, produce cambios en el flujo sanguíneo, a nivel macrovascular y microvascular, causados a su vez por disfunción de la capa interna de los vasos sanguíneos y el remodelado de la pared de las arteriolas de resistencia, que son las responsables de mantener el tono vascular periférico. Muchos de estos cambios anteceden en el tiempo a la elevación de la presión arterial y producen lesiones orgánicas específicas.
Por último, hay que destacar que el uso de las estatinas es importante para prevenir eventos cardiovasculares en los pacientes con riesgo cardiovascular intermedio. En mi experiencia personal he obtenido buenos resultados.
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Palabras Clave
hipertensión, tratamiento, riesgo intermedio
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Autor del informe original
EM Lonn
Institución: Hamilton Health Sciences,
Hamilton Canadá

El Valor de Reducir la Presión Arterial para Prevención Primaria
En un estudio aleatorizado, multicéntrico y a doble ciego, no se demostró que sea beneficioso reducir la presión arterial para prevención primaria en personas con riesgo cardiovascular intermedio.


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http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/150919


Comentario
Autor del comentario
Raúl Aníbal Perret 
Médico clínico especialista en Cardiología, hipertensión arterial, Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, Chaco, Argentina


Debo destacar en primer lugar la importancia de conocer la evolución natural de cada enfermedad, tratando de descubrir las diferentes etapas y componentes del proceso patológico, para intervenir lo más temprano posible y cambiar el curso de la enfermedad, con el objetivo de evitar el deterioro de la salud.
Actuar desde la concepción misma o desde la niñez, analizando a los padres y abuelos, con la acción interactiva de ginecólogos, neonatólogos, clínicos pediatras. Analizar los factores de riesgo predisponentes (dislipidemia, hipertensión arterial, diabetes, obesidad familiar, hábitos alimentarios, etcétera) en las etapas referidas. Tratando así durante el desarrollo de este grupo implementar lo conocido y estudiado en estilos de vida, alimentarios y físicos, no solo en los pacientes sino también entre los familiares y profesionales
tratando de evitar o prolongar la aparición de la hipertensión arterial.
En aquellos individuos que presentan marcadores predisponentes a la hipertensión arterial y enfermedad vascular, poner todo el énfasis en corregir la evolución patológica con terapéutica no medicamentosa, medicamentosa o ambas, para pervenir la evolución del síndrome vascular hipertensivo. Esto debe hacerse siempre involucrando al entorno familiar y estimulando la interacción entre los profesionales.
Debemos basarnos en evidencias según tablas percentiladas, nacionales e internacionales.
Es muy importante, mediante estrategias públicas atractivas, evitar los vicios frecuentes en la adolescencia (comida chatarra, consumo de alcohol, tabaco, drogas de abuso, etc.). Se debe estimular la práctica deportiva, así como los buenos hábitos de vida desde los primeros momentos de desarrollo psicofísico, educando frente a los factores de riesgo más frecuentes en esta etapa de desarrollo.
Estimular la realización de chequeos semestrales, o como mínimo anuales, para detectar los factores de riesgo o sus marcadores tempranos. Al detectarlos, se debe actuar enfáticamente en la corrección no farmacológica, y si hace falta, farmacológica. Se deben tomar como referentes los consensos nacionales e internacionales fiables, como en los demás grupos etarios.
Se debe tratar de estimular la pasión profesional frente a este tipo de enfermedades crónicas, desde la formación universitaria, sociedades científicas, salud pública, para actuar en la prevención primaria y no cuando la enfermedad ya está instalada, pues es una acción tardía.
Cabe recordar algunos marcadores tempranos de hipertensión arterial, como rigidez arterial carotídea prematura, bajo peso al nacer, obesidad infantil, desnutrición infantil, tabaquismo, alcoholismo, raza negra, padres hipertensos, dislipidemia familiar, etcétera.

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Bibliografía
Lurbe E, Alvarez J. Rev Esp Pediatric 67(6):358-9, 2011. Lurbe E, Cifkova A. Pediatric 73(1):51 al 28, 2010. Mancia G et al. Eur Heart J 28(12):1462-536, 2007. Parati G, Stergiou S. J Hypertens 26(8):1505-26, 2008. Chep (Canadá) 2017. Guías americanas 2017 AHA/ACC.Lurbe E, Alvarez J. Rev Esp Pediatric 67(6):358-9, 2011. Lurbe E, Cifkova A. Pediatric 73(1):51 al 28, 2010. Mancia G et al. Eur Heart J 28(12):1462-536, 2007. Parati G, Stergiou S. J Hypertens 26(8):1505-26, 2008. Chep (Canadá) 2017. Guías americanas 2017 AHA/ACC.

Palabras Clave
hipertensión, tratamiento, riesgo intermedio
Especialidades
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